La ocupación alemana en la II Guerra Mundial abrió una herida terrible en Bélgica, porque una gran parte de los flamencos se declararon simpatizantes del nazismo, en parte porque creyeron que sería la puerta a su independencia o su anexión a Alemania. Francken asiste sin rubor a los homenajes que aún se permiten celebrar para recordar a los líderes de aquella corriente , incluidos los que anticiparon el exterminio judío. La justificación es que no tenían más remedio que actuar así.
El nacionalismo con retrovisor
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