Castilla-La Mancha

Fátima Mondéjar: «Del maltrato se puede salir, las mujeres saben que siempre van a estar acompañadas»

La psicóloga Fátima Mondéjar coordina la Casa de Acogida de Ciudad Real, abierta en 1985 y donde han sido atendidas 1.000 familias que han padecido la violencia machista

Fátima afirma que todos podemos colaborar para acabar con la violencia de género ABC
Francisca Ramírez

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Es el rostro amable para cientos de mujeres que cada año son víctimas de la violencia de género y que deciden dejarlo todo y partir hacia un mundo nuevo. Al llegar a la Casa de Acogida de Ciudad Real es Fátima Mondéjar —la coordinadora y psicóloga— la encargada de recibirles . Este recurso, que abrió sus puertas en el año 1985, siendo la primera de Castilla La Mancha y la tercera en España, funciona gracias al apoyo de la Diputación Provincial y el Instituto de la Mujer. Desde su apertura han pasado unas 1.000 familias, atendidas por cinco auxiliares sociales, una trabajadora y educadora social.

Para acceder a estos recursos no es necesario que la víctima haya denunciado a su maltratador. Si ha denunciado, son las fuerzas de seguridad del Estado las encargadas de ponerse en contacto con el Centro de la Mujer del municipio o a través de los teléfonos 900 100 114 o 016, atendidos las 24 horas del día.

¿Cómo son esos primeros días en la Casa de Acogida?

Es un proceso muy intenso. Son atendidas las 24 horas y los profesionales se encargan en esas primeras semanas de ofrecerles un apoyo más continuo. A medida que van pasando los meses, esos apoyos se van retirando en cuanto vemos que ellas van adquiriendo mayor independencia. Luego llega el momento de salir y eso también tenemos que hablarlo con ellas. Prepararlas para que no se sientan desamparadas. Cuando están fuera estamos en contacto permanente. Para ellas es muy importante sentir ese apoyo y que están acompañadas. También se trabaja en red con otros recursos y con los Centros de la Mujer.

Muchas mujeres llegan con sus hijos, ¿qué proceso se sigue?

Cuando ingresa una familia se establece un plan de intervención integral y vemos en qué puntos se debe incidir más. Si se van cumpliendo todos los niveles de intervención integral y multidisciplinar, se aborda el plan para que la mujer pueda iniciar su vida fuera de la Casa de Acogida. Normalmente nos puede llevar entre seis y 12 meses hacerlo. Es el tiempo mínimo para que ellas puedan recuperarse de esas secuelas y también sus hijos. Cada familia tiene unas circunstancias distintas. Por ejemplo, si es mujer inmigrante, sin permiso de residencia, con hijos pequeños y no conoce el castellano, pues tendremos que hacer un seguimiento continuo para ver cuáles son sus fortalezas.

¿Qué intervención se hace para los hijos que viven con estas mujeres?

Ellos también son víctimas de violencia de género. La han padecido de forma directa porque han estado presentes, han escuchado y están viendo las secuelas que tienen sus madres. Entonces, también se prepara una intervención integral con ellos. Apoyamos su escolarización, le ofrecemos acompañamiento sanitario, les derivamos a un programa específico que tiene el Gobierno de Castilla-La Mancha de atención psicológica a menores de violencia de género y nos coordinamos con los colegios a los que asisten para hacer un seguimiento escolar. Lo que hemos notado es que a medida que las madres se tranquilizan y van recuperando la alegría y se encuentran mejor consigo mismas, los menores también se sienten mejor. Cuando recuperan a su madre y saben que están en un entorno seguro, ellos se sienten mejor de forma inmediata.

¿Puede darse el caso que tras salir de la casa las mujeres decidan volver con su maltratador?

Sí. Desgraciadamente es algo que nos ha pasado en varias ocasiones. La víctima por el grave daño que tiene, por las secuelas y la educación recibida deciden darle una oportunidad al agresor. Forma parte del ciclo de la violencia. Ante la insistencia de él, deciden retomar la relación. Es un momento bastante triste para nosotras, pero no juzgamos y, mucho menos, a la mujer. Simplemente le decimos que esto forma parte de un proceso, aunque ellas son conscientes de que hay salida a la violencia de género. En cualquier caso, lo vemos como algo positivo porque son conscientes que hay una salida. De hecho, hay mujeres que han decidido volver con el agresor, pero terminan por regresar a una casa de acogida y así termina este proceso.

¿En su opinión, las administraciones tanto autonómica, provincial y local ofrecen apoyo suficiente a la mujer maltratada?

Creo que sí. Castilla-La Mancha es una región que apoya, se ocupa y se preocupa de las víctimas de violencia de género. Hay una intervención integral y se apoya claramente a estas personas, individualizando cada caso. Las mujeres lo perciben así y ellas mismas se sorprenden de los apoyos que pueden tener en una casa de acogida. Es verdad que en ningún caso esto les va a solucionar la vida para siempre, pero supone un apoyo fundamental para reparar los daños y que ellas puedan seguir hacia adelante.

El Gobierno de Castilla-La Mancha va a reconocer la labor de estos recursos en el acto institucional del día 25, ¿qué supone para usted este premio?

La verdad es que todas las compañeras estamos muy agradecidas porque durante la pandemia se vivió un momento bastante complicado. No debemos olvidar que en esta casa de acogida conviven cuatro familias, totalmente diferentes, con menores muy pequeños. Imagínate si ya es difícil convivir con tu propia familia, pues con cuatro familias encerradas con el miedo que teníamos, pues ha sido muy difícil. Pero desde la Junta, el Instituto de la Mujer y la propia consejera de Igualdad, Blanca Fernández, nos han estado acompañando y han estado pendientes desde el momento en que se inició la pandemia del coronavirus. Nos llamaban, se interesaban por los casos. El reconocimiento para nosotras es importantísimo, pero también sentir que las instituciones han estado cerca todo el rato. Eso es positivo.

¿Cómo se puede acabar con la violencia de género?

Para acabar con la violencia de género debemos saber que la responsabilidad es de todos, porque no es una cuestión solo de los recursos o de las administraciones públicas. Detrás del maltrato está la desigualdad y eso lo podemos combatir desde todos los sitios, todos los días. Debemos reforzar el mensaje que hay salida a la violencia de género.

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