El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, conversa con la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, conversa con la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz - efe
ELECCIONES DEL 22-M

Los pactos del PSOE en Andalucía limitarán la estrategia electoral de Pedro Sánchez

Todas las encuestas apuntan a que será Susana Díaz la que deba asumir la iniciativa de formar Gobierno en un Parlamento más fragmentado que nunca

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A Susana Díaz no le salen las cuentas. La pretendida estabilidad que pretendía conseguir rompiendo su pacto de Gobierno con IU y anticipando las elecciones parece lejos de prosperar. Todas las encuestas parecen apuntar al mismo escenario. El PSOE será el partido más votado, tras su derrota de 2011, pero lo hará obteniendo menos escaños. Además, la presumible entrada de Podemos y Ciudadanos dará lugar a un partido más fragmentado.

Todo parece indicar que corresponderá al PSOE la iniciativa para formar Gobierno. En pleno año electoral, las decisiones que se adopten pueden afectar a la marca del partido a nivel nacional. La candidata de los socialistas, en clara alusión a Ferraz, ha advertido de que no va a aceptar interferencias a la hora de pactar.

¿Pueden sus decisiones post electorales suponer un lastre para las aspiraciones de Pedro Sánchez a nivel nacional?

Aunque la propia Susana Díaz se ha esforzado en negar el pacto con el PP y con Podemos, la aritmética parlamentaria puede llevarla a que solo con el apoyo de uno de estos dos partidos pueda ser investida presidenta de la Junta de Andalucía. El escenario de una gran coalición es sin duda el peor para los intereses de la marca PSOE a nivel nacional.

«Al PSOE le puede ser perjudicial buscar pactos con el PP pues existe un fuerte rechazo a este partido entre su potencial electorado. Sin embargo, el rechazo es mucho menor a partidos como Ciudadanos y sobretodo Podemos», señala Lluis Orriols, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Oxford. Cree además que lo que le conviene al PSOE de cara a no desgastar su marca ya lo señalan las encuestas. : «Entre los votantes y simpatizantes del PSOE un 80% asegura que nunca votaría al PP, en cambio el 59% y 32% nunca votarían a C’s o Podemos respectivamente. Ciertamente, al PSOE tendría más fácil vender a su electorado pactos con otras fuerzas que no fueran el PP».

Pablo Iglesias, este sábado en un mitin en Málaga / REUTERS
Pablo Iglesias, este sábado en un mitin en Málaga / REUTERS

Pablo Simón, profesor de Política Comparada de la Universidad Carlos III de Madrid, recuerda que cualquier decisión en ese sentido conlleva un coste, aunque apuesta a que dado el contexto lo normal es que se forme un gobierno en minoría, y cree además que «por estructura interna, y más con una dirección federal tan débil, los pactos en Andalucía los llevará la federación andaluza de manera autónoma». Y establece un orden jerárquico de lo que deberían ser las preferencias del PSOE a la hora de pactar: primero IU o Ciudadanos, luego Podemos y por último apoyarse en el PP. Para establecer este orden de preferencias se basa en los siguientes criterios. «Primero apoyarse en aquellos que son ideológicamente más próximos, después que no coman del mismo electorado que tú y, en tercer lugar, que no puedan formar una coalición alternativa». Simón considera que en cualquier caso «un pacto con el PP es malo para Pedro Sánchez, da imagen de gran coalición y le dificulta diferenciarse».

Fuentes de la Ejecutiva del PSOE creen que lo mejor sería «no necesitar a nadie». Y descartan «totalmente» que pueda producirse un pacto con el PP. No quieren ni oír hablar de esa posibilidad porque saben que a medio plazo el gran beneficiado de ese escenario sería el Partido Popular. Así lo piensa también Guillermo Cordero, profesor de Ciencia Política de la Universitat Pompeu Fabra, que observa de que «la opinión pública suele estar a favor de gobiernos de coalición, y en el ámbito autonómico tenemos muchas experiencias. Las encuestas dicen que los votantes del PP estarían encantados con un gobierno PSOE+PP. El problema es que los votantes del PSOE prefieren coaliciones con partidos de izquierda». Lejos de pensar que un eventual debilitamiento de Susana Díaz podría reforzar el liderazgo interno de Pedro Sánchez, Cordero cree que lo que más le conviene al actual secretario general es que la victoria en Andalucía sea «lo más amplia posible. Sería la única manera de no dar la imagen de ser un PASOK a la española».

