Fernando Conde - Al pairo

El zafio Otegui

«Otegui es un zampabollos que no dejará tras de sí más que el efluvio asqueroso que emanan los cobardes»

Fernando Conde

Dice Arnaldo Otegui, el nuevo gurú de los catalanes que han olvidado que este individuo ha representado y defendido durante más de dos décadas a quienes asesinaron en esta región española a 54 personas e hirieron a más de 200, que la democracia consiste en respetar lo que decide la gente, y que luego vienen las leyes. Si así fuera, quizá tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco , él y todo la escoria batasuna hubieran acabado al día siguiente frente a un paredón de fusilamiento, pero afortunadamente en España eso lo prohíben las leyes . Las mismas que él ahora pone por detrás de los deseos de las personas.

Abre con ello el Hulk de Elgoibar un melón muy interesante, porque anula la obligatoriedad de obedecer cualquier código legal y así, a partir de ahora, si alguien se lo encuentra por la calle y «decide» darle un puñetazo o una patada en salva sea la parte, no debe preocuparse, porque su decisión va por delante del artículo 10.1 de la Constitución Española que garantiza el derecho a la dignidad de las personas y los derechos inviolables que le son inherentes. Por tanto, atizarle a este imbécil es, según su propio criterio, una decisión que, si usted toma, está por encima de cualquier ley. A ver si se le logra.

En el otro fiel de la balanza se sitúa un tipo como Antonio Banderas , a quien uno, además de por buen actor, tiene por una persona sumamente equilibrada, cabal, inteligente y con saber estar. No creo que Hollywood se enamorara de él por casualidad. Banderas ha dicho, nadando a contracorriente del discurso dominante entre los de su profesión, que lo de Cataluña parece una película de Berlanga. Habría que añadir que con mal guión y peores actores . Pero sí, el sainete catalán en manos del genio valenciano se hubiera convertido en una saga que a buen seguro hubiera titulado Nacionalidad 1, 2 y 3. Pero tampoco los genios son inmortales -aunque los tontos a veces lo parezcan-, y por desgracia tendremos que seguir aguantando al bululú de Puigdemont, como mínimo, hasta primeros de octubre. A ver si para entonces ya llegan las lluvias, refrescan el ambiente y, de paso, limpian esta atmósfera plomiza e inaguantable que ha instalado en España el ombliguismo catalán.

Otegui es un zampabollos que no dejará tras de sí más que el efluvio asqueroso que emanan los cobardes. Esos a los que El Zorro les marcaba una Z en el pecho, ya no sé si por zopencos, por zotes, por zaborreros, por zoquetes o, simplemente, por zangolotinos. Aunque a Otegui le iría mejor por zafio.

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