El catedrático de Hacienda Pública Braulio Medel
El catedrático de Hacienda Pública Braulio Medel - J. M. SERRANO ARCE

Braulio Medel, el banquero emérito

Unicaja ha reconocido con un puesto de honor al que fuera su presidente y cuya figura llegó a parecer indisoluble del banco

MÁLAGA Actualizado: Guardar
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Si se ha dado en Andalucía en los últimos tiempos una noticia que sirva para demostrar la finitud de todas las cosas, ésa es sin duda la del relevo en la presidencia de Unicaja. «¿Que se va Medel?Imposible...». Reservado hasta el punto de ser casi invisible, no es que sea un personaje muy conocido por el gran público. De hecho, sus apariciones por Málaga han ido en claro declive y últimamente apenas paraba por la sede social de su creación. Pero su nombre, además de generar respeto, dibuja un lazo de unión indisoluble con la denominación comercial de la organización a la que en este tiempo de férreo mandato ha colocado como sexto grupo bancario del país.

No es para menos.

Han sido casi tres décadas de nexo. De confusión entre la parte y el todo. De no poder explicar el uno sin el otro. De una personalísima gestión, capilarizada en toda la estructura que parecía nunca fuese a tener fin. Y eso que cuando este catedrático de Hacienda Pública fue nombrado máximo directivo de la Caja de Ahorros de Ronda en 1987, la ley establecía un máximo de dos mandatos de cuatro años en el sector. Es decir, que en 1995 tendría que haber recogido sus bártulos y haberse dedicado a otra cosa.

Nada de eso ocurrió. Beneficiándose de los cambios legislativos —ora hechos a su medida, ora de manera algo forzada— su renovación se ha hecho esperar hasta el punto de convertirse, antes de optar definitivamente por la Fundación del banco, en el presidente más veterano del mapa financiero español. Con nada menos que cuatro líderes de la Junta ha despachado el que fuera viceconsejero de Economía. Terminado su discurso de investidura, uno de estos presidentes que no le han «sobrevivido», José Antonio Griñán, le saludó de forma bien audible antes de abrazarle. «¡Hombre, Braulio!». Por si alguien tenía dudas de quién era verdaderamente importante en la comunidad.

Afortunadas operaciones

En estos 29 años, varios han sido los hitos de un mandato inabarcable. Desde la constitución de la propia Unicaja, a finales de la década de los 80 a su consolidación en el tablero, sobreviviendo a una carnicería que ha dejado cinco cajas de las 50 que existían hace una década. Aumentando tamaño además con las adquisiciones de Caja de Jaén, en 2010, y de España Duero (CEISS) en 2014.

¿Cómo lo ha hecho? El éxito de Unicaja no puede ser considerado exclusivo de una persona. Su «guardia pretoriana» durante este tiempo se ha reducido a dos personas. José Manuel Domínguez y Ángel Fernández Noriega. El segundo ha emprendido ya el camino de la jubilación tras verse implicado en el «caso Ausbanc». Domínguez, también catedrático, sigue con sus funciones aumentadas.

Pero sí que puede afirmarse sin temor a errar que la aplicación de la singular forma de ser de Medel explica muchas cosas en el devenir de la entidad. Braulio Medel ha implementado una gestión conservadora y huidiza de cualquier riesgo. Un día a día del mismo gris que colorea su existencia, alejada de copetines públicos y nada dada a estridencias ni a empresas temerarias. Lo cual tiene su mérito si tenemos en cuenta que logró escapar del peligro en Málaga, precisamente donde más fácil era sucumbir a los encantos venenosos del ladrillo, que a tantos de sus compañeros de viaje sepultó. Ya ello se le unen sus afortunadas operaciones de inversión en Airtel (hoy Vodafone)e Iberdrola, que generaron grandes plusvalías.

Tensiones políticas

Frío y calculador —de él siempre se reseña su arquetípica afición por el ajedrez— tampoco declinó ante la llamada de políticos a los que se suponía su cuerda y a los que supuestamente tanto debía.Así, libró a Unicaja de la fusión trampa con la quebrada Caja Castilla La Mancha cuando se lo pidieron desde el Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero. Por otra parte, su afición a tensar tanto la cuerda en los procesos de negociación terminó por abortar otras operaciones que pudieran haber sido atractivas para la caja. Es el caso paradigmático de la frustrada unión con Cajasur. Los curas que regentaban la entidad cordobesa prefirieron inmolarse y entregar la caja alEstado antes que plegarse a su altivez y sus exigencias. En Córdoba estuvieron a punto de declararle persona «non grata». Impertérrito, él no dijo ni una palabra de aquel fracaso y siguió a lo suyo.

Hasta esta misma semana. Trasladados ya los trastos de la presidencia a Manuel Azuaga, fiel colaborador durante mucho tiempo, Medel seguirá mandando —ya de otro modo— desde la Fundación Unicaja, máxima accionista de un banco al que le esperan retos como su salida a bolsa o la adaptación a un mercado difícil, de cada vez menos márgenes y mayor dimensión de los competidores. Hasta su jubilación definitiva, observará y mediará desde su pedestal de presidente emérito. Ya llegará, incluso para él, la jubilación definitiva. Todo tiene su fin.

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