poster Vídeo
Policías alemanes en la ciudad natal del copiloto, Montabaur - afp
Avión estrellado en los alpes

Retrato psicológico de una tragedia

El accidente de avión empaña la imagen de la escuela de Lufthansa, una de las más prestigiosas

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Cuando alguien (y si, especialmente, ese alguien es uno de los miembros de la tripulación) está determinado a hundir un avión, ¿qué se puede hacer?», se preguntaba ayer el responsable de seguridad aérea del Colegio Oficial Ingenieros Aeronáuticos de España (Coiae), Antonio Mota, pocas horas después de la rueda de prensa del fiscal de Marsella, Brice Robin. El caso de Andreas Lubitz ha conmocionado a la industria: debido a la cantidad de controles de salud y psicológicos que deben superar anualmente, resulta muy improbable que un piloto que opera un vuelo en espacio aéreo europeo no se encuentre en la plenitud de sus facultades. Más aún en una de las instituciones más prestigiosas del sector, la escuela de Lufthansa en la ciudad de Bremen.

[Así estamos contando en directo la última hora sobre el accidente aéreo en Francia]

El hasta hace pocos meses líder del Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (Sepla) en Iberia, Justo Peral, fue uno de los españoles seleccionados en 1990 para impartir clases durante siete meses en sus aulas. «Impone unos filtros muy exhaustivos, ya que forma a los pilotos desde cero, sin experiencia de vuelo, y plantea numerosos test para decidir si la compañía debe invertir o no en su formación». Para obtener el título, los aspirantes deben superar «pruebas y test psicotécnicos» más exhaustivos que los que exigen las autoridades aeronáuticas europeas. Este modelo, continúa Mota, garantiza un mayor conocimiento sobre las aptitudes del piloto que el que ofrecen otras compañías.

En España, comenta un antiguo piloto retirado de A320, la legislación establece un control de salud anual para estos profesionales de menos de 40 años y dos para los que superan esta edad. «Es habitual», explica, que pilotos que atraviesan dificultades familiares o de otro tipo que puedan afectar a su estado anímico reciban la baja y se incorporen, posteriormente, sin más contratiempos.

¿Qué ocurrió? ¿Qué lleva a un piloto «cien por cien apto para el vuelo», según el presidente de Lufthansa, Carsten Spohr, a estrellar de manera deliberada un avión con otras 149 personas a bordo? Lourdes Fernández, especialista en emergencias del Instituto Anatómico Forense de Madrid y, por tanto, conocedora de la sintomatología del suicidio, ilustra los cambios de actitud que producen este tipo de patologías con un ejemplo ilustrativo. «En muchos casos, el suicida se levanta por la mañana, da los buenos días a su familia y poco después abre la ventana y se arroja».

La determinación de haber decidido su propia muerte después de haber atravesado un estado depresivo profundo explica por qué, en apariencia, el enfermo actúa con normalidad, tranquilo, impasible, poco antes de su fallecimiento: el ruido imperturbable de la respiración humana dentro de la cabina segundos antes de que se estrellase el Airbus A320. «Los familiares de las personas que se han suicidado suelen repetir que había sido en los últimos días cuando mejor los habían visto. Cuando el enfermo se encuentra mal es cuando está tomando la decisión. Cuando toma la determinación es cuando se encuentra más calmado, porque halla la solución a sus problemas».

Fernández subraya, no obstante, que normalmente «subyace algún tipo de trastorno de personalidad o de estado de ánimo» que, de repente, se puede ver agravado por un «suceso desencadenante». Esa patología de base explicaría, en parte, la información que aporta un periodista de «Der Spiegel», Matthias Gebauer, quien asegura, citando a sus excompañeros de la escuela de Bremen, que en 2009 el copiloto interrumpió su formación durante seis meses -baja confirmada por Lufthansa- por una crisis nerviosa o depresión.

Con los datos disponibles resulta difícil identificar cuál es la espita de ese aún hipotético desorden psicológico que originó la tragedia. Tampoco, es factible conocer el motivo por el que el copiloto decidió arrastrar cientos de vidas con la suya. «En general, las personas que se encuentran en esta situación entra en visión en túnel. No ve nada de lo que se encuentra a su alrededor, sólo ve su propia muerte. Existe también el suicido por rencor: el suicida quiere hacer daño a otra persona. Podría ser un acto contra la propia aerolínea, como castigo, para que cargara con la responsabilidad. Pero aún no tenemos información para asegurar esto último».

Ver los comentarios