Un tiro «a ciegas» mantiene en la UCI al guardia herido en Santovenia

‘Chiqui’ disparó el arma desde dentro de la casa en la que estaba atrincherado y con la puerta cerrada

Operativo desplegado por la Guardia Civil en Santovenia (Valladolid) IVÁN TOMÉ
Isabel Jimeno

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«A ciegas». Desde dentro del domicilio en el que permanecía atrincherado y con la puerta cerrada. Sin ver, hizo diana . Así disparó Pablo A. S., conocido como ‘Chiqui,’ el fusil de alto calibre con el hirió de gravedad, con un tiro en la cabeza, al teniente coronel Pedro Alfonso Casado, jefe de la Unidad Especial de Intervención (UEI) de la Guardia Civil, quien desde la mañana del viernes permanece ingresado en el Hospital Clínico de Valladolid en estado crítico. Horas antes, sobre las 1.45, había descerrajado un tiro mortal en el estómago a Dionisio y comenzaban más de doce horas atrincherado en un bloque del mismo edificio en la calle Alfredo Martín de Santovenia de Pisuerga (Valladolid) asegurando tener rehenes con él.

El veterano agente, quien había llegado desde Valdemoro (Madrid) en torno a las 7.00 para ponerse al frente del caso, ha superado las primeras 48 horas tras ser intervenido quirúrgicamente. Sigue grave después de que el proyectil de gran calibre impactase en su cabeza y perforase el casco técnico del uniforme de esta unidad de elite de la Benemérita. Aunque el equipo médico valora como «una buena señal» que haya pasado ese tiempo y Perico, como así lo conocen en el Cuerpo, siga «estable», según informaron ayer desde la Delegación del Gobierno en Castilla y León. Nada más ser alcanzado por la bala, fue trasladado de urgencia en una de las ambulancias que se encontraban en el lugar y operado durante dos horas. Salió de la intervención y desde entonces permanece en la UCI.

Otra detonación

La bala que tiene al teniente coronel entre la vida y la muerte era al menos la tercera que salía en esa tensa madrugada del arma -para el que no tenía licencia- empuñada por Chiqui, aunque también intentó disparar al hijo de la víctima mortal, pero se le encasquilló. La primera segó la vida de quien fuera su amigo «de toda la vida», hasta que las relaciones personales y familiares se comenzaron a tensar hasta un extremo que concluyó en la madrugada del jueves al viernes dejando un reguero de sangre y la amenaza de que «esto no ha terminado aquí». «¡Sus hijas van a morir!», proferían los familiares y amigos de Dionisio al ver cómo poco después de las 14.00 horas ya del viernes varios vehículos de la Guardia Civil comenzaban a irse y significaba que el presunto asesino iba en su interior: «¿¡Y que se lo lleven vivo!?».

Finalmente, Chiqui se entregó a la Guardia Civil, «sin oponer resistencia» . Lo hacía tras más de doce horas atrincherado. En torno a las 13.00 horas liberó a un rehén, aunque hizo creer que tenía otro. La negociación fue larga y complicada, tanto a través del teléfono móvil como de la puerta. Y en mitad de la cual se escuchó otra detonación en el interior del inmueble sobre las 6.30 horas. El equipo que dirige el teniente coronel Pedro Alfonso Casado ya estaba de camino para ponerse al frente del operativo. El supuesto autor de los disparos no tenía intención de deponer su actitud, utilizando como escudo a modo de rehén a otra persona, que cuando salió se confirmó que era el novio de una de sus hijas. Estaba «muy alterado», ha señalado la Guardia Civil que trasladaba durante ese tiempo. Lo atribuía «a la falta de estupefacientes que consumía de forma habitual». Pedía «heroína», comentaban en la tensa mañana del viernes en el entorno del amplio perímetro de seguridad.

El sábado por la mañana, cuando ya estaba en el juzgado para ser interrogado una vez que la Benemérita lo puso a disposición judicial, Chiqui -sobre quien pesan numerosos antecedentes penales por tráfico de drogas, amenazas y robo con fuerza, entre otros delitos- tuvo que ser trasladado durante unas horas al hospital para recibir atención médica. Ya entrada la noche, el juez de guardia decretó su ingreso en prisión, comunicada y sin fianza, como presunto autor de los delitos de asesinato, atentado, detención ilegal y tenencia ilícita de armas.

«Palos» en la pelea incial

La sangrienta jornada comenzó el día anterior, motivada por la acusación del pinchazo de las ruedas del coche del presento crimina l, que fue a mayores llegando a las manos en torno a las 23.30 horas con una reyerta «tumultuaria» entre las familias de víctima y asesino «armados con palos». Dionisio y su mujer terminaron en el hospital, a su regreso, cuando los agentes todavía estaban en el entorno realizando gestiones por la reyerta, se escuchó la primera detonación. En el interior del portal, el cuerpo ensangrentado de Dionisio, a quien practicaron sin éxito la reanimación cardipulmonar. Chiqui huyo, se refugió en uno de los pisos y comenzaron las doce horas aciaga por las que el teniente coronel Pedro Alfonso Centeno está grave en la UCI tras sufrir un impacto de bala en la cabeza.

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