Enfrentamiento entre Medel y Azuaga
La pugna en el seno de Unicaja en torno a la fusión con Liberbank compromete el futuro del banco malagueño
La unión con el banco asturiano pende de un hilo, aunque ayer el consejo de administración no rompió las negociaciones
La fusión de Unicaja Banco y Liberbank sigue pendiendo de un finísimo hilo. La convocatoria ayer de un consejo de administración de la entidad malagueña disparó las especulaciones sobre una eventual ruptura definitiva (sería la segunda) de las conversaciones. Pero al cierre de esta edición, y tras una maratoniana reunión, no había novedades . Si esto significa una prórroga para intentar salvar el acuerdo, roto por las diferencias en el futuro reparto de cargos, se verá en los próximos días. El 31 de este mes es la fecha tope para anunciar la unión.
Así las cosas, nadie ayer se atrevía a vaticinar qué ocurrirá con este segundo intento de fusión entre ambos bancos, aunque las fuentes del sector consultadas por ABC son pesimistas y las palabras que más se repetían en las conversaciones eran «está más que difícil» o «yo no apostaría por que terminara saliendo adelante». Las presiones de las autoridades monetarias , empeñadas en concentrar en el sector, eran el único argumento que explicaba una prórroga de las negociaciones, aunque sea de unos días.
La situación ahora mismo es kafkiana. Cuando todo, incluyendo la ecuación de canje, parecía pactado, la discordia no se produce sólo por el desacuerdo entre las partes en torno a quién mandará en el futuro banco fusionado. Es que el propio centro de gobierno de la firma malagueña se encuentra absolutamente dividido por el enfrentamiento total entre su presidente, Manuel Azuaga, y Braulio Medel , principal responsable de la Fundación Bancaria Unicaja , máxima propietaria del banco. Una pugna total que compromete el futuro tanto de la entidad como de la fundación , sea cual fuere el resultado final de la fusión. Si hay ruptura, el supervisor pedirá explicaciones. Si se sigue adelante sin más, Azuaga quedará muy tocado.
Azuaga, que será presidente ejecutivo en la entidad resultant e, quiere garantizarse que cuando se jubile dentro de dos años se podrá elegir al consejero delegado desde la actual Unicaja. Designar a quien mandará de verdad en el nuevo banco , dado que el BCE sólo contempla presidencias institucionales y únicamente concede esos dos años de «gracia» hasta la jubilación del mandatario malagueño.
En el primer periodo, el CEO sería Manuel Menéndez , que ya ocupa ese cargo en Liberbank. Pero el problema llega en el futuro, pues una vez fuera Azuaga, si no hay cambios sobre el pacto inicial, Menéndez terminaría controlando la fusionada . Y esto se interpreta como que la representación de Liberbank (el absorbido) tendría mayor poder que la del que absorbe (Unicaja).
Ante el temor de que el centro de decisión de Unicaja se aleje de Málaga y Andalucía , en los últimos días Azuaga ha conseguido un inusitado cierre de filas social y político en torno a su figura y su posición estratégica. Algunas fuentes consideran que se le ha «puesto en bandeja» el «no» a la operación corporativa.
La postura de Medel, proclive a que Menéndez siga mandando en el banco después del adiós de Azuaga, resulta difícilmente vendible en una tierra en la que la antigua caja de ahorros sigue teniendo mucho peso. Al expresidente se le critica además su «injerencia» en unas negociaciones que habitualmente llevan a cabo los consejos de administración de las compañías, no sus accionistas.
Los que apuestan por la ruptura de conversaciones quitan importancia al hecho de que vuelva a frustrarse la operación. Entienden que Unicaja tendría más sencilla su supervivencia en solitario que Liberbank . Que dados sus ratios de solvencia y su especial arraigo en Andalucía y Castilla-León, puede arriesgarse a seguir su camino sola .
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