Emotivo mensaje de la familia Campoy Osset a los trabajadores de la residencia Nuestra Señora de Gracia

«Sabemos que os estáis dejando la vida y que ningún residente carecerá de compañía y cariño; habéis sido una continuación de nuestra familia»

Residencia Nuestra Señora de Gracia de Ajofrín (Toledo)

ABC

Reproducimos la carta de agradecimiento que la familia toledana Campoy Osset ha dirigido a los trabajadores de la residencia Nuestra Señora de Gracia, situada en Ajofrín (Toledo), donde sus padres Emilio y Pilar vivieron durante años rodeados de cuidados y cariño:

Queridos amigos:

Podemos imaginar, aunque sólo sea un atisbo, la situación de angustia por la que estáis pasando en la Residencia Nuestra Señora de Gracia; podemos imaginar el dolor y la impotencia de ver cómo al final el virus consiguió entrar ; podemos imaginar vuestros desvelos, vuestra dedicación, vuestros esfuerzos, así como la terrible situación de tener que confinar a los residentes en sus habitaciones; podemos imaginar los grandes problemas que os han dado aquellos que ya no pueden comprender bien lo que está pasando y lo duro que será también para los que sí lo entienden; podemos imaginar que os habéis enfrentado a diversos tipos de reacciones por parte de los familiares, algunas no siempre amables ni comprensivas, y podemos imaginar el abandono que habéis sentido por parte de los que tienen la obligación de velar por todos nosotros desde sus cargos y puestos de responsabilidad.

Sólo podemos imaginarlo porque por un especial regalo de la providencia hacia nuestra familia nuestros padres ya no están allí , todo esto se les ha ahorrado, tanto a ellos como a nosotros. Pero frente a lo que sólo podemos imaginar porque no lo sabemos, está lo que sí que sabemos con total certeza.

Sabemos que os estáis dejando la vida por sacar adelante ese hogar, esa gran familia que es la Residencia Nuestra Señora de Gracia; sabemos que ninguno de los residentes carecerá de la compañía, el cariño, el cuidado y la atención que merecen como personas, como seres humanos, y lo sabemos porque esto sí que lo hemos visto y vivido con nuestros padres, Emilio y Pilar.

Sabemos por propia experiencia que donde los hijos ya no podíamos llegar aún había una prolongación de la familia allí , en la residencia; sabemos por propia experiencia que no sólo hay allí un grupo de personas con la cualificación profesional necesaria para los trabajos que allí se realizan sino que además sois también familia, sois amigos: la residencia es hogar, calidez, humanidad, en una palabra, la residencia es amor . Esto no tenemos que imaginarlo, esto lo hemos experimentado durante todos los años que allí han vivido tanto nuestra madre Pilar como nuestro padre Emilio ; esto lo hemos vivido muy especialmente este año 2020 en las durísimas circunstancias que han sobrevenido, y sobre todo, en los últimos días de vida de nuestro padre, durante el mes de julio. Esto lo sabemos del modo más cierto y seguro con el que podemos saber las cosas las personas, por la experiencia.

Y ahora, en los peores momentos de la pandemia, cuando más duro está resultando todo, no os olvidamos , nos acordamos de vosotros y aunque no podamos daros físicamente ese abrazo que tanto anhelamos desde hace meses, sabemos que lo haremos cuando llegue a ser posible; sabemos que volveremos allí a cantar villancicos por Navidad, en alguna Nochebuena a la que ahora mismo es imposible poner fecha. Queríamos haberos entregado nuestro pequeño obsequio encontrándonos con vosotros sin limitaciones ni restricciones, pero el conocer la dureza de estos momentos nos ha decidido a enviároslo ya junto con estas líneas.

Os tenemos delante a todos vosotros, uno por uno, con vuestros nombres. Nuestro recuerdo y agradecimiento es personal, a cada uno de vosotros , y por eso no os mencionamos, para no caer en el desagradable error de olvidar algún nombre; aunque esta carta es genérica, esperamos que os sea leída a todos sin excepción, porque estáis todos en ella, repetimos, uno por uno, cada uno con su nombre y apellidos. Habéis sido una continuación de nuestra familia en el cuidado y atención a nuestros padres , y por eso hoy os podemos llamar amigos y hermanos. Símbolo de este profundo agradecimiento a todos vosotros es el pequeño recuerdo que os entregamos, en el que aparece la frase que entendemos resume a la perfección todo lo sois y seguís siendo en estos momentos: «Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos».

Todo esto acabará, y volveremos a vernos, y volveremos a cantar juntos, y entonces podremos daros en persona ese abrazo que nace de los más hondo del corazón y que brota del profundo agradecimiento sentido por tantos años de entrega, dedicación y amor . Todo pasará, no estáis solos, somos muchas las personas que os tenemos presentes en estos terribles momentos.

Alejandro Campoy Osset, Carlos Campoy Osset, Isabel Campoy Osset, Federico Campoy Osset, Fernando Campoy Osset, consortes, nietos y toda la familia en su conjunto.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación