Borrell explica que la pertenencia al euro permitió a España sacar a las tropas de Irak (hace 15 años)
El ministro esgrime el ejemplo para explicar que renunciar a soberanía formal puede ofrecer más soberanía real
Casi quince años después de la retirada de las tropas españolas de Irak, el jefe de la diplomacia española, Josep Borrell , puso esta decisión política del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero como ejemplo de que «a veces mientras menos soberanía formal tienes, más soberanía real tienes».
¿Cómo puede ser? La aclaración, ante el auditorio del foro geopolítico y económico «Diálogo Raisina» de Nueva Delhi, vino de la mano de la política monetaria. Para el ministro de Exteriores el hecho de que España perteneciera al euro (se entró con José María Aznar como presidente, hay que recordar) permitió a España tener soberanía para tomar una decisión política de tal calibre que afectaba también a los intereses de EE.UU.
«Si en ese tiempo España hubiera tenido su propia moneda pero sin ser parte del euro..., es decir, la vieja peseta, ¿qué podríamos haber imaginado que hubiera pasado en los mercados financieros? La peseta habría sido destruida por ataques especuladores que habrían sido lanzados contra la moneda española como sucedió a Mitterrand en 1982, cuando el franco fue devaluado tres veces seguidas para hacer que el gobierno socialista francés cambiase sus políticas», resumió un Borrell que participó en este foro en un discurso de veinte minutos donde reivindicó una Unión Europea más fuerte.
Para Borrell si España hubiera estado aún con la peseta y el Gobierno de Zapatero hubiera tomado esa decisión «el precio habría sido demasiado grande».
Con el ejemplo de la renuncia de soberanía para ser más fuertes, Borrell quiso hacer ver a Reino Unido o países del Este («que a veces piensan que Bruselas actúa como si fuera Moscú») las bondades de un proyecto común que ha propiciado la paz en Europa.
Durante su intervención, Borrell también retrató cómo Europa se ha dividió Norte-Sur por la crisis del euro con «una crisis financiera que diferenció los países de Norte como acreedores y los del Sur e Irlanda como deudores, con las posteriores políticas de austeridad para hacer ver que se tenían que pagar por los pecados»; y otra crisis Este-Oeste por la crisis migratoria «más profunda que la económica pues afecta a cuestiones de identidad».
«Si el eslogan de campaña que llevó a la Casa Blanca a Bill Clinton en 1992 fue “¡Es la economía, estúpido!”, el mantra de hoy sería “¡Es la identidad, estúpido!”», dijo el ministro de Exteriores para poner en común el problema de los nacionalismos y populismos que sacude a la UE.
En este punto, Borrell se refirió al Brexit que, a su juicio, no permitirá al Reino Unido tener la misma capacidad de decisión que tiene ahora: «A veces perder soberanía incrementa la soberanía», volvió a subrayar. Este fue el eje central de su discurso.
Para Borrell el desafío de la próxima generación de europeos es impulsar una política de defensa común, algo que daría mayor influencia a la UE. «No podemos ser un poder blando por siempre. No podemos ser una especie de gran Suiza, no podemos ser la Atenas de Washington. Tenemos que requerir a nuestras sociedades la capacidad del uso del poder, cuando sea necesario, y estar listo para usar poder duro cuando sea inevitable», dijo un Borrell que, de ese paradójico modo, vino a justificar intervenciones militares bajo bandera de la UE.
«Proyectar nuestras fuerzas más allá de nuestras fronteras. Es una condición fundamental para ser un poder creíble en la escena internacional», terminó Borrell para recordar que la UE está en un cruce de caminos históricos con «un Brexit que quizá conozcamos cómo es la semana que viene».
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