José Luis Castillo entreteje a Bach en Canarias con imaginación

La introducción a cada pieza, ilustrativa y certera, la hacía voz en cuello el pianista nacido en la capital grancanaria

Cathaisa Perdomo

Habiendo sido testigos solo una vez y con placer a Castillo como uno de los más prometedores y eruditos jóvenes intérpretes canarios, esta presentación con la sombra de Bach sobre el piano prometía ser una apuesta con cierto riesgo.

Si bien el genio de Leipzig no es poco frecuentado por este intérprete, las transcripciones son otra cosa. Pero la apertura, con el «Capriccio sopra la lontananza del suo fratello diletissimo» trajo los mejores augurios y confirmó los buenos presagios. Este fue el recital de piano de una persona pensante. La sala de cámara estaba casi llena, de unos oyentes que se adivinaba en general atentos y bien alertados acerca de lo que iban a asistir. Fueron barridos por la imaginación con la que Castillo entretejió, si cabe a la tercera potencia, los textos originales de Bach.

Castillo, con una postura tranquila, con los hombros apenas moviéndose y las manos relajadas, describió el tono impredecible de la música con un toque finamente controlado. Esto sacó lo mejor del piano, creando un tono pulido con una nota nunca dura, incluso en pasajes de octava contundentes. La introducción a cada pieza, ilustrativa y certera, la hacía voz en cuello el pianista nacido en la capital grancanaria. Las referencias literarias y biográficas siempre se agradecen para dar sentido completo al espectáculo.

Porque, aunque en formato engañosamente pequeño, fue un verdadero espectáculo lo visto el miércoles pasado en la sala vecina al mar. En un refrescante regreso a la mejor tradición de las transcripciones, Castillo tocó una composición como «Erbarm dich mein, o Herr Gott» bajo su propio tamiz heurístico. Si solo más solistas siguieran el ejemplo, podrían iluminarnos, con nuevas visiones de la mente de los compositores. Sin bises –único reproche– la despedida de Castillo antes de acudir a Madrid a interpretar el mismo programa es un hasta luego, ya que lo tendremos en Semana Santa, con una versión canónica del genio barroco para el International Bach Festival. Será obligatoria, hoy más que ayer, la asistencia.

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