Por qué ahora soy cristiana

No soy creyente. Incluso me declaro atea sin atenuantes tipo "soy agnóstica". Pero igual que en la Alemania nazi los judíos secularizados tuvieron que enfrentarse al hecho de que a los ojos de los asesinos no exhibían más identidad que la de la religión de sus ancestros, los crímenes de Isis/Daesh me cristianizan porque matan queriéndome matar.

Y en mi opinión ha sido clamorosa la indiferencia de los países de tradición cristiana ante los asesinatos de minorías de esta religión en Oriente Medio por culpa de un absurdo sentimiento de culpa quizás no menos religioso. Pero por fin el Parlamento Europeo se ha manifestado con una resolución aprobada el pasado cuatro de febrero que considera como genocidio las violaciones, torturas y matanzas que han sufrido los miembros de estas poblaciones, incluidos, para nuestro horror, a los más niños y desvalidos.

Aunque no me sorprende, veo con consternación que parlamentarios de Podemos, Izquierda Unida, EH Bildu o Alternativa Galega de Esquerda presentaran enmiendas con circunloquios que sacan el foco sobre el estatus cristiano de muchas víctimas proponiendo descafeinados "todas las minorías" o señalando a Europa o EEUU como culpables últimos de esas atrocidades. Insistiendo, en fin, en desligarse sentimentalmente de estas víctimas olvidando que, a los ojos de quienes sostienen el arma, ser o no ser cristiano es más su decisión que el de ellas. Tenemos que comprometernos en la defensa de los cristianos en todos los países donde son perseguidos por los fundamentalistas islámicos y llevarles ante un severísimo tribunal internacional. Esto no es etnocentrismo.