Fútbol-Segunda B

Pedro Alberto no tuvo tanta suerte como Lassad

El que fuera capitán del Toledo, murió en 2002 tras sufrir un edema cerebral mientras entrenaba con el Novelda

Pedro Alberto Cano Arenas, en una imagen de la temporada 1999/2000 EFE
Juan Antonio Pérez

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Era el 20 de julio de 2002. El Novelda acababa de iniciar la pretemporada para competir, otro año más, en Segunda B. Se supone que hacía calor, como cualquier día de verano. Pedro Alberto Cano Arenas (Bilbao, 1969), un central rudo y fuerte, de los de toda la vida, estaba recién llegado al equipo. Apenas había completado tres entrenamientos y aquel sábado se ejercitaba con el resto de sus compañeros en el Parque del Oeste de este municipio del interior alicantino.

La plantilla empezó la sesión realizando una suave carrera continua y entonces, cuando Pedro Alberto se disponía a estirar, ocurrió: el nuevo fichaje se desplomó. La confusión inicial dio paso al pánico y luego a la tragedia. Nadie pudo hacer nada por salvarle la vida.

La autopsia confirmaría después que Pedro Alberto había sufrido un edema cerebral. Murió delante de sus compañeros, entre ellos su cuñado, el toledano Mario Sánchez. En la Ciudad Imperial aguardaba Raquel, hermana de Mario y esposa de Pedro Alberto, embarazada de siete meses.

Se habían conocido años atrás, cuando el futbolista jugaba en el Toledo. En este club llegó a ser capitán y de él había salido solo unas semanas antes para ir al Novelda. De hecho, una vez que colgara las botas, los planes de Pedro Alberto pasaban por vivir en la capital de Castilla-La Mancha

Ahora que Lassad Nouioui se está recuperando de un paro cardíaco que casi le cuesta la vida en el «Salto del Caballo» , muchos aficionados han recordado la triste historia del que fue uno de sus futbolistas más queridos.

Aunque vasco de nacimiento, Pedro Alberto se hizo mayor en Becerril de Campos (Palencia). Con el equipo de la capital provincial debutó en Segunda B en 1990, con 21 años. Enseguida le fichó el Real Oviedo. Empezó jugando en el filial y el 29 de febrero de 1992 el entrenador Javier Irureta le alineó en un partido del primer equipo contra el Barça de Johan Cruyff. En total, con los oviedistas disputó 56 partidos y anotó dos goles en Primera División. Allí, de forma cariñosa, le llamaban el Cabrero por sus patadas al diccionario.

En 1996 fichó por el Deportivo Alavés de Segunda División. Estuvo dos temporadas y la última de ellas fue un éxito: el equipo blanquiazul ganó la liga y llegó a las semifinales de la Copa del Rey. Pedro Alberto fue parte de ese Alavés que eliminó al Real Madrid en la competición del KO. Una hazaña que repetiría dos años después en el «Salto del Caballo» con el Toledo, aunque en este último partido no se vistió de corto.

Cuatro años en el Toledo

En el verano de 1998 Pedro Alberto fichó por el Toledo, entonces en Segunda División. El primer año el equipo estuvo a punto de subir a Primera. El segundo año fue el del descenso a Segunda B tras siete temporadas. En el tercer año ocurrió lo del histórico partido contra el Real Madrid en la Copa y, además, se jugó el «play-off» de ascenso. La temporada 2001/2002, con el equipo en media tabla, fue la cuarta y última de Pedro Alberto en el Toledo.

De la Ciudad Imperial salió en dirección a Novelda y ya solo volvió para ser enterrado. «Una mula y un trozo de pan», así le definió Albert Tomás, compañero en el Toledo. Lo cierto es que, por donde pasó, dejó huella. En Becerril de Campos se organiza cada año un «memorial» en su honor. Y en Oviedo se entrega el «Trofeo Pedro Alberto», que premia el «orgullo, valor y garra» de algún jugador.

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