Crespo llega a la Audiencia Nacional
Crespo llega a la Audiencia Nacional - EFE

El número dos de Gürtel: «Siempre seguí las instrucciones de Correa, mi jefe y mi amigo»

Crespo, quien continúa declarando este martes, sugiere que el caso Gürtel fue una operación de Rubalcaba contra el PP

Madrid Actualizado: Guardar
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El número dos de la trama Gürtel, Pablo Crespo, se escondió ayer detrás de la figura de Francisco Correa -el cabecilla de la red corrupta, su «jefe y amigo»- y rechazó los hechos de los que le acusa la Fiscalía Anticorrupción. Crespo aprovechó la confesión de Correa, quien aceptó las acusaciones para aliviar su futuro en prisión y exculpó a su mano derecha de cualquier responsabilidad en los supuestos delitos. «Su código ético no se lo permite. Es oro molido», llegó a expresar el cabecilla, para quien el Ministerio Público solicita 125 años de cárcel.

En la primera sesión de su declaración, el antiguo secretario de Organización del PP gallego se presentó como un mero «transmisor de órdenes» de Correa.

Crespo -a quien la Fiscalía considera el gestor de las empresas de la trama- aseguró que él no se encargaba del día a día de las compañías y que nunca manejó la contabilidad. «Firmaba las cuentas anuales y punto», expresó. Con un tono sereno, alejado de la energía que mostró Correa en su interrogatorio, el número dos de la Gürtel se desvinculó también de la emisión de las facturas de las compañías de la trama, muchas de ellas falsas según la Fiscalía para lograr un triple objetivo: camuflar los sobornos a políticos, evadir impuestos y ocultar a los verdaderos titulares de los fondos y su rastro.

«Amenazas y presiones»

Crespo reconoció como propias unas notas manuscritas, pero volvió a señalar al cabecilla. «Eran órdenes que me daba el señor Correa, quien no escribía nunca, porque tiene una memoria privilegiada». «Yo siempre he seguido las instrucciones del señor Correa porque además de mi jefe es mi amigo. Hablábamos a diario, sobre todo cuando estaba de viaje», insistió Crespo una y otra vez. La Fiscalía Anticorrupción discrepa de su visión y solicita para él 85 años y 6 meses de cárcel por su rol esencial en la trama. Para sembrar dudas sobre la investigación -Crespo pidió anular el juicio en las cuestiones previas a los interrogatorios-, el acusado cuestionó el origen del caso y cargó con dureza contra el primer juez de la causa, el inhabilitado Baltasar Garzón.

El número dos de Gürtel narró ayer que no pasó a disposición judicial hasta tres días después de ser detenido en febrero de 2009 «por razones conocidas por todos», en alusión a la cacería que Garzón compartió aquel fin de semana con el entonces ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo. «Después de estar en los calabozos, que son peores que una mazmorra de la Edad Media, mi ánimo no era bueno», continuó el acusado, quien denunció además «amenazas y presiones» de los agentes en la primera declaración policial. Por todas esas razones, Crespo no ratificó ayer sus declaraciones en la fase de instrucción ante los policías, ante Garzón y ante el juez del Tribunal Superior de Justicia de Madrid Antonio Pedreira, quien sucedió a Garzón en la investigación. Éste último interrogotario estuvo viciado, según Crespo, porque se basó en las escuchas ilegales que autorizó el exjuez. «Había preguntas claramente realizadas según lo que se escuchó en las grabaciones ilegales», alegó.

Pero Crespo fue más allá y señaló una supuesta conspiración política. «La información que yo tenía es que desde el despacho del señor Alfredo Pérez Rubalcaba y después Antonio Camacho (sucesivos ministros del Interior en el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero) se organizó con policías amigos una operación contra el PP, en la que estaba involucrado Correa por su relación con el yerno de José María Aznar», afirmó el número dos de Gürtel para explicar su actitud «paranoica» que le llevó a evitar hablar por teléfono, lo que irritó a Correa.

Para defender su actividad empresarial, el acusado justificó la maraña de firmas que creó la trama como una táctica para optar a las adjudicaciones de diversas administraciones públicas. «Cuantas más empresas tengas, más posibilidades hay», relató apoyado en numerosos apuntes Crespo, quien hoy continúa con sus explicaciones.

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