Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, el 10 de noviembre en La Moncloa
Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, el 10 de noviembre en La Moncloa - EFE

Rajoy contra el fantasma del 11-M

Esta vez hay experiencia, no hay foto de las Azores, el Gobierno actúa con máxima prudencia y no da ningún paso en solitario

Madrid Actualizado: Guardar
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Queda menos de un mes para las elecciones generales. ¿Quién no ha pensando estos días en aquel maldito 11-M de 2004? El recuerdo vuelve una y otra vez, y en Moncloa no se olvida ni un momento. ¿Hay miedo? «No, no lo hay». Lo que hay es «experiencia» suficiente como para no cometer los errores de antaño, aseguran fuentes de Presidencia. El presidente Rajoy no lo olvida ni un momento y, ante el riesgo de terrorismo yihadista, está actuando de manera totalmente opuesta a como se hizo hace ya más de once años, desde mucho antes de los atentados del 11-M.

El riesgo de atentado existe. Es así y de hecho el nivel de alerta está en 4 de 5: riesgo alto

. A nadie se le escapa que es una posibilidad, porque nadie está a salvo. Y un atentado en campaña puede desestabilizar por completo las elecciones, como ya ocurrió en 2004. Ante esa hipótesis, el Gobierno de Rajoy ha querido aprender de errores políticos pasados, que comenzaron mucho antes de los ataques terroristas.

«Se está haciendo todo lo contrario de lo que se hizo en 2004 y antes», comenta un colaborador de La Moncloa, que sigue paso a paso la estrategia del Gobierno y la respuesta, medida y prudente, que se está dando tras los atentados terroristas de París.

De entrada, esta vez no hay una «foto de las Azores». «No la habrá». España no está, ni estará, o eso es el objetivo, en en el plano principal, en el protagonismo internacional ni en ninguna iniciativa al margen del paraguas internacional, del acuerdo de todos los aliados y de las medidas de la OTAN o de la ONU. El contexto será siempre el de la comunidad y legalidad internacional.

Si hay una palabra que puede definir la respuesta del Gobierno esta es «prudencia». La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, lo dijo el viernes tras el Consejo de Ministros: «Se va a actuar con prudencia y equilibrio». Nada de precipitación, ni un solo paso imprudente o desproporcionado. No hay un solo mensaje del Gobierno sobre la necesidad de intervenir militarmente en Siria, ni siquiera quiere hablar de «guerra».

Una de las diferencias mayores respecto a lo que ocurrió en 2004, antes de las elecciones generales y antes de los atentados, es que el Gobierno no quiere dar ni un solo paso solo. Desde el primer momento, el presidente ha tomado la iniciativa y ha llamado a los principales líderes políticos, con quienes se ha comprometido a mantenerlas permanentemente informados. No habrá decisiones sin consultarlo con los demás. «El Gobierno esta vez no va solo, no quiere ir solo», apuntan en La Moncloa. De ahí el desmentido rotundo con el que respondió el Gobierno a una información que señalaba un ofrecimiento de Rajoy a Francia para relevar sus tropas en África. Ni media broma con esto, vino a decir el Ejecutivo.

Por último, pero no menos importante, sino todo lo contrario, está la experiencia. Rajoy tiene a su favor que cuenta con experiencia, sabe qué cosas se hicieron mal y puede evitarlas. «Es un factor clave, muy importante. Se ha analizado mucho cómo se actuó antes y después. Son datos imprescindibles», comentan las fuentes.

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