Coronavirus Toledo I En primera línea

Virginia Rodríguez: «Mi trabajo es vocacional, el riesgo queda en un segundo plano»

Esta trabajadora social toledana es la coordinadora del Programa de Personas sin Hogar de Cáritas Diocesana en Toledo

Última hora del coronavirus

Virginia Rodríguez, coordinadora del Programa de Personas sin Hogar de Cáritas Diocenasa en Toledo Cáritas
Mariano Cebrián

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Cuando Virginia Rodríguez llega a su casa y ve los rostros de sus dos hijos, se reconforta después de lo que se ha encontrado en su jornada de trabajo. Estos últimos días, debido a la crisis del coronavirus, esta trabajadora social toledana, coordinadora de Cáritas Diocesana en Toledo del Programa de Personas Sin Hogar, no da abasto. Nobleza obliga.

Este colectivo social es uno de los que está más expuesto a los riesgos del coronavirus y, por eso, durante esta semana de cuarentena, desde que el Gobierno de España decretó el estado de alarma el pasado sábado, son numerosas las personas a las que Virginia ha tenido que atender en el albergue que la organización tiene en la capital toledana. «Si normalmente los centros funcionan al 90%, estos días estamos saturados», afirma la responsable de este programa de Cáritas en la provincia de Toledo, en el que trabajan unos 23 profesionales contratados y más de 211 voluntarios, que durante estos días no paran.

Aún no disponen de datos definitivos de toda la provincia, pero la coordinadora de la ONG dice que los albergues están llenos, como sucede en el caso de Toledo capital, donde hay 30 usuarios alojados, aunque tienen más camas ocupadas, y en el de Talavera de la Reina, donde hay alojadas otras 10 personas.

Como ejemplo, en 2018 Cáritas atendió a 1.800 personas sin hogar en la provincia. En la actualidad, cuenta con ocho centros: de alojamiento de urgencia y residencial en Talavera de la Reina y Toledo , así como una vivienda de autonomía en Talavera de la Reina. También dispone de albergues y alojamientos básicos en zonas rurales en Villacañas, Quintanar de la Orden, Sonseca, La Puebla de Almoradiel, Villanueva de Alcardete, Quero y Herrera del Duque.

El problema con el que se encuentran, más allá de los usuarios asiduos de estos albergues, que ya están acostumbrados, es que estas personas sin hogar, en algunos casos, no se adaptan al encierro entre paredes. Por eso, los trabajadores de Cáritas se afanan estos días en tranquilizarlos y en hacerles un control sanitario porque, explica Virginia, «debido a sus problemas de salud mental y de adicciones, necesitan salir, aunque sea lo necesario». Aun así, hay algunas personas sin hogar que se niegan a ser ayudados y a alojarse en alguno de los albergues, cuya responsabilidad es de las autoridades municipales.

De momento, en el caso de los centros de Cáritas en Toledo no tienen que lamentar ningún afectado por coronavirus. No obstante, preguntada por si tiene miedo a ser contagiada, la coordinadora del Programa de Personas Sin Hogar de la ONG responde tajante: «Mi trabajo es vocacional, el riesgo queda en un segundo plano».

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