Ángel González Abad - Los martes, toros

¡Qué gran afición!

Los dos años de pandemia no han mermado las ilusiones, como tampoco las hacen morir el que, de momento, la Monumental de Barcelona permanezca cerrada

La Monumental, en una imagen de archivo Yolanda Cardo

Ángel González Abad

Una ovación de gala tributaron al matador de toros Ginés Marín los muchos aficionados que el pasado domingo se reunieron en una sala de la calle Aribau de Barcelona en el comienzo del ciclo de conferencias de la Unión de Taurinos y Aficionados de Cataluña. El gesto de admiración y agradecimiento de quienes luchan por la Fiesta con las únicas armas de su pasión emocionó al torero. «¡Qué gran afición!», repetía antes de comenzar una charla plena de sensibilidad con Gerard Mas, que encandiló a una concurrencia en la que se vieron muchos jóvenes de la misma generación que el invitado.

Un éxito más de la entusiasta resistencia taurina catalana que ha comenzado el año con renovados bríos, con continuas citas que no hacen más que poner sobre la mesa la realidad de una Cataluña en la que muchos catalanes mantienen viva una afición que por decisiones políticas no pueden disfrutar.

El próximo fin de semana viene apretado. El sábado, el diestro Jiménez Fortes participará en un tentadero con los alumnos de la Escuela Taurina de Cataluña y el domingo, a mediodía, un encuentro con aficionados que estará moderado por el compañero Paco March en la citada calle Aribau. Pero hay más, la tarde del sábado comenzará el ciclo de conferencias de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña, con Paco Cañamero acercando la figura de Manuel Granero en el centenario de su trágica muerte en Madrid.

Las convocatorias de tertulias, conferencias y encuentros de peñas siguen durante todo el mes de febrero, y con el anuncio de las primeras ferias de Valencia y Castellón durante marzo, comienzan los movimientos para organizar viajes y emprender de nuevo el exilio hacia otras plazas. Los dos años de pandemia no han mermado las ilusiones, como tampoco las hacen morir el que, de momento, la Monumental de Barcelona permanezca cerrada, cuando, repasando la historia, en estos días invernales los carteles anunciando los primeros festejos del año ya colgaban en las paredes. Lo dicho, ¡qué gran afición!

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