Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos

La industria contraataca

«Quedan pocos miembros en la rebelión, cada vez son menos los habitantes dispuestos a no ser políticamente correctos y actores ni te cuento, porque de algo hay que vivir»

La actriz Gina Carano en su papel de Cara Dune

Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana…. Son tiempos adversos para la libertad. Se exige a todos los habitantes de la galaxia que cuiden sus declaraciones como si la paz galáctica dependiese de ello. No se permiten disidentes. Impera lo políticamente correcto y se persigue a quienes no comulgan con ello. La marshall Cara Dune envió un mensaje no muy escondido en su cuenta de Instagram que ha puesto la galaxia patas arriba porque no decía precisamente «¡ayúdame Obi- Wan Kenobi, eres mi única esperanza!», pero casi.

Ahora, las fuerzas del emperador Disney han marchado sobre todos los planetas para restablecer el orden y la justicia y defenestrar públicamente a la líder rebelde y así devolver el orden y la paz y asegurar los beneficios de «Disney +». Mientras tanto, el cazarrecompensas Mando, que es Harry el sucio cuidando de un bebé verde, sigue sin noticias camino de Itaca. En el sistema espacial España, en algún cuadrante a la izquierda del universo, ocurre más o menos lo mismo: se impone lo políticamente correcto bajo pena de lapidación pública. Pedro Sánchez supervisa obsesionado desde la estación espacial Moncloa que todo rija cuqui y blandito en su sistema mientras él sigue acumulando poder. Y los jedi han desaparecido, no quedan caballeros en la galaxia, desde que se declararon proscritos bajo pena de excomunión por la Orden 66 del neopuritano Ministerio de Igualdad. El Imperio controla todos los sistemas de comunicación. Quedan pocos miembros en la rebelión, cada vez son menos los habitantes dispuestos a no ser políticamente correctos y actores ni te cuento, porque de algo hay que vivir.

El imperio de la industria exige que hasta los pensamientos que no se expresan de viva voz sean políticamente correctos.

Así pasamos los días en la galaxia: exigiéndoles más cabeza y moderación en sus comentarios a los actores (pero sólo a los consevadores) que a los políticos. Mi propuesta es que ya que les exigimos esta falta de mácula, nos gobierne mismamente el próximo tipo que haga de presidente en alguna superproducción, que seguro estará más limpio que cualquiera de nuestros escurridizos líderes. O Morgan Freeman, que tiene mucha más experiencia que cualquier otro porque ya ha sido presidente de los Estados Unidos y de Sudáfrica, sólo le queda ser el primer emperador negro de la galaxia.

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