2010, la legislatura del pacto fiscal
2010, la legislatura del pacto fiscal - yolanda carda

Artur Mas: la historia de cinco años de fracaso

El presidente catalán ha tapado sus errores, incluido el del 9-N, con dos avances electorales

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Las del 27 de septiembre serán las terceras elecciones catalanas que se celebran en menos de cinco años, tal ha sido la tendencia de Artur Mas a esconder sus problemas de gobierno con adelantos electorales y a someter a Cataluña a un clima de inestabilidad muy criticada por sectores empresariales. Después de ganar sus primeras elecciones en 2010, dos años después avanzaba los comicios tras la negativa del presidente Mariano Rajoy de conceder el pacto fiscal a CiU, tal como proponían los nacionalistas en su programa electoral.

A pesar de ser un objetivo prioritario de la primera legislatura de Mas, quien logró sacar los presupuestos de 2011 y 2012 gracias al apoyo del PP, los nacionalistas no dedicaron tantos esfuerzos a mejorar la financiación mediante esa especie de concierto económico a la catalana como ahora han hecho con la independencia.

Pero el dirigente convergente optó por una huida hacia adelante. Una táctica que ha ido repitiendo a lo largo de estos cuatro años de deriva separatista.

Pensó Mas que si adelantaba esas elecciones a noviembre de 2012 ganaría por mayoría absoluta, otra torpeza de sus estrategias electorales, pero no fue así. Perdió doce diputados y se entregó a Esquerra como tabla de salvación. Una Esquerra que, con un nuevo líder al frente, Oriol Junqueras, había recuperado sus esencias más independentistas. Nada que ver con aquel partido que formó parte de un gobierno tripartito con PSC e ICV, en el que nunca se plantearon proyectos secesionistas.

Pacto de legislatura

El acuerdo Mas-Junqueras se tradujo en un pacto de legislatura en el que CiU se entregó a las exigencias independentistas de ERC. A nivel de partido, Convergència dio un espectacular viraje hacia el separatismo, agudizando así sus problemas con su socio oficial, Unió Democràtica de Catalunya. La formación que lidera Josep Duran Lleida quería agotar la legislatura y ahora deberá de tomar decisiones respecto a unas elecciones con carácter plebiscitario en las que Mas llevará un programa donde se plasmará claramente la consecución de la independencia de Cataluña. Algo que UDC no apoya. La crisis final está por llegar.

Concesiones

Las concesiones efectuadas ante ERC obligaron al presidente de la Generalitat a cumplir al dedillo aquel acuerdo de legislatura, saltarse la ley y convocar un simulacro de consulta secesionista el 9 de noviembre, tal como estaba previsto en su acuerdo con Oriol Junqueras. En contra de la suspensión decretada por el Tribunal Constitucional, que aceptó el recurso presentado por el Gobierno, Mas sacó las urnas a la calle, lo que le ha valido una querella por desobediencia.

Pero los resultados del 9 de noviembre no fueron los previstos, pues solo uno de cada 3 catalanes con derecho a votar acudió a las urnas. El máximo dirigente de CDC cita este pseudo-referéndum como un logro en su historial secesionista. E incluso aprovecha cualquier ocasión para subrayar que el riesgo vivido y las acciones judiciales que por ello ha sufrido. Pero para ERC todo esto era insuficiente. Junqueras nunca dio legitimidad al 9-N pues, según dijo, no era un «proceso de participación» lo que se pactó con Mas. Los republicanos rompieron relaciones con el «president» y se prepararon para emprender el camino hacia la independencia por su cuenta, conscientes de que las encuestas de intención de voto les favorecían. ERC siempre rechazó formar parte de una lista conjunta con Mas y la sociedad civil. Hasta ayer, en el que, de nuevo, ganaron la partida a Mas en ese sentido. No habrá elecciones inminentes, como quería ERC, pero sí anticipo en septiembre y con candidaturas separadas.

Ver los comentarios