Votos inclusivos por derecho

Más de 10.000 castellano y leoneses con discapacidad intelectual y afectados por trastornos mentales que tenían limitada su participación en las urnas votarán por primera vez en los próximos comicios. ABC ha hablado con seis de estos «nuevos votantes»

Fotos: F. HERAS

H. DÍAZ

Un paso importante en materia de igualdad y plena inclusión, aunque aún queda mucho por hacer. Así ven las asociaciones vinculadas a las personas con discapacidad intelectual y afectados en salud mental la senda abierta el pasado diciembre en el Congreso de los Diputados al dar luz verde a la reforma de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General reconociendo el derecho de sufragio a estas personas.

Hasta esta modificación, quienes estaban judicialmente incapacitados -figura a la que recurrían muchas familias para su protección- que querían ejercer su derecho al voto debían someterse a un examen previa petición al juez, algo que los implicados consideraban sumamente «injusto». Con el paso dado, un total de 9.965 personas con discapacidad intelectual de Castilla y León (alrededor de 100.000 en España), a las que se suman, al menos, un total de 187 tutelados actualmente bajo el amparo de Salud Mental de Castilla y León (otros 296 ya lo tenían actualmente reconocido), podrán ejercer este derecho fundamental en los comicios generales del 28 de abril -también en las autonómicas y municipales del 26 de mayo-.

En general, se trata de nuevos votantes, aunque no en el caso de personas que padecen algún trastorno mental, colectivo en el que gran parte han recuperado este derecho tras perderlo una vez cumplido los 18 años, ya que, según la técnica de la Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental de Salamanca, Esther Petisco, «en el ámbito de la salud mental, lo habitual es que se visibilicen los problemas al inicio de la edad adulta».

Con el fin de «entrenarse» en la tarea y resolver todas sus dudas, entidades del movimiento asociativo están realizando estos días diferentes simulacros. Son muchas las dudas que les asaltan, señala Petisco, fundamentalmente en conceptos más abstractos como el voto en blanco. Además, este avance no significa que estén ya exentos de dificultades para participar en la vida política y pública, denuncia María del Mar Cano, miembro del Foro de Personas con Discapacidad Intelectual de Plena Inclusión: «Ni el proceso electoral, ni los programas políticos ni los colegios electorales son fáciles de entender». Por ello, una de sus primeras reclamaciones a los partidos políticos es que trasladen a lectura fácil sus programas. También ponen deberes a la Junta electoral reclamando unos sistemas de votación accesibles cognitivamente. Precisamente ha sido una directriz de este organismo la que ha «enturbiado» este paso adelante, ya que gracias a ella apoderados e interventores adscritos a una mesa podrán apuntar el DNI de quien considere que no está ejerciendo su derecho al sufragio «de forma consciente, libre y voluntaria».

Una medida que ya ha sido recurrida ya que desde Plena Inclusión lo ven como la pérdida de una oportunidad para equiparar realmente los derechos de estas personas.

1

Manuel J. Palancares: «Estoy como niño con zapatos nuevos»

Manuel pudo ejercer su derecho al voto hasta los 33 años cuando le incapacitaron por su problema de salud mental. Este próximo 28 de abril volverá a poder hacerlo después de 16 años, lo que supone «una satisfacción muy grande» para este salmantino al que «siempre» le ha gustado la política y participar de ella «porque es un derecho que tenemos muy importante para decidir por donde queremos que vaya encaminado nuestro presente y futuro». Este salmantino no ha tenido que realizar ningún trámite previo, simplemente, dice, tras el cambio normativo «me han dicho que ya puedo votar». Asegura que todavía no se lo cree y que está un poco expectante: «Vamos, prácticamente, como un niño con zapatos nuevos». Aunque todavía es pronto y no sabe a ciencia cierta qué reacción tendrá ese día, no prevé que se ponga nervioso, ya que no es nuevo en estas lides aunque llegó un día que le arrebataron su derecho. «Me parece un agravio muy grande que durante un tiempo no haya podido decidir quien me representara».

Por ello considera que el pasado diciembre, cuando el Congreso aprobó por unanimidad la reforma de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General se dio «un gran paso a favor de todo el mundo», de aquellos que están con plenas capacidades mentales y de quienes, con ciertas ayudas, pueden decidir su voto: «Es un paso muy importante», no se cansa de repetir desde la sede de la Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental de Salamanca, que tanto le ha brindado ayuda durante este tiempo.

