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Rajoy, aplaudido por su grupo y los ministros, en el Congreso - JOSÉ RAMÓN LADRA

Rajoy reforzará su perfil conciliador con ministros «dialogantes»

El líder del PP diseña un Ejecutivo con cintura y capacidad de acuerdo con la oposición

Madrid Actualizado: Guardar
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Escrupuloso con los procedimientos, el candidato a la reelección como presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, insistió ayer en que la primera persona a la que comunicará el nombre de los futuros ministros será el Rey. Ya lo avanzó el viernes en Bruselas. Pero Rajoy, poco amigo de las especulaciones, tuvo que volver a zanjar el debate ante las incesantes quinielas que la prensa, y también cargos del PP, airean sobre quiénes se sentarán en el próximo Consejo de Ministros. «No tengo perfilado el Gobierno. Ni siquiera he pensado en este asunto porque hasta que no tuviera claro el debate (de investidura) de esta semana no tenía sentido que lo hiciera», aseguró en el Palacio de la Moncloa en su comparecencia tras aceptar el encargo de Felipe VI de someterse a la investidura.

En primera línea de la sala de prensa le escuchaban ayer a Rajoy su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, cuya continuidad se da por hecho, y la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. Las dos son personas de máxima confianza del presidente y por ellas se le preguntó explícitamente, pero Rajoy no entró. «No tengo nada que decir hasta que se lo comunique a su Majestad el Rey. Al minuto siguiente se lo contaré a ustedes, con mucho gusto», señaló el líder del PP, que formará su nuevo Ejecutivo tras 310 días en funciones.

Sin embargo, el hermetismo de Rajoy no logra sellar las elucubraciones y el nombre de Cospedal suena desde hace tiempo en los pronósticos para el nuevo Gobierno. Se le presupone un puesto de fuerza política en el Ejecutivo, que se interpreta como una recompensa a sus servicios prestados con fidelidad en los años más difíciles para Génova por la corrupción. Si bien, desde su entorno sugieren que ella quiere seguir al frente de la dirección nacional del PP. Rajoy le lanzó ayer un guiño al reconocer «el mérito» del partido en este intenso año electoral. «No han sido meses fáciles para los militantes de mi partido, que han reaccionado con mesura», admitió.

Tres vacantes seguras

Lo que sí es un hecho cierto que el líder del PP tendrá que hacer cambios en el banquillo de su Ejecutivo, fundamentalmente, por la «baja» de tres de sus ministros que dejaron tres importantes carteras vacantes: Ana Pastor, que abandonó Fomento para ocupar la Presidencia del Congreso de los Diputados; Alfonso Alonso, que dejó Sanidad para concurrir a las elecciones vascas, y José Manuel Soria, que se marchó de Industria por la puerta de atrás por los «papeles de Panamá».

En el entorno del presidente se impone el criterio de que Rajoy, fiel a su estilo, mantendrá al grueso de su Ejecutivo. Sin embargo, en amplios círculos de Moncloa y en Génova cunde la opinión de que «habrá cambios». Y ahí las especulaciones se posan sobre el titular de Interior, Jorge Fernández Díaz, que viene de ser reprobado por la oposición en el Congreso. Rajoy, recuerdan en el partido, no ha salido en defensa de quien es, además, su amigo personal y creen que podría ser «sacrificado»en aras al necesario deshielo político con la oposición.

El PP, y en primera línea el presidente, asume que serán necesarios gestos de acercamiento con el resto del arco parlamentario, toda vez que el Gobierno requerirá del apoyo exterior para sacar adelante las reformas necesarias en una legislatura «muy distinta». Atrás quedaron los cuatro años de cómoda mayoría absoluta de Rajoy. Con 137 diputados, el presidente ordena a todo su equipo que exhiba cintura política y extreme su capacidad de diálogo con el resto de los grupos, especialmente el PSOE y Ciudadanos. «Que habrá que hablar y dialogar mucho es evidente», dijo ayer.

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