El candidato de Podemos, el pasado 28 de julio en el Congreso
El candidato de Podemos, el pasado 28 de julio en el Congreso - EFE

Iglesias desaparece tras el 26-J con varios frentes abiertos

Podemos pierde protagonismo y la ausencia de su líder favorece el aislamiento

Madrid Actualizado: Guardar
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Setenta y un diputados era sin duda un resultado difícil de imaginar para un tercer partido en España hace tan solo dos años. Pero en este tiempo las expectativas se han convertido en el marco mental sobre el que medir el éxito o el fracaso. Y bajo ese prisma no cabe duda de que Unidos Podemos fracasó en sus objetivos y su estrategia política.El shock emocional de pasar de verse presidente a no contar siquiera con el foco mediático para sí es la realidad que afronta hoy Pablo Iglesias, que ha dejado de combinar en sus intervenciones el tono agresivo y el condescendiente, para exhibir únicamente este último. Intervenciones escasas, en cualquier caso. El líder apenas ha tenido cuatro apariciones tras el 26-J.

La realidad le ha arrebatado el foco, pero su actitud y estrategia aumentan la sensación de aislamiento.

Centrado en lo interno

Fuera del foco para la investidura, Podemos se centra en las cuestiones internas para recuperar el pulso de una organización que afrontará una Asamblea extraordinaria como tarde a finales de año y que se vende como una refundación para construir mejor las estructuras de la formación.

Ya se comprobó con el nombramiento de Pablo Echenique como secretario de Organización tras el cese fulminante de Sergio Pascual que el partido se había construido demasiado deprisa y que ahora toca, como han señalado insistentemente desde el equipo de Íñigo Errejón, «federalizar» Podemos para construir una estructura del partido menos centralizada. Enterrar definitivamente la «máquina de guerra electoral». Para ello, y dada su escasa relevancia en la actualidad informativa de estos días, la formación se centra en asuntos internos. Mientras el Consejo ciudadano de comienzos de julio abordó las causas del fracaso electoral y las jornadas de verano en El Escorial evidenciaron el cambio de rumbo estratégico, ahora Podemos pone en marcha una estrategia para «activar» las bases de su partido. De hecho, inició la pasada semana una campaña que servirá para actualizar los círculos activos con los que cuenta la formación, que ni siquiera es capaz de cuantificarlos, estimándolos en un número de entre 1.000 y 2.000.

Apoyo a Echenique

Iglesias se ha alejado del foco en momentos delicados. Sobre el caso Echenique y su asistente, solo apunto en una ocasión definiendo a su secretario de Organización como «ejemplo moral». Tampoco ha aparecido ante los problemas que el partido ha vivido en Galicia y Valencia. Su aparición más relevante y sonada estas últimas semanas tiene el aroma del fracaso. Tuvo lugar a cuenta de la negociación de la Mesa del Congreso. Un intento plagado de errores, en primer término por saltarse el canal de negociación para esa cuestión, que pilotan los portavoces parlamentarios. Además, Podemos se repliega y niega cualquier iniciativa en lo relevante a la formación de Gobierno, y traslada toda la responsabilidad al PSOE, tanto de que haya Gobierno como de que no lo haya.

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