Los accidentes de tráfico provocados por animales alcanzan su máximo histórico

Hubo cerca de 10.000 siniestros en 2018, de los que más de la mitad fueron por corzos

La mayoría de los accidentes estuvieron provocados por corzos, seguidos por los jabalíes y los perros ABC

ICAL

Los accidentes de tráfico provocados por animales aumentaron más del doble en las carreteras de Castilla y León desde 2008 . Si ese año la Dirección General de Trafico (DGT) contabilizó 4.518 siniestros, el pasado 2018 la cifra se elevó hasta los 9.341 accidentes, que dejaron 129 heridos.

Por provincias, Burgos encabezó la lista con 2.335 accidentes, por delante de León con 1.726, seguido de Soria (1.334), Zamora (1.053) y Palencia (744). Por el otro lado se encuentran Segovia (626), Salamanca (545), Valladolid (541) y Ávila (437), provincias donde menos accidentes provocados por especies cinegéticas y domésticas ocurren.

El pasado año, la DGT no registró accidentes mortales por esta causa en la Comunidad, pero sí contabilizó 101 siniestros con 129 víctimas, de las que tres fueron hospitalizadas.

Por animales, un 51,28 por ciento de los accidentes contabilizados en 2018 estuvieron provocados por corzos (4.790), después fueron los jabalíes , con 2.603 siniestros, seguidos de perros con 558 accidentes, y ciervos con 445 sucesos. Además hubo otros provocados por, zorros, vacas, ovejas o caballos, entre otros animales salvajes y domésticos.

Asimismo, un estudio de Ponle Freno y la Fundación AXA sobre accidentes con animales destacó también que, en 2017, en Castilla y León se produjeron tres de cada diez accidentes, superando así a Galicia y Cataluña, con un 17 y 14% respectivamente.

El presidente de la Federación de Caza de Castilla y León, Santiago Iturmendi , explicó que el incremento en los accidentes se debe a una superpoblación de jabalíes, corzos y ciervos, debido a unas condiciones favorables de cría y un sistema de caza insuficiente para el control de las especies. Además, también expuso como otro de los motivos, la suspensión cautelar de la caza del lobo, y otras medidas judiciales que provocan una situación «indeseable».

Otro de los factores que influye, según Iturmendi, es el incumplimiento de los planes de estudio de impacto medioambiental , que pretenden crear pasos elevados de fauna, porque se realizan en un número muy inferior al que se debería, o directamente no se realizan. El presidente puso de ejemplo países europeos como Alemania, donde sí que se está llevando a cabo esta medida posibilitando así que los animales puedan cruzar las carreteras o vías férreas de forma segura, y evitar accidentes.

Iturmendi pidió que el nuevo presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco , cumpla con su palabra en el discurso de investidura del pasado 9 de julio, donde propuso la creación de una ley de caza y pesca en un plazo de seis meses, y permita controlar la población de especies, eliminar las trabas burocráticas y se legisle para permitir la caza.

Al mismo tiempo, denunció que los responsables de la seguridad de cada vía, el Estado, la Junta o la Diputación, no están poniendo los medios suficientes para evitar que la siniestralidad aumente. Por ello propone que se señalicen «los puntos negros» y se limite la velocidad de manera considerable en esos tramos.

«Apadrinando jabalíes»

El presidente de la Federación de Caza de Castilla y León se mostró crítico también con los «ecologistas radicales y animalistas» que pretenden que «no se cace», frente a otros colectivos ecologistas que tratan que la caza sea una herramienta de gestión y control de las especies cinegéticas: «¿Cuál es su alternativa?, ¿cómo se controla la población? No creo que sea apadrinando jabalíes», denunció Iturmendi.

Fuentes de la Delegación de Gobierno consultadas por Ical, pusieron de manifiesto que el incremento en los siniestros provocados por animales se debe principalmente por el aumento de la cabaña cinegética , aunque también influyó el incremento de la circulación en las carreteras en estos últimos años. La Delegación solicitó que la Junta «cumpla con los planes cinegéticos» puesto que, por su parte, están haciendo lo que está en su mano para atajar el problema. Entre estas medidas están la instalación de vallas de olor, que a través de olores de oso o humanos pretendían ahuyentar de las carreteras a las especies salvajes; capta-faros, puntos reflectante en el suelo, que con los faros de los vehículos generaban una banda de luz que también alejaba a los animales de la circulación, al igual que señalización vertical de los puntos peligrosos de proliferación de animales.

También se han creado pasos cinegéticos «en aquellos puntos donde se ha detectado que hay una mayor concentración de accidentes». En los casos de carreteras de nueva creación, a través de pasos subterráneos, y en aquellas ya construidas, se valora entre pasos elevados o subterráneos.

La Delegación consideró que el vallado selectivo de las vías con una alta concentración de accidentes para impedir que los animales crucen tampoco es la solución puesto que «traslada el problema a otras carreteras».

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