ENTREVISTA A SALVADOR DEL REY, PRESIDENTE DEL INSTITUTO CUATRECASAS

«La revisión de la norma laboral debe ser pausada y pactada»

Único español elegido árbitro en el nuevo Tratado entre México, EE.UU. y Canadá

Foto de archivo de Salvador del Rey, socio y presidente del Instituto Cuatrecasas y catedrático de Derecho del Trabajo ISABEL PERMUY

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La comisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que entró en vigor el pasado día 1 de julio, ha elegido a Salvador del Rey , socio y presidente del Instituto Cuatrecasas y catedrático de Derecho del Trabajo, como uno de los cinco árbitros que participarán en los procedimientos de solución de conflictos de este Tratado. El T-MEC fue propuesto por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y firmado por este, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto y el primer ministro canadiense Justin Trudeau el 30 de noviembre de 2018. Además, Del Rey ha vivido en nuestro país y en primera persona varias reformas laborales, especialmente la que llevó a cabo el Gobierno de Mariano Rajoy en 2012 que ahora el Ejecutivo de Sánchez y los sindicatos quieren derogar:

-Como experto en Derecho del Trabajo, ¿qué opinión tiene de los ERTE que se aplican en esta crisis?

-Es una medida enormemente positiva. Es seguir el camino alemán, con una relación laboral más flexible. Hay que juzgarlo muy positivamente, ya que esta crisis no tiene nada que ver con las anteriores . Alemania, en la crisis de 2008, salvó muchos empleos con estos mecanismos de suspensión de contratos. Nosotros no lo teníamos tan desarrollados. De esto tenemos que aprender. El sistema de ERTE debe tener un gran desarrollo para evitar otras medidas más traumáticas, lo cual no quita que si una empresa necesita una medida más drástica, tendrá que adoptarla. Si está en una situación irreversible, por mucho ERTE que haga, será imposible mantener «empleos zombis».

-Los ERTE actuales vienen de la reforma laboral del PP...

-Sí, se han retocado varias veces, como en la reforma laboral de 2012. El tema es que no teníamos entonces tradición para aplicarlo, como ha pasado ahora con el teletrabajo.

-¿Qué le parece que el Gobierno y los sindicatos quieran echar abajo esa reforma?

-Creo que hay un consenso de los interlocutores sociales para cambiar algunos aspectos de la misma, no tanto en derogar la reforma, porque desde el punto de vista técnico no se puede derogar una norma de más de cien artículos ya que no hay ordenamiento jurídico que lo resista. Una norma que lleva desde 1980 ha generado una doctrina judicial enormemente desarrollada, sólida y consolidada que se puede alterar parcialmente, pero no se puede romper de golpe. Siempre se puede revisar la normativa laboral. Tenemos que hacer una reforma pausada y pactada una vez que pase esta situación de emergencia y siempre a través del diálogo social. Habría que tratar cuestiones como, por ejemplo, el teletrabajo y la digitalización.

-Cambiamos de tema. ¿Cuál será su función como árbitro en el nuevo T-MEC?

-Este Tratado tiene, por primera vez, un capítulo, el 23, sobre temas laborales. Cuando consideren que una empresa de otro de los países del Tratado no está cumpliendo los estándares laborales, entonces una parte puede denunciar a la otra. Pero los conflictos serían entre Estados, no entre las empresas. Hay un procedimiento para que se pongan de acuerdo y, si no, existe un panel arbitral. Formamos parte de él cinco árbitros que no somos ni mexicanos, ni estadounidenses ni canadienses.

-El capítulo laboral es el más novedoso.

-Efectivamente, la novedad es que se establece un capítulo específico sobre los derechos laborales que tienen que cumplir las empresas de los países del tratado que hacen comercio con los otros países del mismo. Tienen que cumplir unos mínimos de derechos y, si no lo hacen, hay una denuncia sobre las empresas que lo incumplen.

-¿Había tenido antes alguna relación laboral con esos países?

-Estudié varios años en Estados Unidos y durante un tiempo, en los años 90, analicé cómo funcionaba el arbitraje y la mediación en aquel país. Y formé parte de lo que llamaban relatores. Aquella formación me sirvió para después c olaborar en la formación en nuestro país del SIMA y posteriormente de los organismos de mediación en las comunidades autónomas. En aquellos años me resultaba paradójico que este sistema estuviese tan desarrollado en EE.UU. y no en España.

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