La fórmula del PP para salir del atasco: «¡Gira a la izquierda!»

Los entresijos del debate fueron un buen termómetro para vaticinar el futuro

Los técnicos de 7TV con Francisco Robles preparando el debate horas antes J.M. Serrano

Alberto García Reyes

A Beltrán Pérez le pilló un atasco en la Palmera y llegó por los pelos. ¿O era una forma de empezar el debate con una crítica? ¡Sevilla está atascada! La caravana que ha alquilado el candidato del PP se quedó bloqueada entre coches de caballos, motos y furgonetas. «Gira a la izquierda y tira por el puente de Triana», ordenó uno de su equipo al conductor. Pero como Pérez no tenía claro si se podía hacer esa pirula, mandó abortar la operación. Si la «roulotte» de campaña del PP se salta las normas de tráfico, se entera toda Sevilla porque lleva una foto del líder como una catedral. Pero si encima gira a la izquierda... Total, que el candidato de la gaviota se mantuvo a la derecha y casi no llega. Se maquilló a contrarreloj y empezó la contienda con un tono un poco jadeante, pero siempre dentro de la ley. Sin giros indebidos. Luego se calmó y acabó centrando bien los mensajes para arrinconar a Espadas. Pepelu García y Evelia Rincón le asistían como a un boxeador en el cuadrilátero en cada descanso porque Pérez había perdido el primer asalto y tenía que recomponerse. Pero el candidato socialista nunca se descubrió. El del PP lanzaba el puño y Espadas siempre lo esquivaba. El alcalde se ha convertido en un experto fajador. Pero anoche tampoco estuvo brillante. Se limitó a cumplir. Su estrategia era evitar el fango y esperar que las encuestas acierten. De hecho, fue el que menos asesores trajo. El PP necesitó una caravana para traer a todo su pelotón hasta la sede de ABC en la Cartuja. Espadas llegó a pie —se bajó del coche 20 metros antes para escenificar la entrada— con un escueto cortejo. Y en las paradas publicitarias sólo recibía instrucciones de su director de comunicación. Todo placidez. Los demás candidatos estaban rodeados de una cohorte de expertos en debates. Álvaro Pimentel, el de Ciudadanos, que también llegó andando, era literalmente acosado en cada parada. «Tienes que entrarle por aquí, sigue con los impuestos», le aconsejaban. Y él asentía con sumisión. Disciplina de partido.

En realidad fue más elocuente lo que no se vio que lo que salía en pantalla. Paco Robles llevaba una corbata con el escudo de la Universidad de Sevilla. Y fue extraordinariamente académico en la distribución de los tiempos. A la candidata de Vox la puso firme cuando se excedió en un turno: «Cuando yo la llame al orden, haga el favor de respetarme». Cristina Peláez se vio tan superada por su inexperiencia que se intentó colar a la desesperada en los últimos turnos. Pero sólo logró despejar una duda en su primera aparición televisiva: que sabe leer muy bien. Hasta en las pugnas dialécticas recitaba sus apuntes. Su equipo la animaba. Pero la de Vox está más verde que el logotipo de su partido. Traía una consigna: ideologizar el debate. Y la aplicó a rajatabla. Pero sus gestos cuando estaba fuera de plano evidenciaban que necesita todavía muchas tablas para sentirse cómoda. Se tocaba el pelo haciéndose un tirabuzón. Cruzaba las piernas. Se sentaba al filo de la silla para pedir la palabra... Todo lo contrario que el aspirante de Adelante Sevilla, Daniel González Rojas, que hablaba de memoria y sin tensión corporal. Rojas llegó en un taxi para teatralizar su apoyo al sector y su crítica a los VTC. Y hay que decir que fue escrupuloso en la puntualidad. Cumplió el horario de llegada con precisión suiza. Y llegó con la candidata del flanco de Podemos, Susana Serrano, que lo acompañó hasta el ABC porque quería conocer la redacción: «La colección de dibujos de la biblioteca es preciosa». González Rojas no la vio. Se encerró en su camerino para estudiarse bien las intervenciones, que revisó minuciosamente con su número tres, Eva Oliva. Y en cuanto aparecieron los créditos en la pantalla, salió pitando. Otra vez en taxi. Sin probar el cátering y con el maquillaje puesto.

Su gente estaba contenta desde el sorteo de sillas. El azar, sin hache, es la verdadera flor de Sevilla. A la coalición de Podemos e IU le tocó el asiento situado más a la izquierda. A Vox, el del extremo derecho. La suerte nunca se confunde. Espadas en el centro y Beltrán Pérez entre el alcalde y Peláez. Susana Serrano también soltó ahí una apreciación afilada: «Ciudadanos es el que está más cerca de nosotros en la pantalla y en la política, porque este PSOE es de derechas». Y le dio un trago al refresco de naranja. Luego se fue a Bellavista a un mitin y, aunque aseguró que regresaría, no volvió.

Seguro que le pilló el atasco de Beltrán en la Palmera. Aunque por el carril taxi se avanza algo más que con una caravana y, además, ella no tiene problemas para girar a la izquierda. Y a lo mejor este es el mejor resumen del debate. ¿Quién se atascó menos? Los candidatos tenían una pantalla con un cronómetro que iban siguiendo de reojo y articularon sus discursos adaptándose bien a los tiempos, que estaban siendo controlados manualmente desde el set de realización, que por cierto es la cocina del periódico. Ahí se cocinó todo: los planos, los ritmos, las luces, los gestos... Si se analiza bien lo que pasó fuera de la cámara, probablemente anoche no hubo un debate, sino una valoración del resultado que cada uno espera para el domingo. Anoche se precocinó en los fogones de ABC el estado de ánimo de cada uno. Había un partido con todos los asesores tumbados en las sillas, otro partido con todo el equipo jaleando las intervenciones de su candidato por la televisión en el camerino, otro que se cambiaba de silla en el propio plató para intentar hacer señas, otro que al terminar la sesión se encargó de justificar su situación y otro que se esfumó de la Cartuja casi sin decir adiós. Que cada uno averigüe quién es quién en este juego. Pero vamos a desvelar otro dato: todos evitaron hacer corrillos con miembros de formaciones contrarias. «No photos». Y hubo un momento en el que, sin querer, se dio la ocasión. Espadas se cruzó con Daniel González Rojas. ¿Será la foto del futuro? El debate certificó que el domingo habrá un atasco en la Plaza Nueva. Para llegar a la Alcaldía va a hacer falta la ayuda de otro. Y en la caravana del PP ya hay algún asesor preparando la orden para el conductor el domingo: «¡Gira a la derecha!». Ese día ya darán igual todos los giros prohibidos.

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