Un cementerio de narcosubmarinos entre las Azores y Canarias

Los agentes suramericanos llaman artefactos o artilugios a los semisumergibles como el recuperado esta semana en la costa de Pontevedra. Sus informes de Inteligencia compartidos con la Policía española aseguran que son capaces de atravesar el Atlántico, pese a las supuestas voces expertas que durante los últimos días han cuestionado esa travesía de entre 25 y 30 días. El coste de fabricar uno, diseñados con fibra de vidrio , se cifra entre 1,5 y dos millones de euros. Una cantidad importante pero escasa si se compara con los beneficios superiores a cien millones de una carga como la hallada: más de 3.000 kilos de cocaína. Y con menos riesgo, si se tiene en cuenta que hasta la fecha no se había logrado interceptar ni uno solo de esos transportes en Europa o África.

Están fabricados en astilleros artesanales de Guayana y Surinam con fibra de vidrio y sus motores tienen una potencia de 2.000 caballos. Habitualmente estas instalaciones están junto a grandes ríos , como el Orinoco. Por supuesto, las autoridades de esos países, donde la corrupción es moneda común, hacen la vista gorda

«Existen informaciones de que los hunden entre las Canarias y Azores una vez que han trasvasado la cocaína a un pesquero o a un mercante. Hay detenidos que aseguran que en esa zona existe un cementerio de semisumergibles», explica a ABC el comisario Antonio Martínez Durán, jefe de la Brigada Central de Estupefacientes. Es uno de los responsables de la operación , llevada a cabo junto a la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera. Lo que está claro, es que nadie arriesga casi cuatro toneladas de cocaína si antes no ha comprobado que la ruta y los medios que se utilizan son seguros.

Las imágenes del interior del narcosubmarino dan idea de la dureza de ese viaje atlántico. Se baraja como punto de salida la costa brasileña o algún punto más al norte. El repostaje y abastecimiento se cree que se hizo en alta mar.

Pese a a las penalidades vividas los peones detenidos no han derrotado. «La garantía de que callan son sus familias en origen», detalla el comisario Duarte . Que uno de los tripulantes sea gallego lleva a pensar que sería un clan español el que iba a recibir la cocaína, pero en los últimos años se ha detectado ya en varias operaciones que su papel puede reducirse a recoger la carga (o una parte de ella) y almacenarla hasta su distribución por varios países. Las «narcoalianzas» son cada vez más habituales y así en un mismo viaje pueden repartir un cargamento entre Marruecos, el Estrecho, Galicia e Italia. Misma ganancia y ahorro de costes.