La «matahombres» de Badoo y su novio se enfrentan a 58 años de cárcel

La Fiscalía avala que enterraron vivo a un informático de Guecho y torturaron a otros dos hombres atraídos por Dulce Ángel

Los procesados se enfrentan a medio siglo de cárcel ABC

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Su atractivo y voluptuosidad fueron la llave que encandiló a varios hombres convertidos en sus víctimas. Las redes sociales, «Badoo» sobre todo, se los pusieron en bandeja y lo que iban a ser encuentros sexuales acabaron con el asesinato de un informático y los robos y torturas a otros dos hombres. Daniela Mendoza, Bella, Dulce Ángel -o quien se escondía tras esos «nick» (apodos)-, la venezolana Hedangeline Candy Arrieta y su novio Mohammed Achraf se enfrentan a 58 años de prisión cada uno por un rosario de delitos cometidos entre julio y octubre del año pasado en Zaragoza.

Ella era el gancho y la mitad del binomio criminal (trinomio en la primera ocasión) que secuestró, robó, ató con bridas y propinó brutales palizas y descargas eléctricas a dos hombres en Zaragoza. Al tercero, lo mataron. Dulce Ángel y su novio lo enterraron vivo, según confirmó la autopsia, tras romperle el cráneo y las costillas. La Fiscalía da por bueno ese relato aterrador que plasmó la Guardia Civil en su atestado. La pareja lleva en prisión desde octubre del año pasado y hasta ahora se han negado a declarar. Para el cómplice en el primer asalto, José Antonio Meléndez, solicitan 16 años de cárcel.

«Daniela Mendoza» fue el alias usado para la primera fechoría. La mujer engatusó a Florin C. a través de Badoo y lo citó en Gallur (Zaragoza) el 26 de julio de 2019, hasta donde la víctima se desplazó en su vehículo. Ella lo llevó a una casa apartada donde los dos hombres lo asaltaron, inmovilizaron, golpearon y le propinaron descargas eléctricas para obtener el PIN de sus tarjetas y robarle un reloj, el móvil, la cartera y el coche.

Los acusados, relata el fiscal, intentaron introducir a la víctima en el maletero de su propio vehículo pero no lo consiguieron y finalmente lo trasladaron en el habitáculo del turismo para abandonar al hombre en un lugar apartado.

El segundo asalto ocurrió el 4 de septiembre con el mismo modus operandi. La mujer contactó con un hombre a través de Badoo y este se trasladó en tren a Luceni (Zaragoza), donde fue guiado por la acusada a un lugar apartado y golpeado en la cabeza con una llave inglesa. Julián L., la víctima, logró zafarse pero lo alcanzaron y ella le colocó una pistola en la cabeza: «Como te muevas, te mato». Lo ataron, le taparon la boca y en el maletero de un coche lo llevaron a una nave industrial. No solo querían las claves de sus tarjetas, sino que intentaron pedir un rescate a su familia. Julián les dijo que no tenían recursos y no llegaron a pedirlo.

Con contusiones por todo el cuerpo y una fractura de peroné lo abandonaron en un camino. Le robaron su maleta, 650 euros en efectivo, un reloj, un teléfono móvil, unas gafas graduadas y documentación personal. Tampoco pudieron sacar dinero del cajero porque no había fondos.

Enterrado vivo

La saña de la pareja fue a más. Su tercera víctima no pudo contarlo. Hedangeline contactó con José Antonio Delgado, un informático de Guecho divorciado que fue al encuentro de ella el 6 de septiembre. Se desplazó hasta Luceni en su flamante Mercedes y allí lo golpearon y ataron.

Los procesados, según el fiscal, le llevaron a la nave industrial que a modo de residencia utilizaba la pareja en Pedrola, donde le robaron sus pertenencias y «decidieron darle muerte», para lo que le dieron «toda suerte de golpes con objetos contundentes para eliminar cualquier posibilidad de defensa de su víctima».

El fiscal relata que después enterraron el cuerpo, que fue localizado el 27 de septiembre en un paraje inhóspito de Pedrola, unos veinte días después de su muerte.

La autopsia determinó que fue «salvajemente agredido» , ya que el cadáver presentaba tres focos de traumatismo craneal y traumatismo torácico y marcas de inmovilización, y añade el informe que lo enterraron vivo, porque se halló tierra en sus pulmones, pero «en un más que probable estado de agonía».

Brazalete de maltratador

Achraf llevaba una una pulsera telemática con GPS por orden judicial y ese dispositivo proporcionó a la Guardia Civil un mapa criminal completo situando fechas y lugares donde cometieron los delitos, incluida la tumba del informático. En la nave donde vivía la pareja hallaron pruebas de los tres asaltos, ADN de las víctimas, algunos de los objetos que les robaron (incluida la cadena y la alianza de oro del informático que guardaba la mujer y que trató de arrojar por el váter hasta que la descubrió un agente.

Además de prisión, la fiscalía pide una indemnización de 4.700 euros para la primera víctima, de 17.000 para la segunda y de 120.000 para los dos hijos de la tercera víctima, el hombre asesinado.

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