Artes&Letras

Festivales: regreso a los escenarios con pies de plomo

En la temporada alta de los festivales, la actividad recupera el pulso muy poco a poco y con precauciones. La Feria de Castilla y León y el TAC vallisoletano optan por ediciones reducidas, mientras Olmedo Clásico se ha visto obligado asuspender a la espera de tiempos libres de coronavirus

CAMINO MONJE

La eterna «mala salud de hierro» de las artes escénicas se ha visto agravada este año por una pandemia que ha paralizado la actividad. Con el veto ya levantado a las representaciones, en la temporada alta de festivales, el teatro recupera el pulso tímidamente y con muchas limitaciones. Habrá festivales, pero con programaciones reducidas, aforos menguados, más actuaciones al aire libre, escasa o nula presencia de compañías de otros países y una meditada prudencia que va desde el escenario al patio de butacas. Las medidas sociosanitarias, que en Castilla y León son más restrictivas que en otras comunidades en materia cultural respecto a distancias de seguridad, complican las programaciones hasta el punto de que Olmedo Clásico ha suspendido su edición.

El éxito de los eventos no tendrán este año uno de sus argumentos en las cifras de espectadores, sino en el simple hecho de su celebración.

En este contexto puede producirse un cambio en el tipo de producciones. Al menos así se intuye en la organización de la Feria de Teatro de Castilla y León . Ante una etapa que se augura complicada para el sector, «probablemente las compañías que puedan adaptarse mejor para sobrevivir serán aquellas que tengan propuestas que técnicamente sean más versátiles, que sirvan tanto para un espacio de sala perfectamente equipado como para un espacio singular, y que esa versatilidad se convierta también en autonomía técnica», señala el director de la cita mirobrigense, Manuel González. La situación, añade, también será más favorable para «formatos pequeños, más fáciles de producir y de mover» y para aquellos que optan por «propuestas distintas, en ocasiones más arriesgadas, más personales».

Supondría un paso más en la realidad impuesta por la anterior crisis económica, cuando «siguieron funcionando las compañías muy grandes y sobrevivieron otras que cambiaron su línea de producción y las que ya eran muy pequeñas y trabajaban muy apegadas al mundo rural, a campañas escolares, en formato de títeres, de cuentacuentos, animación...». Ahora, augura González, podría sumarse «un componente importante de riesgo, de aportar nuevas dramaturgias, teatro documental, otro tipo de formatos más contemporáneos, más comprometidos y para adultos».

Escena de «Mai Mai», de los gallegos Baobab

La propia Feria de Teatro de Castilla y León, que celebrará su vigésimo tercera edición en Ciudad Rodrigo del 25 al 29 de agosto, ya da cabida en su cartel a esa línea de trabajo que tal vez se imponga en un futuro próximo. Los montajes elegidos propiciarán «una experiencia singular al espectador por los aforos reducidos y los espectáculos que pueda presenciar». «Hemos incorporado teatro foro, teatro documento, de artes vivas, como pinceladas de otros espectáculos y otros géneros que podrían convertirse en habituales de las programaciones», apunta Manuel González.

La organización de esta edición ha supuesto «un reto importante y una responsabilidad tremenda». «Las restricciones y las recomendaciones sociosanitarias, que es lo primero que tenemos que respetar y atender, han ido cambiando», recuerda el director de la feria. Con el metro y medio de distancia que limita radicalmente el aforo, sin las excepcionalidades que hay en otro ámbitos como el del transporte público, los responsables del evento, dado su carácter, han optado por priorizar la presencia de personas del sector. «Este es un proyecto fundamentalmente de mercado, el público prioritario va a ser el profesional, especialmente en los espectáculos de sala».

En cuanto a contenidos, se ha optado por un teatro de «cercanía», con especial atención a las producciones de Castilla y León, que con 16 grupos cubrirán media feria. De las 33 compañías seleccionadas, tan solo una procede de fuera de España, la portuguesa Este Estación Teatral, que acude a través del acuerdo de intercambio con la Feria Ibérica de Fundâo, a la que viajará una formación de la Comunidad el próximo otoño.

TAC en miniatura

Una situación similar vivirá el TAC vallisoletano entre los días 14 y 22 de agosto. El certamen ha tenido que retrasar la edición de este año y renunciar a su carácter internacional. También aquí se imponen en la selección una serie de trabajos íntimos, concebidos para grupos muy reducidos de espectadores.

Un año después de celebrar su veinte aniversario, el festival de Teatro y Artes de Calle ha vivido momentos de incertidumbre, reconoce su director, Javier Martínez. Ante la perspectiva de suspender, con la pérdida de ritmo» que eso supondría, se decidió celebrar lo que ha denominado un «TAC en miniatura». La fiesta en la calle en la que se convertía cada año dará paso en esta edición a un programa que aprovechará «patios de colegios y museos para controlar el aforo» y mostrar «pequeñas ‘delicatessen’ que reflejan las diferentes corrientes contemporáneas en las diferentes artes escénicas».

En el repertorio de las 14 compañías elegidas «se ha buscado mucho la intimidad», una línea de programación a la que ya atendía el TAC, pero que ahora, en la nueva situación de aforos limitados, se refuerza. «No serán espectáculos masivos, sino con una gran carga de complicidad, para poca gente, doscientas personas, aunque los hay para ocho personas, de pequeño formato, para que no se nos vaya de las manos». «Siempre he pensado que había que caminar hacia la victoria del silencio frente al ruido, hacia lo singular sobre lo espectacular», reitera Javier Martínez, quien reconoce que le ha dolido renunciar a los montajes internacionales: «había cosas muy interesantes».

Pese a todo, insiste, el programa no renuncia a la calidad y brindará una selección de «pequeñas ‘delicatessen’ que gustarán al público», trabajos de algunas de las compañías más destacadas en su campo, como Matarile o El Lado Oscuro de las Flores.

También en el TAC la mitad de los grupos seleccionados son locales, una presencia vallisoletana que se extenderá al homenaje anual, que reconocerá toda una vida de teatro en la figura de Juan Antonio Miralles (Licas), actor y director que forma parte de la historia de la escena vallisoletana y de las principales compañías de la ciudad.

«La cocina», de Teloncillo

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