Fernando Conde - AL PAIRO

A los catalanes, siempre sí

Los españoles no debemos caer en el recurso facilón de meter a todos los catalanes en el mismo saco, ni buscar un enfrentamiento que no deja de ser guerracivilista

Fernando Conde

El 1-O no acabará el 1-O. Este cometa es de estela larga y tardará en pasar. Inevitable es ya que una parte, no pequeña, de la sociedad español sienta el desafío catalanista -que no catalán- como una traición a España, además de encontrarlo de un narcisismo exasperante. Pero también, que una parte de la sociedad catalana, tampoco pequeña -y adoctrinada desde la infancia, desde los medios y desde la «posverdad» de los sucesivos gobiernos alimentados a base de 3%-, sienta a España como la bicha. La polarización del conflicto es cada día más evidente y más sangrante y, en estos casos y como suele suceder, acaban pagando justos por pecadores .

Es frecuente escuchar por estos lares eso de: ¿y por qué los catalanes que se sienten españoles no dicen nada? La respuesta la podrían dar los judíos de la Alemania nazi o los negros de la Sudáfrica del «Apartheid». Da igual que seas mayoritario, quien tiene el poder maneja la cuna. Por eso los demás españoles no debemos caer en el recurso facilón de meter a todos los catalanes en el mismo saco, ni buscar un enfrentamiento que no deja de ser guerracivilista. Cataluña es España y los catalanes españoles. Son muchas las empresas catalanas que hacen de este país un país mejor. Nunca entendí esas campañas de boicot a los productos y entidades catalanas. Me parecían un despropósito que, además de alimentar el argumentaría mártir de los independentistas, resultaba profundamente injusto. Hay muchas empresas catalanas que hacen mucho por este país y por esta comunidad nuestra.

Quizá el ejemplo más evidente y palmario sea el de La Caixa. Un solo dato resulta esclarecedor al respecto. En 2008 y antes de que las cajas de ahorro desaparecieran casi en su totalidad, víctimas de la crisis económica y, sobre todo, de la «banquización» de su negocio, en España destinaban alrededor de 3.000 millones de euros a obra social -y cultural-. De esa cantidad, alrededor de 500 millones los aportaba la entidad catalana. En 2016, en España se destinaron apenas 700 millones, de los que La Caixa aportó… también 500 millones. Y en Castilla y León, donde las cajas tuvieron tanto peso en otro tiempo, la proporción debió y debe de ser similar.

Por ello, al menos los castellanos y leoneses, que este año vamos a recibir trece millones y medio de euros de esa entidad financiera, no deberíamos caer en la trampa saducea de los políticos oportunistas. Castilla y León es el corazón de una España que siempre fue diversa, pero no plurinacional; abierta, pero no estúpida ; generosa, pero no manirrota; cordial pero no consentidora y mucho menos del capricho interesado de unos feriantes. A esos, no; a los catalanes, siempre sí.

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