La Semana Santa de Toledo que no vemos

El Cristo de la Humildad y el Redentor no saldrán en procesión este miércoles

Por primera vez desde 1947, la procesión del Cristo Redentor no llenará los cobertizos de fervor y silencio

El Cristo Redentor en procesión por las calles de Toledo ABC

S. Dorado/S. Ruiz

En Miércoles Santo la liturgia es ferial. Otros años en la catedral primada y en las iglesias parroquiales y conventuales se preparaban los monumentos para guardar el Cuerpo de Cristo, desde la tarde del Jueves Santo a la del Viernes Santo, hecho que en el presente año no ocurrirá pues según los Decreto de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos, por mandato del Sumo Pontífice, no habrá procesión al monumento y una vez distribuida la comunión el Santísimo se reservara en el sagrario. Dos procesiones que desde hace años recorren en la noche del Miércoles Santo las calles del cerro toledano, que atraen a un gran número de personas de fuera de la ciudad, no saldrán por las circunstancias epidémicas que tiene el territorio nacional.

A las 21,00 horas del 19 de marzo de 2008, después de unos dos siglos sin recorrer las calles toledanas, salía del monasterio franciscano de San Juan de los Reyes la procesión del Santísimo Cristo de la Humildad en unas preciosas andas , que llevaban a dos hombros 28 de sus cofrades. La cofradía había sido refundada por un grupo de católicos toledanos. Sus estatutos fueron aprobados por el cardenal Antonio Cañizares Llovera el 22 de marzo de 2006.

La primitiva cofradía tuvo que ser fundada hacia el año 1592 , pues según el manuscrito Arcayos, guardado en el archivo de la catedral primada, primero estuvo «en la iglesia de la Cruz, que está debajo de San Nicolás, y después en el monasterio de la Concepción».

Durante varios años de la década de los noventa del siglo XVI salió en procesión, el Viernes Santo, de la iglesia de San Nicolás, llegando a la catedral primada y terminando en el monasterio concepcionista. En una fecha que no hemos podido averiguar, ni los motivos del traslado, la cofradía estableció su sede canónica en el monasterio franciscano de San Juan de los Reyes, de donde estuvo saliendo la procesión el Vienes Santo hasta el año 1660.

Por aquellos años participaba con sus insignias en la procesión del Corpus Chisti. Al año siguiente comenzó a salir, el Miércoles Santo, por la tarde hasta llegar a la catedral, donde hacia estación de penitencia. Desfilaban en la procesión cinco pasos que eran: La Oración en el Huerto, Adivina, Humildad, Crucificado y la Virgen con San Juan.

La procesión no salió en el año 1724 a causa del decreto dado por el cardenal primado Diego de Astorga prohibiendo pedir limosnas, con las tablas, a las cofradías en la catedral y en las iglesias que las cofradías no aceptaron. En el año 1760 la lluvia impidió la salida de la procesión y después de la Guerra de la Independencia (1808-1814) dejó de salir por la devastadora acción de las tropas francesas en el monasterio franciscano.

En la primera procesión de su refundación, el Santísimo Cristo salió solo y fue el 31 de marzo de 2010 cuando los tres sayones completaron el paso . Esto incrementó el esfuerzo que tienen que realizar los portadores de las andas, que tienen que salir de rodillas para vencer las dificultades del cancel interior de la puerta principal del monasterio franciscano, mientras suenan los acordes del himno nacional que interpreta una qgrupación musical que tocará marchas penitenciales durante el recorrido de la procesión.

Abriéndose paso entre la multitud que abarrota la plaza de San Juan de los Reyes, comienza un largo itinerario por la judería y las principales calles del casco histórico que durara más de cuatro horas . En la calle Santo Tomé hace parada en el convento de San Antonio para saludar a las monjas franciscanas.

Otro momento especial es su paso por la plaza Padre Juan de Mariana, donde las personas ubicadas en los escalones que dan acceso al santuario de los Sagrados Corazones contemplan el acompasado balanceo de las andas que portan al paso, con la torre primada de fondo. Al llegar a su sede canónica, los portadores tienen que vencer las mismas dificultades que a la salida en presencia, a pesar de la hora, de muchos espectadores.

Cristo Redentor

A las 23,30 horas del 2 de abril de 1947, se incorporaba a las procesiones de la Semana Santa toledana el Capítulo de Caballeros Penitentes de Cristo Redentor , con la imagen de su titular, que a principios del siglo XX se llamó Cristo de las tres Caídas y ante el que oró el rey Alfonso XIII, en la visita que hizo a Toledo en febrero de 1927.

Salió del monasterio de las religiosas dominicas del monasterio de Santo Domingo el Real, que daban culto a la imagen, desde que en 1859 el canónigo de catedral primada Antonio López se la donó en estamento. La imagen fue cedida indefinidamente al Capítulo por las religiosas dominicas en 2013 .

En su primera procesión realizó un itinerario más corto que el que recorre en la actualidad. La salida fue retransmitida en directo por Radio Toledo. La incorporación de numerosos hermanos a lo largo del tiempo y el seguimiento del público, que años tras año acude a presenciarla en mayor número de los pueblos de los alrededores de la ciudad, incluso de lugares más lejanos atraído por la austeridad, severidad y silencio del canto del Miserere en las catorce paradas que se hacen en el acto penitencial al toque de la campana, que es el símbolo de las religiosas en la procesión, han motivado que el itinerario se haya ampliado considerablemente por parte de la judería, barrios nobiliario, conventual y de los cobertizos.

Un augusto y reverente silencio se produce en la recoleta y poetizada plaza de Santo Domingo el Real cuando a las 23,30 horas, en perfecto equilibrio, con devoción profunda y sumo cuidado, los ocho caballeros penitentes que portan las andas en el primer turno sacan de la iglesia conventual al Cristo, salvando con lentitud y extraordinaria pericia la escalinata que hay debajo del pórtico que cubre la entrada del templo dominico.

En la calle de la Merced los costaleros que portan las andas vencen con habilidad y fuerza el desnivel y la estrechez de la misma. En la calle de las Bulas, una de las casas recuerda a los caballeros penitentes que allí se vendían las bulas que se imprimían en el monasterio dominico de Santo Pedro Mártir, por cuyo cobertizo pasarán más tarde. En la calle de la Trinidad numerosas personas, igual que en todo el recorrido, esperan al Vía Crucis en los aledaños de la capilla de la Adoración Perpetua, que cerrará mañana Jueves Santo, después del Ángelus hasta la mañana del Domingo de Resurrección.

En el último tramo del acto penitencial los costaleros tendrán que vencer, desde el 11 de abril de 1990 que lo hicieron por primera vez, el paso por el cobertizo de Santa Clara. Arrodillados tienen que bajar los banzos de la andas hasta rozar con sus manos los guijarros del suelo, dirigidos expertamente por su capataz. Una vez salvado el escollo, surgen estos versos: La imagen de Redentor/ va camino del convento/ sobre las andas, dolor/ en su rostro sufrimiento .

Momentos después llega a la plaza de Santo Domingo el Real para entrar en su sede canónica que abarrotará un público expectante de ver entrar en su sede canónica a la procesión, que constituye un fervoroso y penitencial preámbulo para los días del Triduo Santo.

Esta procesión no se ha suspendido ningún año y solo en alguno ha tenido que acortar su recorrido a causa de la lluvia.

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