Juan Gómez Díaz

Venancio González, un liberal toledano (1831-1897)

Un toledano ilustre por sus propios méritos, senador vitalicio y prócer destacado del Partido Liberal

POR JUAN GÓMEZ DÍAZ

Hace hoy ciento veinticinco años, en una mañana fría de un invierno de los de antes, un cortejo fúnebre con acompañamiento oficial, como correspondía al rango público del fallecido, salió del número 27 de la calle Génova de Madrid hacia la Sacramental de San Isidro. El difunto era Venancio González , un toledano ilustre, no por apellidos o patrimonio sino por sus propios méritos, senador vitalicio y, sobre todo, prócer destacado del Partido Liberal .

Había nacido en nuestra provincia, en Lillo , en una familia de modestos labradores manchegos. Este origen lo tuvo siempre a gala con su carácter sencillo al más puso estilo cervantino: «Haz gala, Sancho, de tu linaje y no te desprecies de decir que vienes de labradores…».

Su carrera política se inicia en 1854 cuando, recién salido de la Universidad, fue secretario de edad de la Junta Revolucionaria de Toledo , en representación de las fuerzas liberales integradas en el Partido Progresista. También fue diputado provincial , en representación de Lillo, desde 1857 a 1863.

Obtuvo su primer acta de diputado en Cortes en 1863. Cinco años después será protagonista de la Revolución Gloriosa. Su presencia en la batalla de Alcolea , el 28 de septiembre, acredita su valor personal y su sintonía con esa hora crucial de nuestra Historia, destacándose como miembro de las Cortes Constituyentes de 1869, llegando a ser, más tarde, vicepresidente del Congreso de los Diputados.

Su valía se acreditó en cuantas responsabilidades le tocó asumir. Primero como oficial letrado del Ministerio de la Gobernación, luego director general de Comunicaciones y, después, director general de Propiedades y Derechos del Estado. La culminación de su carrera llegaría con las carteras ministeriales de Gobernación , en tres ocasiones (1881, 1884 y 1892) y de Hacienda en (1888).

Como ministro de la Gobernación, dejó su impronta en la política de profesionalización de la función pública, concretada entre otras medidas en las de creación del Cuerpo de Empleados de Establecimientos Penales y de organización del Cuerpo de Administración Local.

El reconocimiento como jurista de prestigio le llegó con la Presidencia del Consejo de Estado . De signo distinto, más empresarial, su etapa como presidente de Tabacalera . Pero hay un rasgo de la personalidad de Venancio González que merece ser destacado hoy, al cumplirse ciento veinticinco años de su muerte. Es su lealtad al proyecto político liberal y a quien, con igual lealtad, encarnó, Práxedes Mateo Sagasta. Esa fidelidad mutua se fraguó en la restauración alfonsina de 1875, al organizar ambos el Partido Fusionista, más tarde Liberal , en 1885. Joaquín Sorolla, sobre boceto de Francisco Jover, plasmó aquella relación en el espléndido cuadro 'Juramento de la Constitución de 1876 por la Reina Regente Doña María Cristina', que se encuentra en el Palacio del Senado y es, sin duda, el mejor testimonio gráfico del protagonismo político en la Historia de España corresponde a Venancio González.

Fiel siempre a sus raíces toledanas, hizo cuanto estuvo en su mano, como ministro de Hacienda, para la pronta restauración del Alcázar, tras el incendio de 1887 . A él, se debe también, el traslado del Colegio de Huérfanos de Infantería desde Aranjuez a Toledo, estableciéndose en el cuartel de San Lázaro y la instalación en Toledo de la Escuela Central de Tiro.

A petición del alcalde Toledo don José Benegas, el ayuntamiento, con fecha 15 de diciembre de 1897, denominó con el nombre de Venancio González a la calle de las Arma s; otras propuestas eran que fueran la de Tendillas o la del Comercio las que llevaran el nombre de tan ilustre toledano. Con esta denominación permaneció hasta 1916, cuando la citada calle recuperó su antiguo nombre en el tramo desde la calle Núñez de Arce y Zocodover, permaneciendo con el nombre de Venancio González, entre Recoletos y Núñez de Arce. Y que desde 2007 está dedicada al periodista, escritor y Cronista Oficial de la Provincia, don Luis Moreno Nieto . Igualmente, como reconocimiento a tan gran benefactor de la ciudad, su ayuntamiento le nombró Hijo Adoptivo.

Además de Toledo los municipios de Lillo, su pueblo natal, El Romeral, La Villa de Don Fadrique y Villacañas conservan en su callejero el nombre de Venancio González. De ninguno de estos pueblos se olvidó don Venancio, pues en la devastadora inundación de 1897, consiguió importantes ayudas para su reconstrucción. Sin embargo, en su pueblo natal —que es el mío— nunca encontró reconocimiento a su permanente atención. Sin duda porque la envidia y mediocridad de unos pocos , que no le perdonaron nunca la superación personal y el triunfo político, acabaron confundiéndose con la ingratitud de la mayoría, siempre dócil ante el rumor y la calumnia. Se confirmó así, una vez más, que nadie es profeta en su tierra, aunque el tiempo pone a todos en su sitio.

Valga, por último y como resumen, las palabras del presidente del Senado, Marqués del Pazo de la Merced, del Partido Conservador, que en sesión plenaria calificó a don Venancio González como uno de los «hombres políticos más correctos, más imparciales y más animado de grandes deseos por el bien y la felicidad de la Patria» . Con este elogio merecido del adversario político se cerraba una trayectoria ejemplar y digna.

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