La negociación al límite mantiene en el aire los ERTE

La sectorialización de las ayudas sigue alejando las posturas en la mesa tripartita

EP
Susana Alcelay

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Pese a que en la apertura de la mesa de negociación, celebrada el 1 de septiembre en Palma de Mallorca, Gobierno y sindicatos se comprometieron a no agotar los plazos en esta prórroga, el acuerdo sigue sin concretarse a menos de una semana de que venza el mes. La maratoniana reunión de ayer -que se alargó hasta el entorno de las diez de la noche tras haber arrancado a las cuatro y media de la tarde- fue la primera que se celebraba desde que la semana pasada se suspendieran los encuentros a la espera de que se pusiera sobre la mesa una nueva propuesta por parte del Gobierno.

Las diferencias con el documento anterior eran tan fuertes que los agentes sociales plantearon la necesidad de un «receso» que solo terminaría con un planteamiento que cambiara los principios expuestos hasta el momento. Fuentes de las negociaciones aseguran que el departamento de Seguridad Social e Inclusión que lidera José Luis Escrivá presionó para que los empresarios aceptaran la sectorialización de los sectores, algo que, sin embargo, la patronal sigue negándose a aceptar. «Se trata de una línea roja que no vamos a traspasar», aseguran.

El acuerdo mantiene en vilo a los miles de empresas y trabajadores que aún sigue acogidos a este esquema. Ayer, la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño, cifró ayer en 739.000 trabajadores los que aún continúan bajo el paraguas de los ERTE, después de que «más del 80%» se hayan recuperado ya a sus puestos. Calviño ofreció estas cifras durante una interpelación en el Congreso del diputado popular Mario Garcés, que pidió a la ministra que valorara las «alarmantes» previsiones económicas y laborales.

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, intentó ayer dar un impulso a la mesa tripartita y, en una entrevista en Onda Cero, pidó «altura de miras» a los agentes sociales. «Por el bien de este país debemos darnos la mano», dijo. «Siempre digo que podríamos llevar el real decreto sin el consenso de los agentes sociales, pero no quiero hacer eso», aclaró Díaz, aunque aseguró también que los esquemas se mantendrán mientras sean necesarios. «Este mecanismo salvó a más de 550.000 empresas y a 3,4 millones de trabajadores, por lo que no tiene sentido dejarlo caer cuando más se necesita», remarcó.

Según explican fuentes de las negociaciones, la propuesta de Escrivá ha mantenido la sectorialización de los ERTE aunque intentó acercar posturas mejorando las vías de acceso de las empresas que se encuentren fuera del paraguas pero que sí formen parte de su «cadena de valor». Sin embargo, los agente sociales recelan de esta fórmula y apuntan a los cuellos de botella que se generaron durante en confinamiento con los filtros establecidos con la caída de facturación. Además ponen de ejemplo el fiasco del ingreso mínimo. «Crearon una ayuda con unos filtros tan exhaustivos que resulta que no está llegando a la gente. Tememos que pueda pasar lo mismo ahora con los ERTE», remarcan las mismas fuentes.

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