Elecciones - Catalanas

La empresa exige una Generalitat centrada en gobernar

Temor a que el anticapitalistmo de la CUP marque la agenda política

Cartel electoral con la imagen de Artur Mas
Cartel electoral con la imagen de Artur Mas - ignacio Gil

Cuando tras los comicios adelantados de 2012 CiU quedó a expensas de ERC para poder gobernar, los empresarios se echaron las manos a la cabeza. La nefasta experiencia de los gobiernos tripartitos en su relación con la clase empresarial parecía enterrada con la llegada de un Artur Mas que se proclamaba amigo de la empresa. Ahora, en vísperas de lo que podría llegar a ser un acuerdo entre la coalición Junts Pel Sí (CDC y ERC) con la extrema izquierda de las CUP, el pacto de 2012 con ERC casi se ve como una versión descafeinada de lo que estaría por llegar.

Entre el empresariado catalán, el resultado de los comicios del 27-S se ha acogido con sentimientos contradictorios. Por un lado, el hecho de que la coalición de Mas y Oriol Junqueras (ERC) no alcanzase el 50% de los votos parece alejar, según la opinión de los empresarios, la temida adopción de medidas unilaterales en cuanto al proceso soberanista. Por contra, entre la empresa cunde la sensación de que Cataluña puede entrar en una fase de ingobernabilidad, o aún peor, un periodo en el que el «anticapitalismo» de la CUP llegue a marcar la agenda.

Sin querer entrar en especulaciones sobre pactos postelectorales, aunque una lectura en este sentido es inevitable, Fomento del Trabajo emitió ayer una nota taxativa, recordando que la Generalitat «es esencial para la estabilidad social y económica del país y factor clave del crecimiento». La patronal presidida por Joaquim Gay de Montellà, la organización más claramente distanciada de Mas y su proceso, apeló «a la responsabilidad de todos los Grupos Parlamentarios y de todos los diputados para establecer un diálogo constructivo en el marco de la legalidad vigente y en beneficio del conjunto de la ciudadanía de Cataluña y de su tejido productivo».

El reverso

Fomento, en una nota que es el reverso del programa económico de las CUP, pide la creación de un «Govern fuerte y estable que se centre en afianzar las tendencias positivas que las previsiones avanzan para la economía catalana», apuntando como medidas imprescindibles una «fiscalidad competitiva» o un «marco jurídico y regulador seguro y estable». A años luz de una formación que tiene el futuro inmediato de Cataluña en sus manos y que se define como «anticapitalista».

La inquietud se extiende, aunque como ya sucedió antes y durante la campaña, los pronunciamientos públicos son puntuales, dentro de la habitual alergia de la empresa a hablar de política, menos aún cuando aún no está claro qué puede suceder en los próximos días.

Temiendo un escenario de inestabilidad, y al igual que Fomento, la patronal de la pequeña empresa Pimec reclamó ayer que se forme ejecutivo «lo antes posible» y que no se desatienda el ámbito económico. En declaraciones a Efe, su presidente, Josep González, cuya patronal ha sido uno de los sustentos de Mas, apuntó que «tendríamos que plantearnos una reflexión sobre qué es lo que se tiene que hacer ahora. Entendiendo la complejidad de Junts Pel Sí, pero desearíamos que se conformara un gobierno lo antes posible y que se gobierne».

También se pronunció ayer el presidente de la entidad antisoberanista Empresarios de Cataluña, José Bou, que apuntó en Antena 3 que los resultados del 27-S «no satisfacen» a los empresarios pero sí tranquilizan, apuntando la posibilidad de que la CUP no apoye la reelección de Mas. «Estamos todos a la expectativa, por lo menos hay un aspecto de tranquilidad y creo que vale la pena que nos tranquilicemos», apuntó Bou, que reconoció con todo que la situación es «crítica», «difícil» y «no se va a terminar de hoy para mañana».

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