El BCE previene contra el riesgo oculto de las inyecciones de dinero público

La institución está preocupada por la calidad de los activos bancarios

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Al Banco Central Europeo (BCE) le preocupa la calidad de los activos bancarios y que el impacto de la pandemia pueda materializarse a medio plazo, tras la retirada de las ayudas públicas. También advierte sobre la estabilidad de las entidades financieras no bancarias, que deberían ser más resistentes y proporcionar una fuente de financiación más estable para la economía real. Todo esto quedó de manifiesto ayer en la V Conferencia Anual de la Junta Europea de Riesgo Sistémico (JERS) , durante la que el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, subrayó que el sector financiero no bancario ha crecido considerablemente, lo que presenta «claros beneficios» para las empresas que buscan diversificar sus fuentes de financiación, pero también apuntó que tiene implicaciones para la estabilidad financiera y monetaria debido sobre todo al riesgo opaco, oculto por las ingentes inyecciones de dinero público. Las vulnerabilidades estructurales y la naturaleza cada vez más interconectada del sector financiero no bancario «planean un riesgo considerable para el sistema financiero en general y para la economía real», señaló De Guindos , para añadir que «el sector de los fondos de inversión está ahora más expuesto al riesgo crediticio, al riesgo de duración y al riesgo de liquidez que antes de la pandemia».

Guindos tuvo palabras de reconocimiento para las entidades no bancarias, a las que reconoció como «cruciales» para la transmisión de la política monetaria del BCE, pero insistió en que «deben poder proporcionar una fuente de estable financiación durante todo el ciclo financiero» y apuntó que ese factor es necesario para la estabilidad de los precios, invirtiendo así el orden de los factores de cara a quienes solicitan subidas de tipos de interés para controlar la inflación. «Se necesitan políticas macroprudenciales eficaces para mantener a raya los riesgos para la estabilidad financiera y, por lo tanto, complementar la política monetaria en la consecución de su objetivo de estabilidad de los precios» , dijo. Sugirió que la actual situación puede tener como consecuencia que, cuando se deterioren las condiciones del mercado, el sector financiero pueda amplificar el impacto. «Esto es lo que vimos durante las primeras etapas de la pandemia, cuando el papel de los fondos monetarios y los fondos abiertos contrastaba con el del sector bancario», advirtió, al tiempo que señalaba que «en lugar de amplificar el impacto, el sector bancario ayudó a absorberlo». Por ello pide un «enfoque integral» para las entidades no bancarias, que construya resiliencia ex ante y que cuente en su desarrollo con flexibilidad para responder a los riesgos. Considera que este enfoque «debería reducir las intervenciones extraordinarias del BCE, ayudando así a aliviar las preocupaciones relacionadas con la asunción de riesgos excesivos y el riesgo moral». El Consejo de Estabilidad Financiera, con sede en Basilea, ha publicado sus propuestas para hacer frente a los problemas de los fondos y la JERS va a publicar en breve una recomendación sobre las reformas del fondo del mercado de dinero que podría recoger estas apreciaciones.

Las preocupaciones de Guindos son compartidas por el presidente del Consejo de Supervisión del BCE , Andrea Enria, que empieza a observar algunas deficiencias importantes en los marcos de gestión de riesgo crediticio de determinados bancos, cuyos consejeros delegados ya han recibido la pertinente comunicación por parta. Enria podría servirse incluso de inspecciones en las sedes de las entidades para comprobar los análisis de los modelos internos, según ha dejado constancia en sus prioridades de supervisión para el periodo 2022-2024. Le preocupan la identificación y la clasificación de los préstamos con problemas, la valoración de las garantías y las previsiones. El Consejo de Supervisión es consciente de que las amplísimas ayudas públicas puestas a disposición de la economía, han desdibujado el perfil de solvencia real de muchos clientes de los bancos, lo que podría traducirse en inesperadas olas de morosidad. Algunos indicadores, de hecho, apuntan ya a un deterioro de la calidad de los activos en el futuro, como el hecho de que los préstamos en stage 2 se hayan elevado considerablemente, hasta niveles que duplican los previos a la pandemia. Los más perjudicados serían los bancos más expuestos a los sectores más afectados, como la hostelería y el turismo, una situación a la que se suman la rentabilidad históricamente baja del sector bancario y otros desequilibrios en el ámbito de la gobernanza.

El BCE es optimista sobre el desarrollo de la pandemia en los próximos meses, pero las nuevas variante del virus amenazan constantemente esta previsión y, si la situación persiste demasiado, reconoce que supone un riesgo potencial a la baja para las expectativas económicas. En los próximos meses, además, en Frankfurt estarán especialmente pendientes de la gestión que realicen las entidades financieras sobre dos particulares riesgos: el climático y el cibernético. Se señala la necesidad de estrategias de digitalización eficaces y de una gobernanza reforzada que pueda afrontar una nueva evaluación de riesgo en los mercados financieros que, si se produce, podría perjudicar la capacidad de resistencia general de las entidades de crédito. Los problemas de sostenibilidad de los modelos de negocio y la gobernanza interna de los bancos se han visto exacerbados por la crisis y requieren medidas eficaces y oportunas, según el BCE.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación