Luis Argüello, durante la entrevista en la tertulia Cope-ABC
Luis Argüello, durante la entrevista en la tertulia Cope-ABC - ABC
Tertulia Cope-ABC

Argüello: «¿Por qué no va a ser legítimo que un político diga que es creyente?»

El recién nombrado obispo auxiliar de Valladolid pide a los partidos «diálogo» para «lograr el bien común»

Valladolid Actualizado: Guardar
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«Cualquier político puede, y seguramente hasta deba, hacer referencia a cuál es su bagaje de sistema de pensamiento». Ahora bien, si «unos pueden decir: ‘Yo bebo de esta fuente’» en referencia a doctrinas políticas - que es «legítimo y es bueno hacerlo- ¿Por que no va a serlo que un político diga ‘lo que influye en mi vida es ser creyente’? ¿Por qué no? ¿Por qué un creyente en la política va a ser un sospechosos de que su fe pueda influir negativamente y, sin embargo, alguien que se reconoce con un sistema filosófico va a poderlo hacer?». Es la reflexión que ayer lanzaba Luis Argüello, que este viernes será oficialmente arzobispo auxiliar de Valladolid en una nueva etapa en la que quiere que se «normalice el que cada cual pueda expresar de dónde bebe».

Sus nuevas responsabilidades en el Arzobispado coinciden con un momento de ajetreo político, en el que llama a los fieles a «recordar los puntos claves para un discernimiento», y a los líderes de las formaciones les insta a un intento de «dialogo y a la búsqueda del encuentro para sacar adelante el bien común», explicó en la tertulia de Cope-ABC. «Es posible que partidos políticos diferentes, organizaciones y ciudadanos que podemos estar dentro del espectro sociopolítico en sitios distintos podamos trabajar juntos», dijo.

Este viernes hará su entrada en el Arzobispado de Valladolid, que ya conoce a la perfección como vicario general. Hace un año que el arzobispo -el cardenal y presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez- «solicitó la posibilidad» de contar con un «colaborador», dado que sus responsabilidades «tiene que estar ausente» y quería que la «presencia episcopal no falte en la Diócesis». Desde hace tiempo y ante esta posibilidad sobre la mesa, el nombre de Argüello sonó con fuerza en todas la quinielas. «En el corazón humano se mezclan muchos sentimientos. Ves que tu nombre suena y se conjuga un deseo de que sea que sí y otro que piensa ¡qué ganas de complicarte la vida!», reconoce. Tras comunicarse que, finalmente, sería él quien ocupara el puesto recibió la noticia «con paz». «Si hubiera sido otro, habría hecho todo el esfuerzo del mundo para acogerle con alegría».

«Veni lumen cordium», su lema

Todo obispo tienen lema -de momento escudo no-. El suyo es el de «Veni lumen cordium» (Ven luz del corazón), algo que le vino a la mente cuando se lo preguntaron los periodistas tras ser anunciado su nuevo cargo. «Me salió del corazón». Los motivos fueron dos: su disposición a «a recibir» en estos momentos y su vivencia personal que le remonta a una «coplilla», que dice él, una antífona cantada en la comunidad ecuménica de Taizé, donde ha «acudido muchas veces» en su vida.

Su inquietud, la falta de conexión con los jóvenes

En esta nueva etapa insiste en que una de sus mayores preocupaciones, suyas y de la iglesia en general, consiste en la «dificultad» para «conectar con los jóvenes» y con «sus inquietudes». «El problema lo tenemos a la hora de podernos acercar a los latidos de sus corazones». Una tarea en la que asegura que es una «estrategia perdida» la de limitarse a los corros. Entiende que hay mucho «más por hacer» que tenga «que ver con el tú a tú». Por ello, anima a aprovechar «oportunidades que nos plantea vida, que son bastantes» como son los adolescentes que acuden para la confirmación, los jóvenes que solicitan matrimonio o los padres primerizos que bautizan a sus hijos.

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