Albert Rivera, presidente de Ciudadanos
Albert Rivera, presidente de Ciudadanos - EFE

Ciudadanos planteará un MIR para profesores y que la religión no sea evaluable

El partido desvela esta tarde su propuesta para la educación no universitaria y ambiciona un pacto de Estado en la materia

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Albert Rivera ha establecido la Educación como uno de los tres ejes principales que su partido planteará de cara a abordar en la próxima legislatura un gran pacto de Estado. El partido presenta esta tarde sus principales propuestas en esta materia, y lo hará de la mano de Luis Garicano, el coordinador de su programa económico. Lo que pone de relieve que los objetivos de la reforma persiguen conectar mejor la educación en sus diferentes etapas con la realidad social y las necesidades económicas del país.

Además de Garicano y Rivera, participarán en el acto Carolina Punset e Inés Arrimadas. La propuesta tiene como base el documento de Movimiento Ciudadano, y pone el acento en la necesidad de abordar un gran pacto de Estado por la Educación

. El secretario de Acción Política del partido, Antonio Espinosa, detalló a ABC que el primer objetivo de su reforma es que sea aprobada por más de dos partidos políticos y que participen todos los agentes sociales. «No podemos estar cambiando las leyes educativas cada legislatura», apunta.

Uno de los ejes principales de su propuesta pone el foco en «mejorar el nivel formativo de los docentes». Un objetivo que se enfocaría desde varías perspectivas. En primer lugar apuestan por «replantear los planes de estudio del temario de magisterio para hacerlo más exigente». Al terminar la carrera, Ciudadanos plantea la posibilidad de incorporar un MIR para el profesorado cuya duración podría ser de dos años. «El maestro terminaría de formarse en la escuela, y eso es enriquecedor», explica Espinosa. A ese MIR se estaría accediendo tras superar un examen, que a efectos prácticos funcionaría como una oposición.

Su propuesta apuesta porque los centros tengan más autonomía. El Estado debe establecer los contenidos académicos troncales, y una vez definidos se otorgaría un pequeño margen curricular a la comunidades autónomas y a los centros, «para que se especialicen y en cierta forma compitan entre sí».

El texto que presentarán contemplará que el inglés sea obligatorio para ser maestro. Apuestan además por la enseñanza plurilingüe. En el contexto de comunidades con lenguas coficiales, el reparto sería 40% en castellano, 40% en la lengua autonómica y 20% en inglés.

Son partidarios de incrementar el flujo de alumno hacia la Formación Profesional. «Hay que prestigiarla. Debe ser una opción de más calidad y con más reconocimiento social». Para eso último Espinosa reconoce que se plantean que se imparta en las universidades y no en los institutos. También abogan por «cambiar sus planes de estudio para adaptarlos a las empresas». Alemania es de nuevo el ejemplo. «Allí las empresas colaboran a través de las Cámaras de Comercio en el desarrollo de los planes de estudio, a la vez que contribuyen a su financiación».

Aunque la presentación de hoy trata exclusivamente de la educación no universitaria, respecto a ésta, Espinosa cree que «hace falta valentía política para reorganizar el mapa universitario». A su juicio hay facultades y universidades «muy poco utilizadas» y quizás haya que reflexionar si es «razonable» mantener algunas abiertas. Parten de la base de que en los últimos años ha habido un exceso de oferta «que no es sostenible». El propio Albert Rivera se ha mostrado en alguna ocasión partidario de adaptar la oferta universitaria a la demanda real.

«Las universidades tienen que competir más entre ellas. También para obtener financiación. No debe ser una asignación exclusivamente por el número de plazas, sino también premiar el rendimiento docente e investigador». Otra medida sería homologar la selectividad en toda España.

Respecto a la asignatura de religión son partidarios de implantar una asignatura que se llame Historia de las Religiones porque «entendemos que la impartición confesional debe ser voluntaria y no evaluable». Con esos criterios no se opondrían a que se impartiese en los centros públicos.

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