Sociedad

Perros para cuidar las emociones de las mujeres maltratadas en la provincia de Zaragoza

La DPZ y la asociación Escan ponen en marcha una pionera iniciativa de terapia emocional para víctimas de malos tratos

Uno de los perros adiestrados para servir de terapia emocional a mujeres maltratadas, proyecto del que ya se benefician gratuitamente tres usuarias en la provincia de Zaragoza Diputación de Zaragoza

D. A.

La Diputación de Zaragoza (DPZ) y la asociación Escan han puesto en marcha un proyecto pionero en Aragón centrado en la terapia emocional asistida con perros adiestrados para mujeres víctimas de violencia de género . El proyecto, que tiene el mismo nombre que el de la propia asociación, ya ha empezado a desarrollarse y tres mujeres de diferentes municipios de la provincia han comenzado a beneficiarse de este tipo de terapia. Para hacer realidad este programa, la DPZ ha destinado 12.000 euros .

El objetivo del proyecto Escan es la rehabilitación de aquellas mujeres que sufren los efectos de la violencia de género, situación que se agrava especialmente por el temor de volver a ver a su agresor. Para conseguirlo, la terapia se apoya en los perros y en los beneficios que estos producen en los procesos rehabilitadores.

Una de las mujeres que participan en el programa, María, ha declarado que «ha vuelto a nuestra vida la ilusión» y que este proyecto es «un soplo de aire fresco» que les hace perder miedo a llevar a sus hijos al colegio. «Los hijos lo pasan mal, no quieren salir tampoco» y su perra se ha convertido en «un superhéroe de cuatro patas» que les ayuda a sentirse bien.

«Mi hijo disfruta como no lo hacía», ha continuado María, quien ha aseverado que «ahora te sientes bien, estás acompañada» gracias al vínculo con el animal, «una ilusión tremenda después de todo lo que estamos pasando: es lo mejor que nos puede pasar».

La diputada provincial Pilar Mustieles, junto a responsables y profesionales de la asociación Escan DPZ

Otra de las participantes en la iniciativa, también de nombre María, ha calificado su experiencia de «maravillosa» y a su perro de «fantástico», ya que ha salido de casa por primera vez gracias al cánido y ha experimentado un progreso «espectacular». Para ella «es una tranquilidad poder estar adiestrándolo» y además la familia está «aprendiendo muchísimo», además de que el tiempo de entrenamiento es «muy agradable». Sus hijas le ven más feliz.

La diputada delegada de Igualdad de la DPZ, Pilar Mustieles, ha destacado que «la lucha contra la violencia de género cobra más fuerza todavía con proyectos como este». «Las mujeres víctimas de esta lacra conviven con el miedo a sus agresores», y «tner a su lado a un perro adiestrado siguiendo patrones como los promovidos por este proyecto les ayuda a empoderarse y sentirse seguras», destaca Mustieles.

Gratis para las usuarias

«El programa es totalmente gratuito para las usuarias y se basa en el trabajo psicológico con la mujer y el adiestramiento con el perro», afirma la diputada. Y recalca que su novedad respecto a otro tipo de programas similares es que los animales no se adiestran para atacar y defender sino para mejorar la situación psicológica de las mujeres.

El proyecto Escan se basa en el tratamiento psicológico y en el adiestramiento, de modo que el perro se convierte desde un propósito terapéutico en un apoyo emocional. «Tratamos, en la medida de lo posible, de dotar a estas mujeres de las herramientas y el empoderamiento necesario para que tengan capacidad por si mismas de afrontar su nueva situación vital», explica el coordinador del proyecto Escan, Enrique Cruz.

«Inicialmente se trabaja el aspecto terapéutico, apoyado con perros de acompañamiento, para posteriormente implantar actividades de voluntariado, apoyo en la inserción laboral y actuaciones de formación y sensibilización, particularmente en el ámbito educativo. Luchamos no sólo contra la exclusión psicológica y emocional que han sufrido estas mujeres, sino también contra la exclusión económica y el aislamiento socio-familiar, fundamentales para superar la situación por la que han pasado», añade Cruz.

La terapia no solamente beneficia a las usuarias sino también a sus familias, especialmente a sus hijos, que han visto como se producían en su hogar episodios de violencia de género con todo lo que ello supone. Los lazos afectivos que se establecen, los cuidados necesarios, los aspectos más lúdicos y el mero desplazamiento de la atención mejora el clima doméstico.

Atención psicológica

Una vez seleccionadas y dispuestas a empezar con el programa, comienza la fase de atención psicológica. «El perro ayuda a la mujer en su proceso de rehabilitación psicosocial, basándonos en el vínculo con el animal. Es el animal el que se adapta a ella y no al revés. El perro se convierte en un apoyo, en una nueva ilusión», explica la psicóloga Maria Val. «Trabajamos factores como la autoestima, los miedos, la comunicación o los roles de género», añade Val.

Adiestramiento

Tras las primeras sesiones con la psicóloga, las usuarias del programa comienzan el contacto con los animales para establecer el vínculo entre la mujer y el perro, que se consigue mediante el contacto contiguo entre ambos. Posteriormente, se inicia el proceso de adiestramiento, que ronda los tres meses. Durante este tiempo, el perro es adiestrado para obedecer órdenes verbales exclusivamente de la mujer , que simultáneamente es formada para aprender de forma autónoma a adiestrarlo.

«Los perros no son agresivos, son terapéuticos. No son adiestrados en defensa o en ataque, solo actúan como defensa ante amenazas inminentes motivados por el vínculo con las usuarias. El principal valor es la prevención de la agresión», explica la adiestradora Alba Jimenez. «El adiestramiento reafirma el trabajo terapéutico, incidiendo en la seguridad, la autoestima, la responsabilidad sobre un ser vivo y el asilamiento social de las usuarias», añade Jiménez.

Los perros, que siempre son adoptados, se seleccionan en función de las características y necesidades de las usuarias , aunque siempre son de tamaño medio o grande. «Reforzamos el vínculo entre la usuaria y el perro mediante el juego y los educamos para que tengan una obediencia de utilidad urbana, como paseos tranquilos, que acudan a la llamada, o que permanezcan sentados o tumbados. Más que un adiestramiento es una obediencia que trabajada mediante esa conexión que adquieren hace que la vida de la usuaria sea cómoda y tranquila», apunta la adiestradora.

Selección de las usuarias

La selección de las usuarias se lleva a cabo a través de las entidades y organismos implicados en la lucha contra la violencia de género. Las mujeres que pueden acceder al programa son aquellas que tienen una sentencia condenatoria de violencia de género o el reconocimiento de los servicios sociales, una orden de alejamiento de sus agresores en vigor en el momento de comenzar la terapia, aquellas que, tras ser valoradas psicológicamente, la necesiten por todos los beneficios que les aportaría y aquellas que puedan ser compatibles con las implicaciones que supone estar a cargo de un perro, aspecto valorado por un especialista canino.

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