El jefe de Informática del TC renuncia por el «hostigamiento» e «involución» tecnológica del presidente

Acusa a González Rivas de haberle ordenado «no poder medios» para celebrar videoconferencias cuando los plenos telemáticos eran necesarios

Fachada del Tribunal Constitucional, que retomará los plenos el 16 de junio

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El jefe del servicio de informática del Tribunal Constitucional comunicó ayer su renuncia al cargo que llevaba ocupando once años por «conflictos irreconciliables» con el presidente, Juan José González Rivas, a quien acusa de un «continuo hostigamiento».

En una carta dirigida a los magistrados, a la que ha tenido acceso ABC, Juan Moreno habla de «órdenes contradictorias», «exigencia de obligaciones de imposible cumplimiento» y de reproches y «desconfianza absoluta» hacia su actuación.

«González Rivas –dice– ha imprimido una nueva visión al trabajo electrónico del Tribunal. Su rechazo frontal al uso de las tecnologías en el devenir diario ha llevado al Tribunal a desandar pasos ya dados , a arrinconar desarrollos ya realizados y a paralizar la realización de otros nuevos». Le reprocha su «constante negativa a cualquier evolución tecnológica en el funcionamiento» del TC.

Juan Ignacio Moreno tilda de «delicada e insostenible» la situación en la que el presidente le ha colocado, con una «constante atribución de culpas». «A las diferentes ópticas –de imposible reconciliación– sobre el funcionamiento tecnológico del Tribunal se ha unido en los últimos tiempos el insoportable y público hostigamiento del que vengo siendo objeto por parte del presidente».

En primer lugar, habla de «constantes acusaciones de deslealtad», al no dar la debida satisfacción a sus pretensiones mediante la evacuación de informes de parte justificativos –bajo mi firma- de determinadas posturas presidenciales (tan pronto en un sentido como acto seguido en el contrario). Se refiere así a la posibilidad (o imposibilidad) de celebración de plenos a distancia para justificar el porqué de la desactivación del tribunal.

A ello se suman, dice Moreno, los insistentes «reproches derivados de la cuidadosa atención informática que presto a todos los magistrados –incluso domiciliaria y a cualquier hora y en cualquier día– y de la negativa que parece ser que muestro –se dice también– a hacerlo con la Presidencia».

En la misiva, en la que expresa su lealtad y agradecimiento a todos los miembros del tribunal, especialmente a la vicepresidenta , Encarnación Roca, alude también a descalificaciones personales y profesionales y a la exigencia de obligaciones de imposible cumplimiento, como la de que Moreno se comprometiera a garantizar la integridad y seguridad de las comunicaciones fuera del Tribunal.

«Las persistentes órdenes contradictorias como la de ordenarme, primero, no poner los medios necesarios para la realización de teleconferencias  durante el confinamiento, para obligarme, después, a ponerlos en 24 horas, y terminar acusándome de ser la causa del no uso de las mismas en las controvertidas deliberaciones que se han producido en las últimas semanas en su Sala (derecho de reunión y manifestación) y Pleno (decisión sobre reanudación de plazos procesales)», apunta.

Añade, además, que su «excesiva dedicación» al Tribunal está teniendo graves consecuencias para su salud, con episodios de taquicardias y ansiedad.

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