Salvador Sostres

La derecha

«O nos levantamos y damos la cara por lo que creemos o nos van a arrasar de tal modo que no podremos ni contarlo»

Salvador Sostres
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Recuperada ya la economía y amortizado el argumento de su solvencia en este terreno, el Partido Popular tiene que volver a hablar de política. La derecha tiene que comparecer, explicar sus ideas y proyectarse a través de ellas. La derecha que es la libertad, la defensa de los empresarios y de la creación de puestos de trabajo; la derecha que es la confianza en el individuo y en sus fenomenales capacidades; la derecha que es la escuela concertada, la familia como eje vertebrador de la sociedad, y eso que Nicolas Sarkozy llamó la «laicidad positiva», en reconocimiento de los valores cristianos, y católicos, de nuestra cultura; la derecha que es la superioridad política y moral de La Civilización, ha de presentarse al debate público y abrirse camino sin complejos entre la siniestra madeja socialdemócrata.

David Cameron y Angela Merkel ganaron con claridad porque defendieron sin complejos sus principios y sus valores, justo lo contrario de lo que ha hecho en España esta derecha que ha asumido los insultos de la izquierda y ha tratado de disolverse y de disimularse, como si sus ideas fueran vergonzosas cuando son las que más progreso y bienestar nos han procurado. Un país puede funcionar si la izquierda odia a la derecha, pero no va a ninguna parte si la derecha se odia a sí misma.

Rajoy nos ha sacado de la crisis económica y aunque nadie se lo reconozca -por ignorancia o por mala leche- ha dado con la tecla exacta en Cataluña, convirtiendo el secesionismo en una guerrilla entre tribus, a cuál más extravagante. Pero también es cierto que el PP ha renunciado a librar cualquier batalla ideológica, que se ha rendido a la primera dificultad que la oposición le planteaba y que ha abandonado a sus electores permitiendo que la izquierda sectaria impusiera sus más absurdos planteamientos.

Sin una derecha consistente, y valiente, es sólo cuestión de tiempo que las hordas populistas tomen el control de la nación con la demagogia de sus pócimas milagreras.

Somos la derecha. Somos el orden fértil que precisa la prosperidad. Somos el dique de contención contra la barbarie y todos los sentimientos están resumidos en el Calvario. O nos levantamos y damos la cara por aquello en lo que creemos o nos van a arrasar de tal modo que no podremos ni contarlo.

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