La jefa de Víctimas del Terrorismo de Interior ve «cómplice» el silencio del Gobierno

La conferencia del etarra López Abechuco tiñe de pesar los premios de la Fundación Víctimas del Terrorismo

La presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, Marimar Blanco EFE

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La conferencia a la misma hora del etarra José Ramón López de Abechuco en la Universidad del País Vasco empañó de pesar la entrega ayer en Madrid de los premios anuales de la Fundación Víctimas del Terrorismo , doblemente además por la impasibilidad mostrada por fuerzas como el PNV y más aún la del PSOE vasco y el propio Ejecutivo de Pedro Sánchez, a excepción de su delegado en Vitoria, Jesús Loza, que pidió la cancelación de la charla.

En la ceremonia, la representante que envió el Ministerio del Interior, la directora general de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo, Sonia Ramos, fue firme contra la «infamia de dar voz a quienes han cercenado la vida de seres humanos» . «Este silencio institucional es incomprensible, supone complicidad y yo no quiero ser cómplice de este silencio. Por eso aquí hoy lo denuncio», dijo, recordando también que el atril ofrecido al criminal estaba a «escasos metros» del monolitos dedicados a un socialistas ejecutados por los pistoleros, Fernando Buesa y su escolta, Jorge Díez.

Minutos antes, la presidenta de la organización, Marimar Blanco , tachó de «tremendo golpe» que se diera oportunidad a un criminal confeso de dar a jóvenes «lecciones del orgullo de asesinar». Y Ana Velasco recordó que López de Abechuco participó en el asesinato de su padre —Jesús Velasco, tiroteado en 1980—, y que su elevación a categoría de orador universitario «demostraba, no la derrota de ETA, sino su legitimación».

Presencias y ausencias

Nadie del Gobierno en funciones estaba allí para escucharlo. Tampoco Pedro Sánchez, como recordó en voz alta uno de los premiados por la Fundación, el periodista Luis del Olmo. Sí acudieron el presidente del PP, Pablo Casado y el diputado Adolfo Suárez Illana así como representantes de Vox encabezados por su secretario general, Javier Ortega Smith. Recibieron sus galardones también alumnos del Colegio Joyfe; Pedro Mari Baglietto el premio de Honor «Educar para la convivencia» y a título póstumo, se entregó el reconocimiento por su Defensa de los Derechos Humanos a los seis funcionarios de prisiones asesinados por la banda, que recogieron sus familiares.

A la misma hora en que en Vitoria se oía al asesino y en Madrid se reunían las víctimas del terrorismo, el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska , presentaba un calendario de la Guardia Civil en favor de los afectados por la enfermedad de «piel de mariposa». Preguntado por el etarra conferenciante, dijo que «es la hora en que la izquierda abertzale haga manifestaciones expresas de separación de este tipo de declaraciones y actos, es una oportunidad inmejorable».

Las consecuencias

La coincidencia amarga reavivó los mensajes de las víctimas del terrorismo contra la distorsión de la verdad y la desmemoria. «Aceptar esa manipulación de nuestros jóvenes puede acarrear gravísimas consecuencias en un futuro no tan lejano», advirtió Marimar Blanco, que reclamó «recordar a la sociedad dónde están los héroes y dónde los asesinos» , haciendo «un verdadero relato» en el que quede claro que «ETA no ha dejado de matar por voluntad propia», sino derrotada por el Estado de Derecho. Al término, las flores que embellecían el salón fueron llevadas a la Plaza de la República Dominicana, escenario en 1986 de un atentado en el que la banda segó la vida de 12 guardias civiles.

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