Morenito de Aranda, un toledano de adopción

El torero burgalés lleva años afincado en nuestra provincia, donde tiene una ganadería que lidia a nombre de ‘Toros de Castilla’. Este jueves hace el paseíllo en el coso de Mendigorría

Morenito de Aranda, durante la tienta de una vaca sencillamente extraordinaria Joaquín Romera

Joaquín Romera

Tenemos la suerte de compartir con Jesús Martínez Barrios ‘Morenito de Aranda’ un día de campo y preparación , a pocos días de su vuelta a Toledo. Su último paseíllo de luces en esta plaza fue el 30 de mayo de 2013, por su feria del Corpus, y de esa tarde se recuerda la asentada faena al castaño que hizo tercero de la tarde y al que cortó una oreja.

Ahora, ocho años después, Morenito llega a la plaza de la capital regional con más poso; conceptos variados y desarrollados que le han hecho lograr una torería de culto. Sin presiones de antaño, torea como es, con sentimiento, empaque y gusto; y de ello fuimos testigo en una de sus últimas puestas a punto antes de la corrida de toros de este jueves.

Es en la finca toledana ‘El Castañar’, propiedad de don José Finat, duque de Pastrana, donde pacen las reses de la ganadería del Conde de Mayalde , que tan modélicamente dirige Rafael Finat. En un lugar que rezuma señorío y cariño hacia los invitados, los tentaderos son la mejor ocasión para que los toreros pueden desarrollar todo su repertorio ante las bravas vacas de la casa. Hasta en el campo, Morenito cuida todos los detalles. Viste de corto, aunque sin la chaquetilla, pues el calor de agosto no lo aconseja.

A las nueve en punto sale su primera vaca, y desde lo lejos se le oye decir: «Qué buena va a ser» . La sigue con la mirada y observa sus reacciones hasta que el ganadero da la orden de torearla. Ahí ya empieza el despliegue de tauromaquia de Jesús: verónicas de suavidad, acompañando la becerra con el pecho, tafalleras para aliviar al animal y suavidad en las medias para colocar a la res al caballo.

Son momentos de tensión. El torero quiere entrenar para su cita en Toledo, y es el responsable de hacerle a la hembra todo bien. Además, si ella cumple, puede obtener la vida eterna en la exuberante dehesa del Castañar. La cosa pinta y el silencio es fundamental, se oyen cencerros y estribos, pero nada más. Cualquier distracción puede suponer un error en las embestidas. El matador, con el beneplácito del ganadero, coge la muleta y empieza la sinfonía de toreo, del caro, del que, si lo repite este jueves en Toledo, acabará con el público entregado.

Morenito, de corto, aunque sin la chaquetilla J. Romera

Torea con suavidad y, a la vez, con poder, sabiendo que tanto las alturas de los engaños, las distancias y los tiempos son fundamentales para cuidar la duración de su oponente. La vaca, sencillamente extraordinaria, se reboza en los flecos de la muleta de Morenito por ambos pitones. Cada vez que remata una tanda, la sonrisa y los comentarios del torero denotan su disfrute, su acople pleno, queriendo pensar que se lo estaba haciendo a un toro en el coso de Mendigorría.

En la plaza de tientas apenas hay una docena de personas; son los habituales amigos de los ganaderos, que son testigos del momento en el que llega a la corrida de la Virgen de agosto el torero burgalés ahora afincado en nuestra provincia.

Su segunda vaca es colorada, más bonita en hechuras y, como dicen los taurinos, ‘un taco’. Tras varias vueltas al coso de tientas, Morenito la recibe rodilla en tierra y mece la capa con suavidad, llevándola en varias ocasiones al equino. Con la muleta, el torero expone otro concepto, más en la cercanía y en el dominio del animal, estando siempre por encima de él y no dejando que le sorprenda. El matador se mete en el papel, y busca en sus embestidas y en sus tiempos lo que le puede hacer a un toro en la plaza.

Tras disfrutar del tentadero, contento, felicita a Rafa Finat, el cual le agradece su presencia y le desea suerte en Toledo.

Morenito de Aranda toreando con suavidad y, a la vez, con poder J. Romera

90 vacas madres

La tertulia tras la tienta es enriquecedora, pues Jesús es un buen conversador y una persona que cuenta con una memoria prodigiosa. Además de rememorar tardes y recuerdos, nos comenta del gran momento personal en el que llega a sus compromisos estivales, queriendo desarrollar un toreo de más profundidad y más sentimiento, que está probando en el campo. Le es una responsabilidad el volver a pisar el ruedo de la capital regional, y espera estar a la altura que se ha marcado.

Jesús ya está instalado en Toledo. En concreto, en su finca ‘Toros de Castilla’, paraje cercano a Oropesa con encinar y dehesa, donde pastan sus 90 vacas madres que tiene de una incipiente ganadería que está siendo muy duro mantener en estos años de incertidumbre.

Contamos en Toledo con otro torero, aunque este sea de adopción, que será el que lleve el peso local en la corrida, para la que le deseamos mucha suerte. A él y a sus compañeros de cartel, el rejoneador Andrés Romero y el matador de toros mejicano ‘Calita’.

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