Precisamente esta asociación ha impartido recientemente una serie de talleres informativos sobre qué son las votaciones y elecciones y cómo es el procedimiento de los comicios dirigidos a estos «nuevos» y «renovados» votantes y según detalla Esther Petisco, técnico de empleo de la entidad, se siguen atendido todas las dudas a nivel individual. Señala Esther que hay quienes se han sentido «en cierta medida, heridos» con el cambio normativo porque de alguna manera es reconocer que antes se les estaba menospreciando. «¿Qué pasa, antes no era persona?», apunta que le han llegado a preguntar. En cualquier caso, la técnico ve el cambio como «un reconocimiento a la igualdad y la inclusión plena». Ahora, no en el caso de Manuel pero sí en el de otros muchos asociados, son muchas las dudas que les asaltan: «En los talleres era muy curioso que preguntasen qué significaba eso de votar en blanco, cómo se contabilizaría, o cómo queda representado el no ir a votar». La única duda que hace unos días asaltaba a Manuel Palancares es si en este mes que resta hasta la primera jornada electoral tendrá que realizar algún trámite -en el momento de la entrevista todavía no había recibido la tarjeta censal- para que ese día se encuentre en las listas y pueda introducir su voto en las urnas con la normalidad que lo hacía hace tres décadas.

2

M. Antonio y Francisco Jovellanos: «Es un paso pero queda mucho por hacer»

«Entusiasmados» con la posibilidad de poder ejercer por primera vez este derecho fundamental se encuentran los hermanos Manuel Antonio y Francisco Jovellanos, que hace unos días participaban en un simulacro de una jornada electoral organizado por Plena Inclusión en la Universidad de Valladolid, donde han contado con la ayuda del profesor de Derecho Javier García Marina en unos talleres donde se les explicó el proceso en tal jornada. Con dudas aún pendientes, -por ejemplo, a qué corresponde cada color de las papeletas-, consideran que por primera vez «como ciudadanos y españoles van a ser todos iguales». No les importaría participar en una mesa electoral y mientras Manuel Antonio aún está pensando a qué formación política votar en los comicios más próximos, Francisco Jovellanos ya lo tiene bastante claro. En lo que sí coinciden estos hermanos es en señalar que a pesar de este paso adelante aún «queda mucho por hacer» en materia de inclusión.

3

Alba Glynng: «Quiero decidir quien me gobierna o participar en la decisión»

Pese a su discapacidad, Alba ya podía ejercer su derecho al voto antes del cambio normativo, por lo que considera «muy importante» esos más de 10.000 nuevos votantes de los próximos comicios. Nunca le ha tocado estar en una mesa electoral -«creo que tampoco me gustaría», confiesa- y asegura que no faltará a las citas. ¿Por qué? «Es la única manera de poder decidir quien me gobierna o al menos participar en la decisión». Alba aún no tiene muy claro por qué siglas se decidirá y como la experiencia es un grado, asegura que no se pondrá «nerviosa» cuando llegue el momento, aunque sí le gustaría que introdujeran algunas mejoras de cara a las jornadas electorales, y recuerda la campaña emprendida por Plena Inclusión para que los partidos políticos apliquen la lectura fácil en los programas y que los colegios y los sistemas de votación sean accesibles cognitivamente.

4

Laura Herrero: «Deberían adaptar a lectura fácil programas y papeletas»

La Asociación Down Valladolid también ha comenzado hace unas semanas a preparar a sus «chicos» ante la jornada electoral. «Entre otras cosas les estamos comentando que a la hora de votar no busquen al político que más conocen porque en realidad lo que van a ver son las listas de la gente que se presenta por su ciudad», cuenta Susana Huerta, una de las profesionales de la entidad. Laura Herrero es una de las jóvenes que está asistiendo a estos talleres. A sus 28 años, las del 28 de abril y 26 de mayo serán sus primeras jornadas electorales, «¿Qué por qué quiero votar? ¡Porque tenemos el mismo derecho!», señala esta vallisoletana al tiempo que da un golpe de autoridad sobre la mesa. Con alguna laguna todavía, tiene más o menos claro para qué servirán estos comicios: «Vamos a elegir al presidente del Gobierno, al alcalde y al...» «¡al dirigente autonómico!», le ayuda Susana. Esta joven es consciente de que se pondrá «nerviosa» pese a que acompañó «muchas veces» a su familia. «Algunos ayudaban a sus padres a introducir el voto y nos está costando hacerles entender que ahora también tendrán que introducir ellos su propia papeleta y que será tan válida como la de sus progenitores», señala la técnico. Interesada más «en la política local» -manda a los candidatos un único recado: mejorar la limpieza en las calles- que en la nacional, esta joven considera que este avance sólo es un paso más a favor de la inclusión de los muchos que se tienen que dar al respecto, y entre otras iniciativas demanda a los partidos políticos la traslación de los programas electorales y papeletas a lectura fácil: «La verdad es que nos ayudarían mucho, pero no sólo a personas con discapacidad sino por ejemplo, a extranjeros recién llegados».

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