Mucho ave y mucho sentimiento

A los habitantes de Cádiz, Granada, Murcia, Castellón, Burgos y Zamora les va a tocar la lotería este trimestre. Antes de fin de año (si, sí, antes de las elecciones generales) el AVE va a llegar a las seis capitales de provincia. El ministerio de Fomento, de Ana Pastor, está metiendo prisa pero se encuentra con el problema de que la formación de los maquinistas marcha más lenta que la finalización de las obras.

Las tres ministras del Gobierno están contentas de cómo sacan pecho fuera de nuestras fronteras. Pastor, que se ha tenido que poner pañuelo a la cabeza para negociar grandes obras de empresas españolas en el emergente Irán, presumió el otro día en Bruselas durante una reunión de ministros de Transportes para hacer frente al terrorismo yihadista de cómo funcionan esos controles en nuestro país aunque, a más a más, este viernes el Consejo de Ministros va a aprobar un plan estratégico de seguridad del sector ferroviario.

A la titular de Empleo, Fátima Bañez, aún le resuenan los aplausos que recibió en la sesión del G-20 dedicada a su tema el fin de semana pasado en Ankara cuando explicó a sus colegas la curva del crecimiento del empleo en España. El secretario norteamericano del ramo le ha pedido firmar un memorándum de cooperación, que ya tiene mérito teniendo en cuenta que en USA la tasa de paro está en el 5 por ciento. Y , para no ser menos, la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, anda en Bruselas batiéndose el cobre por los ganaderos españoles en una batalla a favor de su producción lechera que recuerda la guerra que en su día mantuvo la malograda Loyola de Palacio por el olivar.

La cuarta (y principal) mujer del Gobierno de Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, ha puesto en marcha tan pronto como ha podido la comisión interministerial para decidir la ayuda española a los refugiados que inundan Europa. Demasiado pronto, según el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, molesto porque la vicepresidenta no haya esperado su regreso de Irán para reunir bajo su presidencia a seis ministros, ninguno de los cuales es quien representa a España y negocia al mas alto nivel de la UE el tema, que es precisamente él. Aunque para enfado, el de Felipe González con el Gobierno, que achaca su repentino cambio de actitud en la cuestión catalana al sentirse engañado por Rajoy, con quien habla a menudo, pero que no le avisó de su reforma del Tribunal Constitucional.