Pero esa gran coalición podría tener efectos políticos también para el PP. Así lo estima, Ignacio Urquizu, profesor de Sociología de la Universidad Complutense. «Para ambos partidos sería letal. En una parte importante de la sociedad española se ha asociado el bipartidismo con los gobiernos de PP y PSOE. A ellos se les atribuyen muchos de los problemas que tenemos ahora: la corrupción, el desempleo, la desigualdad.... Si PP y PSOE pactaran, se reforzaría esta imagen negativa dando alas a las nuevas formaciones políticas que tratan de sustituirles».

«Conservar la Junta da mucha autonomía»

Como apuntaba Orriols, parece que un pacto con Podemos sería mejor visto por parte del electorado socialista. Que el PSOE realizase esa propuesta de pacto «podría ser una señal a su electorado de que el partido no tiene intención de pactar o facilitar que se produzcan gobiernos del PP». Pablo Simón cree que podría tener virtudes pactar con cualquiera de los partidos pequeños porque « al quedar como senior partner esto en principio le beneficia. Conservar la Junta da mucha autonomía porque nuestros sistemas son muy de ejecutivos fuertes y permite mantener una baronía al PSOE».

No opinan igual los otros dos analistas consultados. «Si un partido político pacta con una formación con la que comparte electorado, es muy probable que esto se traduzca en inestabilidad. Ambos partidos tratarán de gobernar pensando que en el futuro son competidores electorales. Por ello, un pacto PSOE-Podemos o PP-Ciudadanos generaría gobiernos inestables», apunta Urquizu. La falta de estabilidad es también el argumento que aporta Guillermo Cordero: «pactar con Podemos podría ser bueno a corto plazo, si nos basamos en la opinión positiva que tienen los votantes del PSOE sobre Podemos, pero a largo plazo podría resultar en un gobierno inestable». Urquizu cree que la no competición por el mismo electorado entre PSOE y Ciudadanos podría dar lugar al Gobierno más estable posible. Además, Cordero apunta a que al PSOE le ayudaría a dar «cierta imagen de cambio y de firmeza contra la corrupción». La cuestión reside en que a Ciudadanos le interese esa coyuntura, con el escándalo de los ERE y los cursos de formación en plena efervescencia.

Albert Rivera y el candidato de Ciudadanos en Andalucía, Juan Marín/EFE
Albert Rivera y el candidato de Ciudadanos en Andalucía, Juan Marín/EFE

Y es que los partidos nuevos tienen que empezar a tomar decisiones en algún momento dado. Y eso puede romper el idilio que mantiene con la demoscopia. «Los partidos nuevos deberán en algún momento enfrentarse a la envenenada lógica de los pactos postelectorales. Pero mientras tanto evitarán posicionarse, pues una de sus bazas es trazar una frontera clara entre lo viejo y lo nuevo. Cualquier pacto que cruce esa frontera podría debilitar su argumentario», apunta Orriols. Precisamente por eso, Pablo Simón cree que «si no hay coalición alternativa viable de derechas, como parece que pasará en Andalucía, los pequeños deberían implicarse lo mínimo posible en la gobernabilidad».

«Estas elecciones en Andalucía probablemente no beneficien a Podemos. Sus cartas son mucho más difíciles de jugar. No creo que les convenga pactar con nadie», opina Cordero, que cree que los de Albert Rivera tienen una mano mejor: «En cuanto a coaliciones, Ciudadanos seguiría creciendo electoralmente si consigue vender una imagen de partido de centro dispuesto a pactar con el PSOE».

«En el caso de Podemos, su estrategia es ocupar el espacio del PSOE. Por ello, ningún pacto donde ellos aparezcan como fuerza secundaria les interesa desde el punto de vista electoral. Una situación distinta es Ciudadanos, quienes por ahora dicen que no les importaría ser bisagra», apunta Urquizu, aunque señala que en el largo plazo esa centralidad de Rivera puede acabar siendo un arma de doble filo: «si no hay cierta coherencia en los pactos y Ciudadanos acaba pactando con PSOE y PP de forma indistinta dependiendo el lugar, tendrá muchos problemas para explicar las incoherencias. Esto ya le sucedió al CDS». En política todo tiene un coste. Nada es gratis.

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