¿Trajeron los franceses a Canarias la enfermedad que generaba tristeza?

En 1402, con la llegada de las tropas normandas, surgió la modorra. Los enfermos yacían boca arriba en silencio, sin querer responder a preguntas, angustia y ansiedad

Juan de Bethencourt ABC

José L. Jiménez

La Conquista de Canarias no fue solamente un objetivo de Castilla. Con anterioridad, otras potencias europeas buscaban anclar sus intereses en el Atlántico a través de estas islas. Pero no todo fue armas y los disparates del sanguinario Pedro de Vera , eso mucho después fue después. También fue la salud y ahí el francés Juan de Bethencourt tuvo mucho que ver en 1402 en Lanzarote y que en 1405 amplía al resto del archiélago.

Los cronistas y expertos no logran ponerse de acuerdo de si fue gripe, tifus, rabia o peste. Pero al final se generó una intoxicación masiva que acabó con los aborígenes . Los primeros en traer enfermedades a Canarias fueron los franceses subcontratados para tomar el control de Lanzarote y Fuerteventura. Déspués, las tropas peninsulares hicieron el resto.

El caballero normando Juan de Bethencourt llegó desde Europa directamente a Lanzarote, quizás por tener conocimiento procedente de comerciantes de Génova. Bethencourt pretendía establecer una base logística en Lanzarote y estar fuera de Francia por problemas legales.

Alguien problemático

En mayo de 1402 salió de Francia con 280 colonos y tripulantes. Llegó en primavera también a La Graciosa con 63 personas. Nombra en Lanzarote a Bertyn de Berneval como autoridad política de la isla y se establece en Playa de Las Coloradas.

El rey de la isla, Guadarfía, optó por rendirse con apenas 200 jóvenes de pelea. La isla podría tener 1.000 habitantes. De esa influencia francesa surge la presencia en la isla de Lanzarote de San Marcial.

Fue acusado de ser pirata y traer el «mal de San Lázaro», es decir, la lepra; pero esa tesis no tendría lógica porque «era complicado» que un leproso pudiese organizar una expedición a Canarias.

Fray Bartolomé de las Casas afirmaba que «Ido [Juan de Bethencourt] a las dichas islas con su armada, sojuzgó por fuerza de armas las tres de ellas, que fueron Lanzarote, Fuerteventura y la isla que llaman de El Hierro, y querer ser señor de quien no le debía nada, sojuzgándolos».

Agrega De Las Casas que «también es de creer que aquellas islas t omó con muerte de hartos de los que consigo llevaba , y no menos serían, sino muchos más, de los canarios naturales, como gente de pocas armas y que estaban en sus casas seguros, sin hacer mal a nadie».

En 1405, Juan de Bethencourt el que pone de nombre a la isla de Canaria el nombre de Gran Canaria por la fiereza con la que fue respondido. Tras el fracaso grancanaria, opta por La Palma y El Hierro. En esta última, impone, con engaños para descubrir el agua potable , vende a parte de la escasa que hay población para traerse franceses. 120 franceses fueron colocados en esa isla, según las crónicas.

Antes de abandonar Canarias, nombró a su sobrino Maciot de Bethencourt , gobernador de las islas, que se casa con una indígena, de nombre Teguise. El 26 de junio de 1412 en Valladolid presta vallasale Catalina de Lancaster. En 1414, ya con sus delitos prescritos en Francia, regresa a Normandía. En 1419 se hace vasallo de Enrique V. Pudo morir entre 1425 y 1426.

El 15 de noviembre de 1418 Maciot de Bethencourt vendió sus derechos políticos sobre Canarias a Enrique de Guzmán, conde de Niebla y es lo que da el pistoletazo de salida del control político de Canarias por Castilla.

Muerte

Los profesores Antonio Tejera, Luis López y Justo Hernández coinciden en señalar que los cronistas indican que una patología no definida facilitó la expansión europea en las islas.

Alonso de Espinosa apunta en 1495 que «vino una tan grande pestilencia, de que casi todos se morían y ésta era mayor en el reino de Tegueste, Tacoronte y Taoro, aunque también andaba encarnizada encendida en los demás reinos». A esta mezcla de conceptos le llamaron «modorra». En 1611 aparece en los documentos lo que es la modorra : «una enfermedad que saca al hombre de sentido, cargándole mucho la cabeza». Francisco López de Ulloa apuntaba que era rinitis aguda.

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