Los CDR planeaban reducir con bridas a los mossos y capturar a sus jefes

Las escuchas revelan que planeban un uso brutal de la violencia para ocupar el edificio, a la vez realizaban sabotajes como maniobra de «distracción»

Protesta de los CDR durante la reciente visita del Rey a Barcelona Efe

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«Cada mosso que pillemos, brida en las manos y al suelo». El plan de conspiración contra las instituciones del Estado diseñado por los CDR que tenía como acción central la ocupación del Parlament incluía un «estudio pormenorizado de las técnicas y tácticas policiales» tanto «de los agentes uniformados como de paisano» de la fuerza de seguridad autonómica, que previeron neutralizar mediante un decidido uso de la violencia cuerpo a cuerpo.

En las conversaciones intervenidas por la Guardia Civil, los sospechosos hablan de hacerles frente «derribando, reduciéndoles y poniéndoles unas bridas a modo de esposas», como «táctica activa», y también mencionan el recurso a otra forma «pasiva» de actuación contra los agentes que resumen en «avanzando, lesión, proteger. [...] cargas ligeras, quemar neumáticos, 7.000 kilos, tema los sacos».

Era la estrategia para un asalto que habían determinado realizar «por la puerta principal» del Parlament, -al que se refieren a veces como «Casa grande»-, y mediante un reparto de tareas entre «sectores del movimiento secesionista» descrito «al máximo detalle», lo que ha llevado a la Guardia Civil a considerar «totalmente plausible» que estuviera solo «a la espera de ser llevado a efecto en el denominado día D», el de la publicación de la sentencia del juicio del procés. Por ejemplo, el «servicio de orden» se había encargado a los «Bomberos por la república», integrados en la ANC.

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«Planificación muy avanzada»

Así se desprende del informe de la Sección de Información de la Benemérita incorporado al sumario de la llamada operación Judas, en el que se certifica que hubo una «planificación muy avanzada de la infraestructura» de esa acción, todo ello a partir de anotaciones encontradas a uno de los encarcelados, Jordi Ros -miembro del «núcleo duro» y en cuyo domicilio se realizaron los primeros ensayos tendentes a conseguir explosivos-, luego corroboradas por conversaciones suyas interceptadas en el hogar de Alexis Codina, donde se instalaría el laboratorio definitivo de las bombas.

Es en esas escuchas en las que los dos sospechosos también subrayan respecto a los Mossos que e ra importante «ir a por el jefe» del dispositivo para descabezarles. Todo su diálogo está registrado un día después de que la Guardia Civil observara el pasado 11 de septiembre a ambos individuos junto a otro miembro del llamado «Núcleo productor» de explosivos -Germinal Tomás- «precisamente en las inmediaciones del Parlament de Cataluña», donde muy probablemente estaban tomando dimensiones del excepcional despliegue policial desarrollado en Barcelona en la víspera de la Diada.

La conclusión de la Benemérita es que la ocupación del Parlament «estaría presente en los círculos independentistas más radicales desde el pasado 1 de octubre de 2018 (fecha del referéndum soberanista ilegal), cuando ya se produjo un amago de asalto» del edificio, lo que -en palabras de Ros- sería la «acción principal» que favorecerían mediante maniobras de «distracción», en alusión a la serie de sabotajes para los que los CDR preparaban explosivos.

En este sentido, reiteradas son las menciones al derribo de torres eléctricas, lo que en otras conversaciones intervenidas también a Ros en su coche, se presume que produciría un «efecto dominó», quizás en cuanto a grandes apagones intimidatorios.

Por otro lado, entre las compras que los CDR encargaron también hay, según el sumario , bolas de acero, como las usadas para atacar a los agentes antidisturbios con tirachinas específicos y que tienen el efecto de una bala.

El pasado 22 de julio, Jordi Ros, uno de los detenidos por fabricar explosivos, llamó a una persona identificada como Antonio Sandoval: «Necesito cojinetes, ¿no tendrías tú?», le dijo. Se refería a los rodamientos metálicos que se utilizan en automoción y otra maquinaria. Ros desvela sus intenciones cuando le dice que lo que le interesa son las bolas de acero que están dentro de los cojinetes: «Tamaño de canica ¿sabes? más o menos...». «Ah, ¿tú quieres la bola del cojinete?», responde Sandoval. «Sí, exacto», confirma Ros. «Para desmontarlos y sacarle las bolitas», le cuenta antes de que ambos rían a carcajadas. «Ya, ya, ya, ya te he pillado», responde Antonio, quien lo remite a un tercero, «el Xavi», que es quien se los puede suministrar.

Lo que sí tiene Antonio Sandoval es «hierro en polvo», pero «poco». Jordi Ros, que lo quería «todo», lo necesitaba, presuntamente, para la fabricación de artefactos explosivos (las bolas de acero también podrían tener esta finalidad).

Cegar a los helicópteros

Para las distintas acciones subversivas que los miembros más violentos de los CDR planeaban también necesitaban botes de humo con los que cegar a los helicópteros policiales. Se pone de manifiesto en una conversación captada por los agentes de la Guardia Civil el 13 de diciembre de 2018 entre dos miembros del Equipo de Reacción Táctica (ERT) -el brazo terrorista de los CDR-, Guillem Xavier Duch y Clara Borrero. «Para el sitio, que conforme el pájaro sobrevuela, no tiene que tener visión de abajo, por lo tanto tendríamos que tener gente arriba en los tejados con botes de humo» , dice Guillem Duch.

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