Anguita ha vuelto para cumplir su aspiración
Anguita ha vuelto para cumplir su aspiración - EFE

Elecciones 2016El «coherente» maestro marxista de Podemos

Después de varios años tapado, Julio Anguita, una figura histórica entre la izquierda española, ha vuelto a la primera plana política como refuerzo estrella de la coalición progresista liderada por Pablo Iglesias

-Madrid Actualizado: Guardar
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Hoy tiene 74 años, una barba característica y el carné de gurú de la izquierda, pero hubo un tiempo en el que Anguita sólo era Julio, el califa aún no era rojo y el marxismo le pillaba de oídas. Marx apareció en Montilla, donde Julio consiguió unas prácticas de maestro que, además de experiencia, le despertaron la conciencia política que le sirvió para encabezar el primer gran ayuntamiento comunista de la democracia española, liderar la etapa más gloriosa de Izquierda Unida (IU) y, ahora, con todos los deberes hechos y varios infartos en el corazón, encontrar en Podemos a unos discípulos aventajados que dicen querer culminar su proyecto.

«Julio no tenía conciencia política», recuerda Herminio Trigo, quien por entonces era, al igual que su compañero, un joven recién salido de la universidad que hacía las prácticas en un colegio de Montilla (Córdoba).

Impartían cátedra mientras aprendían en diferentes centros y fue en el de Julio donde su director, Rafael Balsera del Pino, sembró el germen del «califa». «Nos descubrió un camino que no conocíamos, nosotros sabíamos que estábamos en contra de Franco pero él nos dio herramientas -libros, mayormente- para hacer frente al franquismo con un armazón teórico y una buena argumentación política», explica Trigo. Ahí se acabó Julio y nació Anguita.

«Julio no tenía conciencia política»

Tal fue el deslumbramiento que, como repasa Trigo, «todos» los que allí estaban se hicieron marxistas. «Recuerdo que todos intentamos leernos 'El capital', pero sólo él lo consiguió», un hecho que, a la postre, no sorprende. «Abrazó con una fuerza tremenda aquello y fue el que más profundizó en el terreno del conocimiento político del marxismo, dio contenido a su vida», explica Trigo quien, a partir de ahí, también aparcó la docencia y acompañó a Anguita en su aventura, cuya siguiente estación fue Córdoba.

La construcción del líder

Los principios estaban ya adquiridos y habían sido asimilados. La democracia había llegado a España y en los comicios de 1979, el PCE ganó en Córdoba, aunque obligado a gobernar en coalición. El matrimonio fue a tres bandas, con el PSOE y la UCD, y no tardó en romperse. «Fue un terremoto en toda la ciudad y en el interior del ayuntamiento sólo les faltó decir eso de 'que vienen los rojos'», subraya Trigo mientras se le escapa una carcajada.

Trigo junto a Anguita en un acto del año 2007 en Córdoba
Trigo junto a Anguita en un acto del año 2007 en Córdoba - EFE

La primera legislatura fue complicada y en la segunda se forjó el mito. «Las primeras elecciones las ganó el PCE, pero las segundas las ganó Anguita», considera el expolítico, quien por entonces ya veía que Córdoba se le quedaba pequeña a su jefe: «Tenía una gran capacidad política, más inclinada a la transformación social que a la gestión municipal».

Dispuesto siempre a cambiar el modelo, Anguita defendía entonces — como ahora hace, en teoría, Podemos— involucrar a la sociedad en política. «Les exigíamos que participaran», recordaba el propio ex coordinador general de IU en una entrevista que le hizo Pablo Iglesias, quien siempre le ha considerado un modelo a seguir y que ha conseguido reclutar al «califa rojo» para la campaña de Unidos Podemos. Por cierto, un sobrenombre que surgió de un medio de comunicación cordobés y que, como adelanta a ABC quien fue su sucesor en el consistorio, «no le gustaba mucho, porque era austero hasta en los calificativos, pero tampoco le molestaba».

«Todos intentamos leernos 'El capital' pero sólo él lo consiguió»

«Él tenía unos principios, un temperamento y un carácter de gran firmeza en sus convicciones», señala Trigo, en lo que también coincide José Luis Centella, secretario general del PCE. Conoció a Anguita en sus inicios, en Córdoba y aún queda huella de aquello. El comunista recuerda una anécdota de quien se convirtió, con los años, en uno de sus referentes: «La noche electoral de las primeras elecciones que ganó, cuando le dieron los resultados, nosotros estábamos tomando unos vinos y nos dijo que iba a ir a saludar a la gente y que luego se iba a ir rápido de la fiesta porque tenía que prepararse para el gobierno».

El salto, la pinza y el sorpasso

El salto llegó con IU, donde tuvo más herramientas en su mano poner en práctica unas políticas que, como suscribe el propio Trigo, «él sabía que no eran posibles en ese momento». Las urnas le respaldaron y en los 90, IU bordeó el 10% de los votos de España. Entonces su alternativa de gobierno era minoritaria pero sí tuvo influencia a la hora de terminar con la administración Felipe González.

«Yo sé cómo es Julio y nunca me creí lo de la pinza pero, visto desde fuera y sin analizarlo, se pudo ver una pinza como la copa de un pino», suscribe Trigo, quien recuerda que de esa época viene un término que ahora está de moda en boca de los que quieren ser sus sucesores: « El tema del sorpasso lo inventó Anguita, no nos equivoquemos. En virtud de ese principio quería ser la fuerza hegemónica de la izquierda».

Anguita siempre quiso el «sorpasso» al PSOE
Anguita siempre quiso el «sorpasso» al PSOE - RAMÓN PRIETO

Cuando, después de su retirada y la debacle de IU con Paco Frutos -que ha declinado amablemente participar en este reportaje-, llegó la hora de Gaspar Llamazares, el «promocionado» de Anguita en las primarias de IU de 2000, pero también, y con el paso del tiempo, una de las dianas contra las que el «califa rojo» más ha disparado. Pese a ello, Llamazares admite mantener una relación «de afabilidad», además de reconocerle dos importantes valores que transmitió a IU.

«Yo sé cómo es Julio y nunca me creí lo de la pinza»

«Me quedo con su coherencia y voluntad de gobierno aunque desgraciadamente lo que quedó de entonces fue la famosa pinza al PSOE, que fue más una coincidencia de la agonía de un modelo de gobierno que acababa con casos graves de corrupción que una coincidencia estratégica», manifiesta Llamazares. «De Julio he aprendido una coherencia en el discurso que estaba incluso por encima del oportunismo electoral», prosigue Centella, a quien completa, en la misma línea, Trigo: «Era muy pedagógico, muy poco electoralista y los demás le decíamos que eso no iba a dar votos, pero le votaron».

Llamazares y Trigo coinciden al señalar que Unidos Podemos ha recurrido a Anguita -que se ha prestado a participar en su campaña- para captar los votos de IU que se podrían escapar el 26-J. Con este último servicio, el «califa rojo» puede terminar, con 74 años, el trabajo que empezó al salir de la universidad y conocer a Marx, que no es otro que ver cómo una alternativa de izquierdas con la que se identifica culmina el sorpasso al PSOE antes de asaltar -veremos si ocurre- la Moncloa.

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