Guillermo Garabito - Buenos días, Vietnam

Tragarse el sapo

Es como ese empeño de los adolescentes que la toman con su padre

HERAS

Qué rictus ayer de muerto, qué rostros de entierro, qué gesto de haberse tragado un sapo y verde. A mi me llevó Mario a comer ancas hace años a Rioseco, pero no se me quedó la cara que tienen en el PP. Lo de ayer era un sapo entero, con sus cuartos traseros y su asadurilla. Después de haber repetido una y otra vez que gobernarían en solitario, de sostenerlo hasta el mismo miércoles por la noche, se explican las caras. Menos mal que todavía es obligatoria la mascarilla en interiores. Menos mal que les salvó de salir en las fotos, a unos con la cara de portero goleado y a otros con una sonrisa más grande que la de Benzema después de meterle tres al PSG.

Nunca entenderé ese empeño del PP por estigmatizar al único socio posible, al único partido que podrá apoyarles si es que quieren llegar alguna vez a La Moncloa. Es como ese empeño de los adolescentes que la toman con los padres, aquello que hizo Casado el día de la moción de censura arremetiendo contra Abascal.

Y esto sólo es la derecha…. Los socialistas ayer peroraron sobre el ‘pacto de la vergüenza’. Y es que hay que tener poca para que lo digan los que se echaron en brazos de Bildu, Podemos y los nacionalistas sin miramientos con tal de tocar poder. Hay que tener muy poca -y ningún decoro- para negarle el saludo al presidente de las Cortes de Castilla y León -como hicieron algunos procuradores de la izquierda- mientras los suyos se hacen fotos sonriendo y sin sonrojarse con Otegui. Esta es la izquierda de la que quiere recibir aprobación el PP, que no les llamen fascistas por pactar con el partido de Ortega Lara, por comerse un lechazo o por abrirle la puerta a su señora al pasar.

El PP trata, desde hace tiempo, a Vox con la superioridad moral del que sale por la noche diciendo de aquella que es fea y termina, veinte minutos después, revisandole las caries sin ningún pudor. Leo Harlem, que es un sabio, dice eso de «no desprecies a las doce lo que querrías a las dos y lo que desearías a las seis», pero en el PP no entienden nada. Ayer se tragaron el sapo y, para colmo, en vez de una princesa ahora tienen un vicepresidente.

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