Repaso a la historia de la crónica negra taurina en Castilla-La Mancha

Además de lo sucedido con Joselito «el Gallo» en Talavera de la Reina hace 100 años, otras muertes famosas fueron las de Sánchez Mejías, el espontáneo por el que se retiró «el Cordobés» o «el crimen de los novilleros»

Sánchez Mejías, en el estribo de la plaza de Manzanares ante «Granadino» Ayto.
Juan Antonio Pérez

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La muerte de José Gómez Ortega «Joselito, el Gallo» en Talavera de la Reina causó conmoción, provocó el duelo nacional y, pese a que han pasado 100 años, todo el mundo ha oído hablar de ella. El impacto fue parecido a las que luego tendrían las de Manolete y Paquirri. A lo largo de la historia, en las plazas de toros de Castilla-La Mancha se han registrado numerosas muertes. Este es un repaso por lo más relevante de la crónica negra taurina de la región.

Ignacio Sánchez Mejías , cuñado de Joselito y testigo de su muerte en «La Caprichosa» de Talavera no debía haber estado en Manzanares. Se había retirado siete años antes. Sin embargo, ese mismo verano de 1934, con 43 años, volvió a vestirse de luces «porque ha llegado la hora de la formalidad». «Desde que tenía nueve (años) no hago más que locuras: obedecer a mis padres, estudiar, preocuparme del porvenir, crear afectos, administrar cuidadosamente el dinero ganado, cultivar el campo (…) todo llega, y a mí me ha llegado ya la hora de ser razonable y sensato», explicó. Además, ni siquiera estaba anunciado, pero Domingo Ortega sufrió un accidente de tráfico y Sánchez Mejías lo sustituyó en Manzanares el fatal 11 de agosto. La cornada de «Granadino» se produjo al iniciar la faena de muleta sentado en el estribo de la barrera. El torero falleció dos días después en Madrid y Federico García Lorca escribió el famoso Llanto por su amigo.

Aparte de Joselito y Sánchez Mejías, otros dos matadores se dejaron la vida en los cosos de la región: Juan Gómez de Lesaca (Guadalajara, 1896) y José Mata (Villanueva de los Infantes, 1971), este último uno de los dos únicos toreros nacidos en Canarias que tomaron la alternativa.

La lista es mucho más amplia entre novilleros, picadores, banderilleros, profesionales del sector, espontáneos o simples aficionados. Hay constancia de que el picador Cristóbal Ortiz , cercano a cumplir los 82 años, acudió a Almagro para actuar en dos festejos. En el segundo, celebrado el 27 de agosto de 1832, fue derribado del caballo, lo que le acarreó la muerte en la siguiente madrugada.

Mientras, los hermanos banderilleros Antonio y Juan Mula, «Oliverito» y «Oliverito chico» respectivamente, murieron en el espacio de tres meses, en lo que va de junio a septiembre de 1908, al ser corneados en Albacete y La Roda. No han sido los únicos. El matador Mariano Montes , de Portillo de Toledo, falleció en la madrileña plaza de Vista Alegre el 13 de junio de 1926. Cuatro años más tarde, el novillero Pedro Montes siguió los pasos de su hermano Mariano en Escalona. Por cierto, ese verano de 1930 resultó especialmente sangriento con las muertes de los también novilleros Manuel García en Quismondo, Manuel Díaz «Ruzafa» en Illescas y Teófilo Hidalgo (nacido en Fuensalida) en Bustarviejo.

El 14 de septiembre de 1981, en la feria de Albacete, la tragedia se desarrolló en riguroso directo. Nada más salir el quinto toro de Los Guateles, un sardo de nombre «Sospechoso», se tiró al ruedo Fernando Eles «el Chocolate» . El espontáneo, desnudo de cintura para arriba, fue arrollado y ya en el suelo sufrió dos cornadas, en el costado y en el cuello, que le causaron la muerte al instante. La plaza se ensañó con «el Cordobés» y la cuadrilla, a los que gritaron «asesinos» y «cobardes» por no haber remediado el fatal desenlace; algo, por otra parte, imposible. Sin embargo, «el Cordobés» decidió retirarse tras la terrible experiencia.

Ni siquiera en el ruedo

Otras víctimas ni siquiera fueron heridas en el ruedo. Por ejemplo, Francisco Verde, «Tato de Toledo», tuvo la mala suerte de que un toro saltara la barrera en la Ciudad Imperial el 28 de mayo de 1891, siendo el único que ha perdido la vida en el coso de Mendigorría. Gustavo Villanueva se entrenaba con una res en el patio del matadero de Yuncos el 24 de septiembre de 1967, cuando el animal le fracturó el cráneo. Falleció al día siguiente. Y José Manuel Sánchez , mayoral de la ganadería de Francisco Galache, fue «repetidamente corneado» en los corrales de la plaza de Consuegra el 23 de septiembre de 1986.

Por último, también son numerosos los casos de castellano-manchegos que murieron fuera de los límites de la región. Félix Almagro , de Torrijos, fue el primero de los cinco fallecidos que hasta la fecha ha habido en Las Ventas. El óbito se produjo recién acabada la Guerra Civil, el 13 de julio de 1939. El novillero resultó «derribado al pasar de muleta y, cuando le hacían el quite, se incorporó ante la cara de la res, recibiendo entonces la herida» en la yugular, describió Giraldillo en ABC.

Félix Almagro, de Torrijos, falleció en Las Ventas en 1939 Santos Yubero

Mientras, en la madrugada del 30 de noviembre al 1 de diciembre de 1990 Juan Lorenzo Franco Collado «el Loren» , de 24 años, Andrés Panduro Jiménez , de 23, y Juan Carlos Rumbo Fernández , de 19, fueron sorprendidos en la finca «Charco Lentisco» de Cieza, donde murieron asesinados a tiros «de forma traicionera y cobarde» en el silencio cómplice de la noche. Los tres pertenecían a la Escuela Taurina de Albacete y tenían la intención de torear aprovechando la luna llena. Aquello se conoció como «el crimen de los novilleros», con un gran eco en los medios de comunicación. La sentencia condenó a dos personas a 81 años de prisión por los hechos.

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