Artes & Letras

Un reto radical

Ángel Vallecillo vuelve con «Akúside», una novela distópica que traslada una visión crítica del mundo actual a partir de un país imaginario salvaje

El escritor vallisoletano Ángel Vallecillo ICAL

JOSÉ IGNACIO GARCÍA

Muy de vez en cuando, el crítico se encuentra ante un escollo inesperado con forma de libro; y, acostumbrado como suele estar al análisis de textos dóciles y por lo general convencionales, se topa de repente con una novela enrazada, vigorosa, agreste, compleja, aparentemente invertebrada y, en cierto modo, laberíntica, que le obliga a despejar su adormilado instinto de lector, para tratar de situarse a la altura desafiante que esa obra merece.

Algo así sucede cuando ese crítico, que algo tiene de forense literario, debe diseccionar una novela como Akúside, del escritor vallisoletano Ángel Vallecillo.

Ya desde el propio título, el lector intuye que está a punto de afrontar un libro diferente, especial, enigmático. Y esa intuición no le deja en mal lugar cuando inicia un itinerario amojonado por un prólogo aclaratorio, que trata de encender alguna antorcha que alumbre el camino que está a punto de iniciarse.

Akúside es una novela distópica, con una estructura acaso desconcertante, y parcelada en tres espacios, en los que Vallecillo hace alarde de su imaginación proverbial para crear escenarios y personajes, de su prodigioso talento narrativo y de su visión crítica del mundo actual, a partir de un país imaginario y salvaje, que se mueve entre el medievo y la actualidad, y que conforme avanza en su trama recuerda cada vez más a un territorio muy concreto del norte de España, a sus luchas independentistas, al terror que lo amedrentó durante años y al fanatismo racial de una etnia que se creía preferente.

La novela se escuda en la figura de Axiámaco, general de las tropas akusaras, al servicio de su maquiavélico hermano, que gobierna el país y que afronta los días previos a su reelección como líder de una patria poderosa y en constante conflicto bélico con sus vecinos de Sur. Pero antes de llegar a esa semana preelectoral que ocupa la parte central de la novela, Vallecillo crea los cimientos de un pasado legendario para los akusaros, hormigonado de hechos que tienen un alto contenido parabólico, como si fueran un libro sagrado en el que basar sus creencias, sus ideologías y su moral, a partir de una treintena de historias, anécdotas o acontecimientos que comparten la misma letanía salmódica al comienzo y al final, pero que se distinguen por referir con una poética tan heladora como admirable hechos hermosos, en unos casos, tremendamente ingeniosos en otros, y por lo general espeluznantes, descarnados y sangrientos. Luego, llega un meollo paradójico y fratricida, basado en unas leyes absurdas, que convive con un combate de boxeo que terminará convirtiéndose en un aguijonazo al poder manipulador y contaminante de ciertos tipos de políticos y de periodistas. En este tramo intermedio especialmente, Vallecillo no deja nada al azar, e incluso se alía con diversos efectos visuales que asemejan la salida de un túnel que hace ver la luz, o con pies de página que ayudan a comprender la trama al lector despistado. El tobogán final supone un encuentro entre el pasado belicoso del protagonista y el ocaso de sus días, que solo persigue la paz.

Finalista del XVI Premio de la Crítica de Castilla y León, que se fallará la próxima semana, Akúside es, sin duda alguna, una novela radicalmente magnífica, escrita para lectores enamorados de los retos más exigentes.

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