Fusiones bancarias

Unicaja y Liberbank cierran los últimos flecos antes de su fusión

La nueva gobernanza y el canje definitivo, únicos puntos de los que pende el acuerdo

Manuel Azuaga, presidente de Unicaja Banco ABC

F. del Valle

Unicaja y Liberbank se encuentran a pocas horas de hacer público el acuerdo definitivo en torno a su fusión. Fuentes del sector consultadas por ABC indican que el anuncio se puede producir en lo que queda de semana o la que viene, como muy tarde. A falta de los necesarios placets definitivos de sus consejos, que tardarán un poco más, se dará la primera luz verde así a la creación del quinto grupo bancario a nivel nacional .El proceso de concentración en el sector, que esta semana ha anunciado otro hito con la unión entre BBVA y Sabadell continúa imparable.

Los contactos entre ambos bancos se han intensificado en las últimas semanas. Pero nadie dudó desde el principio que esta vez sí iban a llegar a buen puerto. También porque esta vez el supervisor no ha exigido —como sí hizo el año pasado— una ampliación de capital que hubiera diluido a los actuales accionistas. Nacerá así una entidad con unos 110.000 euros en activos , que seguirá llamándose Unicaja y que tendrá su sede social en Málaga. Estos dos aspectos, que ya se pactaron en el anterior intento de fusión hace algo más de un año, no han generado ningún problema en la segunda vuelta de las negociaciones.

El hecho de que el banco malagueño esté mucho más arraigado en el territorio en que nació (con la suma de cinco cajas de ahorros en 1991 más Jaén en 2011) que Liberbank, uno de los conglomerados surgidos tras la crisis financiera de 2008, facilita que Andalucía no pierda su marca ni su sede social. Aunque Cajasur tenga ficha bancaria en Andalucía, Unicaja es de facto el único banco eminentemente andaluz que ha quedado tras el marasmo ocurrido en el sector en la última década.

Puntos pendientes

A día de hoy, según las fuentes consultadas por este periódico, los únicos puntos en los que aún está pendiente un acuerdo que se da por seguro son el de la ecuación de canje (el precio o valoración que se dará a cada una de las entidades y determinará el porcentaje del capital social del banco conjunto que controlaría cada una) y la gobernanza de la firma resultante.

En cuanto al primero, fue uno de los escollos insalvables que echó por tierra la posibilidad de unión en 2019. Aunque hubo alguna cesión mayor por parte de Unicaja, la malagueña exigía controlar al menos el 60% del capital social del banco fusionado y que Liberbank se quedase con el con el 40% restante. Desde entonces, y pandemia mediante, se entiende que Liberbank «ha mejorado su foto» lo cual puede llevar a ganar dos o tres puntos con respecto a la fórmula primigenia, aunque todo está por ver. Liberbank ha llevado a cabo una agresiva política comercial disparando la concesión de hipotecas pero Unicaja quiere hacer valer, como siempre, sus ratios de solvencia.

Gobernanza

El otro punto de importancia en el que se sigue negociando es en el de la gobernanza de la futura entidad. Cómo estará formado su consejo de administración y el resto de órganos de gestión. Sí parece que no hay dudas en cómo quedará la cúpula. Tal y como se pactara también en las conversaciones anteriores, el presidente de Unicaja, Manuel Azuaga, permanecerá como presidente ejecutivo , mientras que el consejero delegado de Liberbank, Manuel Menéndez, ejercerá como su número dos.

Sin embargo, aunque la foto fija del acuerdo esté clara, aquí surgen las dudas con respecto al futuro. Los organismos supervisores europeos ya han dejado patente su preferencia por presidencias más institucionales en los bancos. Algo que queda refrendado en otras operaciones de envergadura como la de Caixabank y Bankia, donde el peso de las decisiones lo llevará el número dos, procedente de la primera. Azuaga, en efecto, seguiría como presidente, pero en Málaga la pregunta es qué atribuciones perdería en favor del otro interviniente. Una incógnita a la que tampoco ayuda a resolver su edad. El máximo directivo del banco malagueño tiene 73 años, lo que aboca a un futuro de renovación que se pretende dejar claro también para que después no haya sobresaltos.

Con el precio del dinero sin visos de remontar y el negocio cada vez más complicado por la morosidad que se avecina, los dos bancos aspiran a un ahorro de costes que justifique el paso que están dando . Afectará especialmente a los servicios centrales, donde mayores sinergias pueden darse. Pero también a la red comercial, aunque el escaso solapamiento territorial que tienen amban entidades hará que no lo haga con la fiereza que tendrán que enfrentar otros bancos en ese mismo proceso. Un reciente informe de la consultora Bain&Company cifraba en 110 el número de oficinas que deberían ser cerradas. En cuanto a trabajadores a los que se ofrecerá la salida, los sindicatos calculan que podrían llegar a los 1.500.

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