Presentación en la Librería Popular, 18 de diciembre. En la imagen, David Sarrión, Antonio Rodríguez, García Cerdán y Cipriano Játiva.
Presentación en la Librería Popular, 18 de diciembre. En la imagen, David Sarrión, Antonio Rodríguez, García Cerdán y Cipriano Játiva. - ARTURO PÉREZ
ARTES&LETRAS CASTILLA-LA MANCHA

Poesía y barbarie

Andrés García Cerdán presentó su última obra, ganadora del premio Alegría

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Segundo gran libro en un solo año, 2015, de Andrés García Cerdán (Fuenteálamo, Albacete, 1972). La Sangre, Premio internacional Ciudad de Almuñécar, en primer lugar, editado por Valparaíso, y ahora Barbarie, reconocido con el prestigioso Alegría, y bellamente editado por Rialp en la colección Adonáis. Dos joyas poéticas que vienen a engrosar una obra que ya muestra la precisión, la justeza, el don, que solo encontramos en los mejores poetas.

27 poemas contiene este pequeño hermoso libro, Barbarie, y uno tras otro son motivo de dicha para aquellos que valoran en la poesía su capacidad de verdad, de hacernos mirar mejor, de posibilitar un esclarecimiento de nuestra humana condición. Nacidos como respuesta a las urgencias de una actualidad a menudo brutal (Los bárbaros, Fresas) o a los recuerdos de un pasado al que se intenta dar sentido, estos poemas conjuran momentos que manifiestan lo que somos en lo que fuimos (Nocturno en la Bahía de Ij) o son fruto de un pensamiento en imágenes que solo la poesía sabe construir (Manzana, Flash). Encontramos en ellos, también, sin duda, la lectura, el eco de algunos versos de Claudio Rodríguez (Arroyos), por ejemplo, de Borges (La otra orilla), o esas heridas sin cura que nacen tantas veces de la trágica encrucijada de los hechos: 19 de marzo, Sobre el invierno, Autorretrato (Reloaded).

Los hay que parecen un homenaje a la belleza de la palabra que canta, que danza: La muerte del derviche. Otros que transforman objetos prosaicos en metáfora de nuestra irónica condición: Correr en la cinta. Alguno que se adentra en la metafísica de los entes, para hacerles hablar con un lenguaje que más sea de ellos que nuestro, en el que nos reflejamos, sin embargo, como nadadores en las aguas: La piedra, Olas, Historia Naturalis. O donde lo cercano revela sorprendentes secretos: La caja de dibujos imposibles, En la piscina de Fuenteálamo. Alguno (Osos Polares) nos adentra en el misterio de los sueños que es el de nuestra propia identidad.

En fin la lectura de estas páginas, a la que a todos invito, está repleta de sugerencias, de guiños, de llaves mágicas forjadas para decirnos que no todo está perdido, que en medio de la barbarie de los días, de su crueldad, el leve cristal de los versos rescata algunas cosas de su eterna muerte.

ARROYOS

Bebes el agua clara de la fuente.

A su cauce te entregas,

con el río te vas,

con su limpia ambición

depurada en la roca. En su sigilo

y en su hondura viene hasta ti

la larga claridad del día.

Sonríes porque es tuya

y quieres que así sea para siempre.

Así, sin más misterio,

se extiende su locura irrefrenable

por dentro de tu cuerpo

y alcanza hasta tu noche última.

Miras al cielo ahora

y te desnudas a los altos

arroyos de ti mismo.

Por los cielos del cielo,

en forma de lamento, se descuelga

el agua.

Sabes que es tuya esta corriente entera,

esta avenida

transparente. En ti se mueve

y en ella te hundes y te anegas.

La eternidad no es otra cosa

que este momento dulce

de placer en que pierdes el sentido.

ANDRÉS GARCÍA CERDÁN

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